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Pan de cañada, la torta de aceite aragonesa que se prepara en poco tiempo

Es típico de la provincia de Teruel, y su nombre puede venir de los caminos donde de transportaba u horneaba. Cocinarlo en casa es relativamente fácil

Pan de cañada

El pan de cañada es una de las especialidades más queridas de la panadería aragonesa, sobre todo en la provincia de Teruel. Se hace con la misma masa que el pan, pero bañada en un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. En algunos pueblos se llama también torta de aceite –no confundir con la versión hojaldrada del sur–, y cada panadero tiene su manera particular de marcarla con las manos.

Su nombre no tiene que ver con los pastores; aunque suene tentador imaginarlo, sino probablemente con las antiguas cañadas o caminos donde se transportaban y horneaban estos panes. En los hornos comunales, el marcado servía para reconocer de quién era cada cañada una vez cocida.

Algunos gestos se han mantenido durante generaciones, como una firma hecha con las yemas de los dedos sobre la harina. El pan de cañada tiene algo profundamente mediterráneo: masa plana, corteza dorada, aceite… sin duda comparte espíritu con las cocas o la focaccia.

Dificultad: Amasar no es difícil, pero la primera vez puede parece engorroso

Ingredientes

Para dos panes

  • 500 g de harina de fuerza
  • 12 g de levadura fresca
  • 275 g de agua
  • 60 g de aceite de oliva virgen extra
  • 10 g de sal
  • 60 g de aceite de oliva virgen extra (para pintar)

Instrucciones

1.

Disolver la levadura en el agua templada.

2.

En un bol grande mezclar la harina con la levadura desmigada, el agua y el aceite. Amasar –primero en el bol y después en la encimera– hasta obtener una masa homogénea.

3.

Dejar reposar 10 minutos y añadir la sal. Volver a amasar hasta que la masa esté elástica y lisa.

4.

Formar una bola, colocarla en un bol ligeramente engrasado, cubrir con papel film y dejar levar un par de horas o hasta que doble su volumen.

5.

Precalentar el horno a 220 °C.

6.

Dividir la masa en dos, Extender la masa sobre una bandeja con papel de horno, dándole forma ovalada y plana (unos dos centímetros de grosor).

7.

Dejar reposar 20 minutos, luego marcar la superficie con la punta de los dedos –se puede también apretar la masa, formando riscos verticales– y pintar generosamente con el aceite de oliva que queda.

8.

Hornear 20–25 minutos, hasta que esté dorada y crujiente. Dejar templar sobre una rejilla y, si se quiere, añadir un poco más de aceite por encima.

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