Yogur, agua y sal, el remedio turco contra el calor y fácil de preparar que triunfa en TikTok
El ayran se ha popularizado recientemente en las redes sociales. Explicamos en qué consiste, cuál es su origen y por qué esta bebida es infalible contra el calor

El granizado, la horchata y la limonada van a tener que hacerle un hueco en el podio de las bebidas veraniegas a una nueva aspirante que está dando mucho que hablar en internet: el ayran. Originaria de Turquía y preparada a base de yogur, agua y sal (sí, sí, sal), esta bebida lleva siglos refrescando los paladares de numerosos países europeos y asiáticos. A España, la fiebre por el ayran ha llegado hace apenas unos días y lo ha hecho de la mano de las redes sociales, que se han llenado de usuarios dispuestos a prepararlo y poner a prueba su sabor.
Todo comenzó cuando la influencer Leto contó en un vídeo de TikTok que su amigo y también influencer, Misho, le había descubierto una bebida a la que se había vuelto adicta. Lo confesaba con cierta vergüenza, porque aunque reconocía que a ella le parecía un manjar, la calificaba de “asquerosa” por la insólita combinación de ingredientes: kéfir, un poco de agua fría y una pizca de sal. Casi dos millones de reproducciones después de que Leto hiciera público su vicio secreto, la curiosidad picó a otros tiktokers como Peldanyos, que se animó a probar la mezcla, contando que solo el olor ya le hacía salivar y definiéndola, al primer sorbo, con un contundente “hostia, qué bueno”.
@mishoamoli la bebida búlgara con la que Leto se ganó mi respeto 🙅♂️ airyan
♬ sonido original - Misho Amoli
Varios usuarios de la plataforma no tardaron en señalar en los comentarios de estos vídeos que la misteriosa poción que estos creadores de contenido acababan de “descubrir” era, en realidad, una bebida típica de Turquía, conocida como ayran. Aunque en las recetas que se han viralizado estos días se usa kéfir como base, el ayran se hace con yogur. “Lo habitual es usar yogur de vaca, pero en algunas regiones se elabora con yogur hecho a partir de otros tipos de leche. El kéfir tiene un sabor y una textura diferentes. Si a alguien le gusta el kéfir, puede ser una opción válida, aunque no sería la receta tradicional”, explica Doruk Saracoglu, creador de la web elturco.es, dedicada a la venta de productos de alimentación y bebidas procedentes de Turquía.
En la sencillez del ayran reside parte de su éxito. Sus tres ingredientes, que simplemente hay que mezclar —a poder ser, en una batidora para que se integren bien—, lo convierten en un refresco fácil de preparar en casa. Tanto el nivel de sal como el espesor de la mezcla se pueden adaptar al gusto de quien la vaya a consumir y admite que se le añadan otros ingredientes. Entre los más habituales se encuentran la menta, ya sea fresca o seca, y el limón. Con este cítrico lo preparan en el restaurante turco Jalo (Atocha, 116), abierto desde 2010 en Madrid. Su dueño, Jalo Sevil Berk, cuenta que “el limón le da un toque muy bueno” y también que hay personas que prefieren que el agua de la mezcla sea con gas.
Aunque el ayran es originario de Turquía, no es el único país en el que se consume con asiduidad. “En países como Líbano, Siria o Bulgaria es muy conocido, en gran parte debido a la influencia del pasado otomano”, cuenta Saracoglu de elturco.es. En Armenia, la bebida a base de yogur, agua y sal recibe el nombre de tahn, en Albania se conoce como dhallë, en Grecia como ariani, en Irán la llaman doogh y en India, donde le suelen añadir algunas hierbas y especias, se refieren a ella como chaas.
Esther Merino, especialista en fermentación, coctelería y desarrollo de bebidas, lleva varios meses trabajando como consultora para una empresa turca y viaja a ese país de forma recurrente. Para ella, tiene todo el sentido que esta bebida de yogur sea tan popular allí, ya que según estudios recientes, el origen de la primera bacteria láctica podría estar relacionado con una hormiga que vive, precisamente, en una zona ubicada entre Bulgaria y Turquía. De acuerdo con las evidencias etnográficas, la Formica rufa y sus microbios asociados habrían tenido un papel fundamental en los procesos ancestrales de fermentación de leche de los pueblos nómadas de esta área. Merino confirma la omnipresencia del ayran en Turquía: “En los pequeños restaurantes de comida casera (lokantas), en los kebabs, en los sitios de kokoreç (un plato típico a base de intestinos de cordero u oveja) y midye (mejillones rellenos) o de kofte (albóndigas de ternera) suelen tener una máquina que recuerda a las de granizado que vemos en España, pero con su ayran casero”.
Jalo Sevil relata con una sonrisa que el ayran acompaña a los turcos en todos los momentos del día, desde el desayuno hasta la cena. “En lugar de agua, muchas veces bebemos ayran, como si fuera un refresco. En mi casa, en Turquía, mi madre siempre lo prepara para tomar con las comidas”. En su restaurante de la calle Atocha lo suele recomendar para acompañar los platos de barbacoa o el kebab. “En general, es perfecto para la carne. Con lo que no combina bien es con el pescado”, advierte. Marida de maravilla con los platos picantes, ya que la caseína y los ácidos grasos del yogur ayudan a contrarrestar los sabores más ardientes.
La clave del ayran es tomarlo bien frío, directamente de la nevera o con hielo. Y es un gran aliado contra el calor, porque al tener una base láctea no solo hidrata, sino que además aporta vitaminas y algunos de los minerales que perdemos al sudar. El sodio que contiene la sal también ayuda en este sentido. “Es un chute mágico para reponerte del calor, como un supersuero”, concluye Esther Merino.
Mientras que el yogur salado es muy habitual en países de Europa oriental y de Asia central y occidental, en España no estamos acostumbrados a este sabor, que puede resultar un poco agrio a quienes no estén familiarizados con él. “Los clientes de mi tienda que piden ayran lo conocen porque han estado en Turquía o porque lo han probado en un restaurante turco”, explica Saracoglu. En el restaurante Jalo venden diariamente entre dos y tres litros de ayran, “sobre todo a clientes turcos, pero también rumanos, búlgaros, árabes y latinos”. Reconoce que los españoles lo piden poco: “Aquí están acostumbrados a que el sabor del yogur sea azucarado y, al probarlo, muchos nos dicen que no les convence”.
Si TikTok nos ha animado a comprar todo tipo de gadgets absurdos para el hogar y productos de maquillaje que ni nos habíamos planteado que necesitábamos, ¿será capaz de convertir al ayran en la nueva bebida veraniega que arrase en los chiringuitos de las playas españolas? Solo el tiempo lo dirá.
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