Cómo llegó la paella de la abuela Paquita a ser el emoji de WhatsApp
De Wikipaella, José Andrés y un movimiento popular a un madrileño con nostalgia que quiso homenajear a su abuela. Así se cambiaron los ingredientes del icono digital


A las doce de la noche del pasado día 8 de julio, con el teléfono en la mano, Alfonso Gómez-Jordana (Madrid, 33 años) leyó en X un hilo que proponía a la gente que contara algo curioso de su vida. Sin pensarlo, escribió (en inglés): “Cuando trabajaba en WhatsApp, cambié los ingredientes del emoji de paella 🥘 para que coincidiera con la receta de mi abuela. Ella ya no está entre nosotros, pero su paella vivirá (digitalmente) para siempre”. Acto seguido se fue a dormir y cuando amaneció, tenía más de un millón de visitas.
When I was at WhatsApp, I changed the ingredients in the paella 🥘 emoji to match my grandma's recipe.
— Alfonso (@alfongj) July 8, 2025
She’s no longer with us, but her paella will live (digitally) forever. https://t.co/z2tBREJ3U0
Gómez-Jordana cuenta, mediante una llamada por WhatsApp desde Miami, que se crio en Alicante. “La familia de mi padre es de Benidorm, cuando era un pueblo de pescadores, antes del boom del turismo”. Estudió Informática y Administración de Empresas en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y durante la carrera creó una startup con un compañero de California. “Aquella no salió bien, pero conocí Silicon Valley y en 2015 me mudé a San Francisco”. Su primer trabajo fue en Google. “Mi primer proyecto fue en la caja esa de Google que molesta tanto para indicar que no eres un robot indicando las señales de tráfico que se ven. Allí estuve 10 años y en 2017 pasé a WhatsApp, cuando era un equipo de 100 personas. Al irme (en 2021) ya éramos 2.000 y ahora serán unas 5.000”.

Este madrileño conoce bien cómo se crean los emojis. “Existe un comité internacional de estandarización de emojis llamado Consorcio Unicode, que se reúnen cada dos semanas y decide los nuevos que saldrán. Después, cada empresa (Facebook, WhatsApp, Google, Apple, etc.) se encarga de dibujar los suyos propios. Yo participé en el comité, aunque no iba mucho porque era muy aburrido”, confiesa riendo.
Lograr que existiera el emoji de la paella “fue algo épico”, según recuerda uno de sus impulsores, el showman Eugeni Alemany, actual presentador del programa de Telecinco Agárrate al sillón. “Los de Wikipaella, una asociación para la preservación de la paella, me contrataron para presentar un acto -en 2014- al que también fue José Andrés. Para animar las redes antes del evento y crear conversación, cuando Twitter molaba, se me ocurrió sugerir a la gente que pidiéramos el emoticono de la paella. La agencia de publicidad que había entonces detrás de La Fallera se tomó en serio mi iniciativa. Contactó con Consorcio Unicode y respondieron que atendían a estas solicitudes si había una necesidad real o una demanda social. Vamos, que necesitábamos hacer ruido. ¡Y tú pídele ruido a un valenciano!“, rememora Alemany entre risas. ”Fuimos trending topic mundial dos veces: la primera por pedir el emoji y, una vez logrado en 2016, por la queja formal que hicimos a Unicode para que el emoji fuera de pollo, judías y garrofó, y no de mejillones, guisantes y gambas como habían hecho“.

El cocinero Jose Andrés tuvo mucho que ver en esta victoria. Cuenta que hizo las llamadas pertinentes a sus contactos de Apple -prefiere no dar nombres- para pedir que cambiaran los ingredientes. Y entre toda la presión, lo consiguieron en 2017. ”Era un tema que me tocaba, porque aunque ya había sido un logro que la paella tuviera su emoji, teníamos que lograr que no fuera de la típica de turista", explica por teléfono el cocinero español. “Para mí era fácil apoyar la iniciativa tan maravillosa de los locos de Wikipaella tocando las teclas de los contactos que tengo. Me siento muy orgulloso de haber formado parte de esta misión y haber logrado un emoji del que un amante de la gastronomía española se puede sentir orgulloso. Fue una victoria bíblica conseguir que fuera de pollo, judías verdes y garrofó. Y fue gracias a la persistencia de muchos. Yo solo hice algunas llamadas, fueron mi granito de arena para convertirlo en el primer plato español con presencia internacional a través del mundo digital. Es importante porque es un emoji que cuenta nuestra cultura”, añade José Andrés.
Pero, como cada empresa dibuja los suyos propios, en 2019, en WhatsApp (menos en los dispositivos IOS/MacOS), según cuenta Alfonso Gómez-Jordana tenían otra versión. “Cuando trabajaba en WhatsApp y se estaban revisando los emojis vi que los ingredientes que aparecían eran guisantes y gambas, algo que yo solo había visto en alguna paella en Madrid o en el comedor del colegio. No era una paella valenciana canónica, pues si echas guisantes a una paella, en Valencia te meten en la cárcel. Pensé que lo primero que había que cambiar era eso y recordé a mi abuela Paquita, que era alicantina y le encantaba hacer paellas. En mi opinión, las mejores del mundo. Entré en la página de la Wikipaella y vi cómo era la oficial. Me aseguré de que los ingredientes del nuevo emoji estuvieran dentro del canon y luego añadí los que usaba mi abuela alicantina.
Receipt: https://t.co/b0UVzxq0Kk pic.twitter.com/hUHxmO1VA2
— Alfonso (@alfongj) July 8, 2025
P. ¿Qué ingredientes aparecen desde entonces en el emoji de la paella de WhatsApp (para Android y PC)?
R. No se pueden apreciar todos porque es pequeño, pero se trata de una paella de pollo con judías verdes, pimiento rojo y un limón de adorno, que en Alicante se suele poner más para la digestión que por el sabor. También retocamos los colores para que se notaran que eran granos de arroz y cuando cambiamos el emoji, no lo anunciamos para que se dieran cuenta solo los lectores ávidos.
P. ¿A su abuela se lo contó?
R. Sí, aunque ella no sabía lo que era un emoji ni lo usó, pero el resto de mi familia, desde entonces, lo cuenta en cenas de Navidad. Aparte de ellos, hasta ahora, poca gente lo sabía.
P. Además, la semana pasada también compartió su receta en redes.
R. Sí, traduje al inglés la versión de mi abuela con “échale una pizca de arroz”, “añade sal al gusto”, “un puñao...”. Luego tengo mi propia receta de ingeniero en la que mido todo con precisión: 1 minuto y 57 segundos haciendo tal cosa, 27 gramos exactos de sal... Mi receta son dos horas de cocinar, pero sale espectacular.
Ok here it is. The recipe. Never shared before. pic.twitter.com/VDGLUP8BwJ
— Alfonso (@alfongj) July 9, 2025
P. ¿Y hace muchas paellas?
R. ¡Claro! Aprendí a hacerla en Estados Unidos por supervivencia, porque aquí puedes conseguir sushi, pizza, o lo que sea, pero una buena paella no tanto. Cuando viví en San Francisco, invitaba a tanta gente a comerlas en casa que parecía que tenía un restaurante. Así que, junto a mi compañero de piso, registramos la casa en la que vivíamos como restaurante de paellas en Google Maps, la llamamos Paella Patio y cada vez que venía algún amigo a comer subía una foto y una reseña. Todo el mundo nos puso 5 estrellas menos un amigo que puso cuatro y no volvió.
P. Y al aparecer en Google Maps, ¿nunca fue nadie a la puerta de casa?
R. Muchas. Hacíamos tantas y había tan buenas reseñas que Google nos posicionó como número uno de paellas en toda la Bahía de San Francisco, un área de 10 millones de personas. Se acabó convirtiendo en un problema porque aunque habíamos puesto que solo se podía acceder con reserva y que únicamente abría de 9 a las 10 de la mañana el domingo, cada fin de semana se organizaba una cola en la puerta.
P. ¿Y cómo lo resolvían?
R. Les preguntábamos si tenían reserva y como respondían que no, les mandábamos a restaurantes reales de San Francisco como Tapas o Pícaro. Esto duró meses y terminamos poniendo en Google Maps que el negocio había cerrado.
P. ¿Y cómo es su paella?
R. Valenciana 100%. Hago el caldo 24 horas a fuego lento, con azafrán, pero no echo conejo porque tuve un conejo en casa y no puedo comerlo. Pero fíjate si tengo presente este plato, que el título social de Crossmint, la empresa que creé en 2022 junto a un socio español, se llama Paella Europe, S.L.
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