Cierra el restaurante MasterChef por el que han pasado 500.000 clientes en siete años

“Me sabe fatal tener que cerrarlo. El restaurante MasterChef ha sido un caso de éxito, tanto en ocupación como en satisfacción. En siete años hemos atendido a 500.000 personas, la mitad de ellas procedentes de fuera de Madrid”. Quien habla al otro lado del teléfono es Roberto Franci (Florencia, 66 años), propietario de la licencia del restaurante MasterChef. “El motivo del cierre es mi jubilación. Me retiro”. Siempre en la trastienda, “en el anonimato”, el próximo 31 de julio ofrecerá el último servicio en el local de la calle Velázquez, 150, en Madrid.

El restaurante MasterChef abrió en 2018, convirtiéndose en el primer restaurante permanente de la marca del citado concurso de televisión en el mundo —aunque sí han existido locales efímeros con el mismo nombre en otros países—. El objetivo fue llevar a los comensales los platos que se elaboraban en el programa de RTVE, así como algunos con el sello de los miembros del jurado: los cocineros Jordi Cruz (restaurante ABaC, en Barcelona), Pepe Rodríguez (El Bohío, en Illescas, Toledo) y Samantha Vallejo-Nágera (Casa Taberna, en Pedraza, Segovia). Una de las creaciones que más impacto tuvo fue la reinterpretación de ‘León come gamba’, una de las recetas más criticadas por el jurado, elaborada por uno de los concursantes, Alberto Sempere. Además de la mofa que recibió por sus innumerables memes, la receta le valió la expulsión del programa.

Hasta el día del cierre, el restaurante ofrece un menú degustación por 63 euros (sin bebidas), con platos como tartar de atún y gazpacho de fresas, cremoso de guisantes con navaja y guisantes a la brasa, espárrago blanco con romesco de kimchi y panceta ibérica, salmón con salsa de cava y miso, caviar ahumado y trigueros, solomillo de cerdo ibérico en salsa de frutos rojos con cremoso de chirivía y remolacha encurtida, y milhojas de guayaba, chocolate y pistacho. Cuenta también con una propuesta infantil (para menores de 12 años) por 38 euros, que incluye: macedonia de tomates, gel de albahaca y espuma de salmorejo; sándwich vertical de ensaladilla rusa; un plato a elegir entre bao de ternera mechada con mayonesa de soja o bao de gambón con mayonesa de soja; como segundos, hamburguesa o fish and chips; y, de postre, coulant red velvet. “Hemos querido hacer alta cocina para todos, la hemos democratizado”, afirma Franci.

“Fue algo novedoso dentro del universo de MasterChef y me siento orgulloso de los logros alcanzados. Me llevo historias muy emocionantes con los clientes”, añade. También recuerda la labor de acompañamiento que tuvo el concurso durante la pandemia: “Ayudó a mucha gente en un momento complicado, y sigue contribuyendo a que muchos se acerquen a la cocina. Sirve de empujón para el estado de ánimo de muchos”, explica.

El restaurante nunca ha sido un negocio de la productora, “sino una licencia de un operador de restauración que vio una oportunidad”, afirma un portavoz de la productora Shine Iberia. Y admite: “Nosotros siempre soñábamos con algo así; nos parecía redondear el círculo, que la gente pudiera probar los platos estrella del programa”. Alaba el hecho de haberse “mantenido sólidamente durante todos estos años, superando también la complicada etapa de la pandemia”, y de haber recibido a comensales y seguidores del programa de todas partes del mundo.

El local, en el que trabajan 20 personas y que siempre cuenta con la presencia en sala de algún exconcursante —en este caso, Jotha, finalista de la 11.ª edición del concurso—, tendrá una nueva vida después del cierre del actual negocio. “Me preocupaba dar continuidad a la plantilla”, afirma Franci, un tanto aliviado al saber que habrá un nuevo restaurante en este espacio. Si nada se trunca, será el grupo de restauración Arturo Cantoblanco, propiedad de Arturo Fernández, expresidente de CEOE, el que tome el relevo. Este grupo, con varios locales en Madrid, tiene previsto resucitar el esplendor de antaño de La Nicolasa.