Cómo aprovechar un año sabático y que sea realmente productivo
Esta práctica, muy arraigada entre los jóvenes anglosajones, cobra mayor fuerza en España como ayuda a enriquecer el plano personal y profesional


En el mundo anglosajón, el año sabático es una práctica arraigada entre los jóvenes de 18 a 24 años. Aunque hace algunas décadas no era tan común —pues quien tomaba un descanso de los estudios era porque tenía que repetir exámenes o atravesaba alguna dificultad para continuar—, hoy son las propias universidades las que fomentan este gap year, un periodo para echar el freno a la trayectoria académica que está cobrando más fuerza en España.
“En el Reino Unido, Australia o los países nórdicos está profundamente integrado. Esto se debe a un enfoque social que valora tanto la experiencia vital como la académica”, afirma Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs. La experta señala que en esos países se considera valioso salir del entorno habitual, convivir con otras culturas o realizar trabajos fuera del ámbito formal. En contraste, en países como España, agrega, es menos frecuente, ya que aún se tiende a interpretar como unas largas vacaciones, una pérdida de tiempo o un lujo improductivo. “Un año sabático bien aprovechado puede tener un enorme valor, tanto personal como psicológico. No se trata solo de descansar, sino de resetear, de parar para reconectar con una misma”, explica Mariola Fernández, profesora de Psicología de la Universidad Europea.
Elegir el momento adecuado
Eso sí, hay que hacerlo de forma activa. “Se trata de explorar intereses, de viajar, o de aprender algo nuevo. A veces, simplemente tomar distancia de una rutina mejora la percepción objetiva de la experiencia de nuestra vida”, comenta Fernández. ¿Cuándo es recomendable hacerlo? Antes de iniciar la Universidad es quizás un buen momento. “Te permite acabar de definir el siguiente paso académico. No obstante, puede realizarse en medio de la carrera y también al acabar el grado universitario, para afrontar la incorporación al mundo laboral con una mirada renovada y con mayores competencias”, comenta Mamen García Miraz, orientadora y psicopedagoga de Educaweb, portal especializado en formación. El tiempo depende de cada persona y puede haber más de un año sabático a lo largo de la vida, dice esta experta: en diferentes transiciones académicas o profesionales que permitan a la persona dar un salto en su evolución personal, académica o profesional.
No obstante, en la etapa previa a la formación superior puede tener mucho sentido, abunda Pérez, ya que permite al estudiante explorar sus intereses, madurar emocionalmente y tomar decisiones más conscientes sobre su futuro académico. “En la práctica, es cierto que muchas personas optan por tomarse un año sabático tras finalizar sus estudios universitarios. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este momento suele estar muy ligado al inicio de la etapa laboral, de forma que interrumpir esta transición puede resultar más complejo”, destaca. En el Reino Unido, por ejemplo, la mayoría de los jóvenes que cursan estudios formales suelen interrumpir su actividad alrededor de los 18 años, antes de iniciar la Universidad. “Depende de la persona, pero la adolescencia tardía o juventud temprana, entendida hoy día entre los 17 y 22 años, puede ser una etapa muy positiva para hacerlo, si se plantea con intención”, resalta Fernández, docente de la Universidad Europea.
“En España aún puede ser percibido como una interrupción en la carrera de una persona con más impacto negativo que positivo”, argumenta García Miraz. Es casi como una brecha innecesaria. Quizás, se aprecia de esta forma porque no se planifica. La hoja de ruta para dar forma al año sabático empieza con la forma en la que se va a financiar. “Algunos estudiantes descartan el año sabático porque conlleva costes económicos, pero existen vías para cubrir una parte de ellos”, indica la experta de Educaweb. Entre las opciones está el poder realizar prácticas remuneradas en el extranjero; trabajar a cambio de alojamiento, comidas y en algunos casos una paga semanal.
García Miraz subraya que una estancia en el extranjero puede ser exigente burocráticamente. “Es esencial que se informen sobre la documentación que van a requerir en el destino escogido y que la tramiten con tiempo”. Y añade: “Conviene que sean realistas con lo que puede deparar la estancia; puede haber momentos difíciles, imprevistos desmotivadores y obstáculos debidos al choque cultural”.
Propósito y planificación
No todo será fácil y divertido. Según Mónica Pérez, de Infojobs, los pasos a dar consisten en definir un propósito, planificar con antelación —investigar si existen becas, programas de voluntariado, cursos, presupuestos y posibles destinos— y ser flexibles, pero disciplinados al mismo tiempo. “Hay que dejar espacio a la espontaneidad, pero es necesario mantener un mínimo de estructura para no perder el rumbo”, señala.
La experta del portal de empleo dice que hay que aprovechar el tiempo para desarrollar habilidades y mejorar soft skills como la resiliencia, la empatía, la comunicación intercultural, y hard skills como los idiomas. A la vuelta, enfatiza, esa experiencia adquirida se puede integrar al currículo o mencionarla cuando se haga frente a una entrevista de trabajo. “Es aconsejable destacar cómo este año ha permitido crecer, descubrir vocaciones, superar retos o mejorar competencias profesionales. Es esencial recordar que, si se enfoca adecuadamente, puede incluso aumentar las posibilidades de empleo”, destaca Pérez.
Mariola Fernández coincide también en definir la intención de ese periodo. “¿Qué esperas al final de este año? ¿Qué necesitas dejar atrás? ¿Qué te gustaría descubrir? No lo hagas por moda o por fuga, sino como decisión interna”, recomienda. Para esta especialista no hace falta dar la vuelta al mundo; a veces basta con cambiar el ritmo, el foco, el entorno en el que se lleva el día a día. “Sal de tu zona de confort. Intenta hacer cosas que te reten o te conecten con otras realidades. Reflexiona sobre lo vivido. No estás perdiendo el tiempo, estás ganando perspectiva”, concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
