Sanitarios, pacientes y sindicatos se quejan de que no hay mantas, sábanas y almohadas suficientes en los hospitales de Madrid
La lavandería del Servicio Madrileño de Salud, externalizada, recibe cada vez más quejas. Se reporta que la lencería es insuficiente porque se pierde, está sucia, rota, mojada o mezclada con la de otros centros


No hay mantas, ni almohadas ni sábanas suficientes en los hospitales públicos de Madrid. También faltan toallas, pijamas y uniformes. Los profesionales reciben lencería sucia, rota, mojada o mezclada con la de otros centros, y alguna se pierde por el camino. Todo ello, lo denuncian sanitarios, pacientes y los sindicatos Comisiones Obreras y MATS, que ponen el foco en el servicio de lavandería, externalizado desde 2013, cuando la expresidenta de la comunidad Esperanza Aguirre apostó por un modelo de concesiones que dejó en manos de empresas los recursos no sanitarios. Entre ellos, la lencería, que pasó de ser pública a integrarse en contratos con compañías. Aseguran arrastrar este problema desde hace tiempo, pero se intensifica en épocas de mayor presión asistencial como la actual ante el repunte de la gripe.
“Es otra forma más de hacer caja con la salud”, expresan desde Comisiones Obreras Sanidad Madrid. Este diario ha recogido quejas e incidencias referentes a seis hospitales: 12 de Octubre, Cruz Roja, La Princesa, La Paz-Carlos III, Gregorio Marañón e Infanta Sofía. Excepto este último, en el que la lavandería está gestionada por la entidad Vivva, que no ha respondido a las preguntas de este diario, en el resto la lencería corre a cargo de la empresa ILUNION. A lo largo de estos años, las quejas por el servicio han sido recurrentes.
En 2015, EL PAÍS publicó una auditoría interna que revelaba que el 17% de la ropa regresaba sucia. Ese mismo año, que las batas de los médicos tenían hasta 80 tipos de bacterias cuando el límite son tres, y en 2019, otra auditoría reflejó que dejaba un 33% de la ropa inutilizable. Durante los primeros años, la concesionaria, una unión temporal de empresas integrada por entidades vinculadas a ILUNION como Flisa y Laundry Center, fue sancionada. A pesar de ello, el Gobierno regional renovó el contrato de ILUNION en octubre de 2023, con una duración de 36 meses y dos posibles prórrogas.
“Los sanitarios son muy profesionales, pero los servicios externalizados fallan como una escopeta de feria”, dice Libe Gaubeka. Estuvo en el Hospital Infanta Sofía este mes tras sufrir un infarto. Ingresó a mediodía, por la tarde consiguió una camilla y de madrugada, una cama. “Hacía mucho frío en el box y no tenía ni manta ni almohada. La enfermera me comentó que no había y me tapó con mi chaqueta, no se le ocurría otra cosa. Así pasé la noche”, recuerda la mujer de 63 años. A la mañana siguiente, volvió a solicitar estos enseres y los consiguió. “Toma, toma, que son los últimos”, le dijeron. Después, la trasladaron al Hospital Universitario La Paz para realizarle un cateterismo.
Tras la intervención, le colocaron un dispositivo de compresión sobre la arteria. Más tarde, se lo quitaron con la intención de ponerle un vendaje. “Empecé a sangrar como un aspersor, la enfermera se manchó y mi manta y mi camisón también. Así llegué al Hospital Infanta Sofía, donde me dieron otro pijama de repuesto, pero no otra manta porque se quedaron sin ellas. Me tapé con la que tenía, sucia. Tampoco había almohadas esta vez ni toallas en el baño. Mi cama estaba al lado de la ventana. Me moría de frío”, relata.
Pilar Gómez, técnica en cuidados auxiliares de enfermería y delegada del sindicato MATS en el Hospital 12 de octubre, asegura que es habitual no disponer de almohadas ni fundas para estas en su centro sanitario, sobre todo en Urgencias. “Hay pacientes con sábanas enrolladas detrás de la cabeza”, confiesa. Tampoco tienen mantas suficientes. “Para una planta de 40 personas, disponemos de siete o 10″, comenta. “Se rumorea por los pasillos que han pedido un préstamo de sábanas al Hospital La Paz porque hace dos semanas no había”, prosigue.
Asegura que han llegado a utilizarlas para secar a los pacientes ante la falta de toallas. Cuenta que no todos los días pueden poner lencería limpia en las camas de los enfermos. “Es que no hay o llega sucia y rota. Los pacientes se quejan, pero no todo lo que deberían”, expresa. Al Hospital Central de la Cruz Roja llegó la semana pasada un camión con ropa limpia de este centro sanitario mezclada con otra sucia del Hospital Universitario La Paz-Carlos III. “Había una auditoría de la Comunidad de Madrid y se la tuvieron que llevar de vuelta”, comenta una delegada de Comisiones Obreras, que prefiere no ser identificada para evitar exponerse.

Desde la Consejería de Sanidad insisten en que puede haber algún error “puntual”, pero que todos y cada uno de los envíos de ropa de ILUNION son sometidos a un control por parte de personal específico de cada centro sanitario, cuyos resultados se vuelcan en un formulario, donde se recogen todo tipo de parámetros para garantizar la calidad. “En el último año, el conjunto de los hospitales a los que presta servicio de lavandería ha arrojado el siguiente resultado: El 79% de las valoraciones de este periodo son buenas frente a un 21%, aceptable”, defienden.
Pero también afloran las quejas en el Hospital de La Princesa, en el que la lavandería es gestionada por esta entidad. “Aquí la orden es que si no hay sábanas limpias y han ingresado por la noche, no se les cambian. Se les pone la de arriba abajo y ya está”, cuenta una enfermera de 40 años, que opta por mantener su anonimato para evitar represalias. “Los pacientes se mueren de frío y no puedo ofrecerles ninguna manta”, confiesa. El miércoles de la semana pasada les animó a poner una reclamación.

Otra compañera suya de 54 años, que también prefiere no revelar su identidad por el mismo motivo, denuncia problemas con el stock de pijamas. “No todos tienen uno limpio cada día”, reconoce. Reporta que las sábanas llegan con pelos y manchas de sangre: “Ya lo hemos denunciado a la dirección de enfermería. La Consejería de Sanidad nos exige criterios de humanización, pero deja sin lo más básico a los enfermos”.
Tras un segundo cateterismo, Gaubeka regresó a su habitación del Hospital Infanta Sofía: “Esta era una nevera, estaba tan helada que los sanitarios me dejaron la manta que me habían puesto en la ambulancia”. Ese día no funcionaba la calefacción. Una persona de su familia denunció esta situación en X, mientras otro usuario de esta red social le respondía públicamente: “En Urgencias, después de más de 12 horas, pedí, por favor, una almohada. Me dijeron que lo intentarían porque eran un bien escaso”.
En cada uno de los envíos a los hospitales, según indica el contrato, ILUNION remite un albarán donde refleja el número de unidades de cada tipo de prenda incluidas en cada jaula, así como el correspondiente total de kilos. “Por eso nos envían la ropa mojada, porque pesa más, pero siempre nos mandan menos de la que recogen”, explica Mónica Fernández, delegada de Comisiones Obreras en el Hospital 12 de Octubre.

Mejora del servicio
Desde la Consejería de Sanidad señalan que a mayores ILUNION realiza revisiones de calidad y una entidad auditora hace un informe mensual. “Durante la presente legislatura ninguna de estas auditorías ha derivado en una penalización económica”, insisten. Para mejorar el servicio, implementarán un nuevo seguimiento de prendas mediante lectura de chip. En ILUNION les parece relevante señalar que las auditorías externas realizadas sobre el servicio prestado a los hospitales de la Comunidad de Madrid arrojan una valoración media de 7,2 sobre 10 durante los primeros diez meses de 2025, lo que, a su juicio, “refleja un desempeño estable y acorde a los estándares exigidos”.
Mientras, Carmen Flores, delegada de Comisiones Obreras en el Hospital General Gregorio Marañón, en el que la lavandería también corre a cargo de esta entidad, comenta que “los trabajadores llegan una hora antes a su puesto para coger un uniforme porque escasean”. Le indigna la situación: “Hay pacientes que por su estado necesitan tres cambios de sábanas al día. No podemos estar así. Antes de que esto se privatizase, todo funcionaba mejor”.
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