El drama de los pisos turísticos en Madrid mira ahora a los barrios “marginados” por el Plan Reside: “Somos carne de cañón”
Los locales podrán ser transformados en viviendas y los pisos residenciales convivirán con los turísticos en los distritos situados fuera del centro histórico


El antídoto contra la proliferación de pisos turísticos que aplicará el Ayuntamiento de Madrid en el centro histórico se ha vertido como veneno por los barrios excluidos del APE 00.01, zona a la que se aplicará el Plan Reside en septiembre, “tras la pausa de verano”, han asegurado fuentes del consistorio a EL PAÍS, pese a que semanas atrás habían puesto la fecha de inicio en agosto. Los residentes “marginados” de la estrategia municipal temen que el frenesí de Viviendas de Uso Turístico (VUT) se traslade a sus barrios, debido a las nuevas restricciones en la almendra central.
El Plan Reside cobija a algunos barrios donde la incidencia de las VUT es menor en comparación con otros excluidos de la normativa. El PSOE de Madrid advierte de que, además, en el centro histórico, donde se aplica la normativa, el 73% de los edificios residenciales son susceptibles de destinarse íntegramente al turismo.
El Área de Urbanismo en Cibeles, dirigida por Borja Carabante, ha impulsado el plan, que veta el funcionamiento de pisos turísticos en edificios residenciales y busca frenar la transformación de locales comerciales en viviendas. La normativa se aplicará en la zona del centro histórico —designada como APE 00.01—, que comprende la totalidad del distrito Centro y partes de Chamberí, Salamanca, Retiro, Arganzuela, Chamartín y Moncloa-Aravaca.
El criterio de proximidad a la puerta del Sol para recibir la protección del Ayuntamiento ha desconcertado a algunos vecinos de distritos periféricos como Latina, Tetuán, Puente de Vallecas o Carabanchel —algunos con mayor presencia de VUT que otros barrios que gozarán de protección—.
“No nos sentimos excluidos, nos sentimos amenazados”, apunta Joaquín Jiménez (72 años, Madrid), miembro de la Asociación Vecinal Puerta del Ángel (Latina). Para él, “está claro que si en una zona de Madrid ponen restricciones, los grandes fondos, la presión de la vivienda turística, va a ir hacia los barrios aledaños que estén bien comunicados con el centro”.
Teme por su vecindario, hoy aclamado en los blogs de turismo como “el Brooklyn de Madrid”, donde el precio del alquiler ha subido más del 60% desde junio de 2014 y los grandes fondos ya han comprado más de 30 edificios enteros para VUT, según denunció el PSOE. “Estamos en primera fila, somos carne de cañón”, sintetiza Jiménez, en alusión a los 900 metros que lo separan del perímetro de la APE 00.01.
El Plan Reside protegerá, por ejemplo, a barrios como Gaztambide o Vallehermoso, ambos dentro de Chamberí, con zonas donde los pisos turísticos se han reducido en los últimos años hasta el punto de representar menos del 1% del total de las viviendas, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Pocos kilómetros al norte, el barrio de Cuatro Caminos, donde en número de VUT no ha parado de crecer en los últimos años y ya representan más del 3% del parque de vivienda, ha quedado desprotegido, como evidencia el mapeo realizado por EL PAÍS.
El presidente de la asociación vecinal de Cuatro Caminos, Antonio Granero, subraya su disconformidad ante esta situación: “Si quieres solucionar la invasión de pisos turísticos, tienes que mirar dónde está el problema”.
Otras ciudades españolas han adoptado criterios distintos para regular las VUT. En Valencia, donde también gobierna el PP, la concesión de licencias a pisos turísticos está condicionada a que menos del 2% del total de viviendas del barrio tenga este uso, sin importar su cercanía al centro. Carabante explica a EL PAÍS que “la situación de Madrid y otras ciudades no es comparable, sobre todo en ciudades costeras”, ya que en la capital “todavía mantenemos cierto equilibrio entre el turista y el residente”.
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El Ayuntamiento ha incluido en el Plan Reside un requisito a las viviendas de uso turístico fuera del centro histórico, que ahora deberán contar con acceso independiente desde la calle, lo que limita su existencia a sótanos, primeras plantas y bajos comerciales.
Granero advierte de que esta disposición permitirá que “la inmensa mayoría de los bajos comerciales sigan convirtiéndose en viviendas turísticas”. El líder vecinal de Tetuán asegura que “todos los meses se cierran bajos comerciales” en los que “poco tiempo después, se ve entrar a gente con maletas”. A Jiménez, en Puerta del Ángel, el relato le suena familiar: “En el barrio se ha expulsado comercio tradicional, como donde iba a comprar el periódico”. Unos 3.306 locales se han transformado en viviendas y/o pisos turísticos en Madrid en los últimos 10 años, según cifras del Ayuntamiento.
Antonio Giraldo, concejal del PSOE y opositor al Plan Reside, indica que la transformación de locales en VUT “será el primer efecto que vamos a notar en los próximos meses, porque hay una moratoria de licencias desde hace un año y medio. Por lo tanto, hay mucha gente esperando para intentar obtener licencia en fuera de la APE 00.01″.
Para aplacar el malestar vecinal ante la desprotección de los comercios, el Ayuntamiento anunció una restricción en 27 vías comerciales fuera del centro histórico —como la avenida de Entrevías, el paseo de Extremadura o la calle de Bravo Murillo— en las que se prohibirá la conversión de locales en viviendas.
Giraldo considera esta medida “bastante insuficiente”, dado que “en las calles comerciales no hay muchas viviendas de uso turístico porque es mucho más rentable que haya una tienda”. En contraste, apunta el concejal, “es precisamente en las otras calles, las no comerciales, donde los pequeños negocios tienen menos rentabilidad, donde se va a permitir el cambio a uso turístico”. “El inventario de esas calles está obsoleto porque es de finales de los años noventa y ya hay vías más comerciales″, añade.
El Plan Reside debe ser aprobado por el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, algo que el Área de Urbanismo del Ayuntamiento espera que se produzca en septiembre. En cualquier caso, el plan solo cobijará a las VUT legales, que representan apenas el 6,7% de los pisos turísticos en la capital. Giraldo lamenta que la estrategia municipal “no incorpore ninguna medida en cuanto a disciplina urbanística”. “¿Qué hace pensar al Ayuntamiento que las VUT ilegales van a cerrar de repente para acomodarse a la nueva normativa?”, se pregunta el socialista.
Bloques enteros rendidos al turismo
El nuevo plan del Ayuntamiento para los pisos turísticos apuesta por concentrar las VUT del centro histórico en bloques enteros destinados a ese fin. Para ello, ha prohibido que los pisos turísticos compartan edificio con viviendas familiares, lo que implica el cierre de pisos turísticos que ya operan en bloques residenciales o, por el contrario, la transformación de bloques enteros familiares en edificios turísticos.
El grupo municipal del PSOE ha hecho un conteo de los edificios del centro que, según los nuevos criterios del Plan Reside, son susceptibles de pasar de uso residencial a turístico: el 73% podría destinarse íntegramente a alojamientos para viajeros, si se excluyen del recuento a edificios administrativos, religiosos y de protección arquitectónica.
Según Giraldo, la transformación de la mayoría de esos edificios residenciales en el centro ya no requerirá de la aprobación de un plan especial en el pleno municipal, tras la entrada en vigor del Plan Reside: “Directamente, va el propietario del edificio, pide una licencia y se le conceden, o sea, que ni nos enteraremos de lo que está pasando”.
En la periferia del centro, comprar edificios completos es también una opción para garantizar la salida independiente a la vía pública que exige la normativa, lo que, según Jiménez, “fortalecerá a los grandes tenedores porque son quienes tienen capacidad económica para meterse en obras y compartimentar un edificio completo”.
En la misma línea, Giraldo sostiene que el plan “no reducirá la cantidad de viviendas turísticas, simplemente las reordenará de una forma distinta: se va a un modelo de gran propiedad frente a un modelo de pequeña propiedad, de tal forma que se perciba menos por los vecinos, a pesar de que se vayan perdiendo edificios uno tras otro”.
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