170 personas intentan convertir Alcalá de Henares en un nuevo epicentro del odio xenófobo
La convocatoria, no autorizada, ha sido frente a un macrocentro de inmigrantes al grito de “España cristiana y no musulmana”. La policía ha detenido a un hombre por desorden público

Los ultras xenófobos vuelven a la carga en un nuevo escenario. Después de las cacerías de inmigrantes en Torre Pacheco, 170 personas, según la Delegación del Gobierno, se han manifestado este sábado por la tarde a las puertas de un macrocentro de inmigrantes en Alcalá de Henares al grito de “España cristiana y no musulmana”, “esta es nuestra tierra y hay que defenderla” o “la inmigración destruye tu nación”. La llamada había sido compartida por cuentas de extrema derecha en redes sociales. Ha estado presente Víctor Acosta, segundo teniente de alcalde, de Vox, y la activista neonazi Isabel Peralta, que al megáfono ha lanzado la consigna: “Vamos a morir defendiendo nuestro pueblo”.
La concentración no estaba autorizada y la Policía ha respondido con un cordón de más de 100 metros en torno al recinto para inmigrantes, que se encuentra en un barrio de casitas adosadas en esta ciudad (200.702 habitantes y 35 kilómetros al este de Madrid). Un hombre ha sido arrestado por desórdenes públicos, seis han sido propuestos para sanción y 58 han sido identificados.
Esta protesta se produce después de dos semanas de relativa calma en Alcalá, tras unos disturbios que estallaron a principios de mes, cuando se conoció que una mujer había sido violada a las afueras del centro, supuestamente por un maliense allí residente, que fue arrestado. Aquello pasó antes de que la localidad murciana de Torre Pacheco fuera noticia por las cacerías contra inmigrantes en respuesta a la paliza que recibió un vecino.
Ahora que el foco se aleja de Torre Pacheco, los ultras han difundido esta convocatoria, que se produce en la misma semana que PP y Vox (que gobiernan la ciudad) han votado en el pleno a favor de pedir el cierre de esta instalación abierta en 2023 para responder a la crisis migratoria en Canarias.
Muchos participantes en la protesta eran hombres jóvenes con cabezas rapadas. Se colocaron detrás de una pancarta del partido de extrema derecha Democracia Nacional que decía “Deportaciones masivas” y otra con el lema “Remigración”, el término que Vox ha comenzado a usar este mes.
Los concentrados increparon a la prensa y algunos llegaron a gritar “ojalá la violen” refiriéndose a una periodista. Algunos eran padres acompañados de sus hijos. Una mujer que tenía de la mano a una niña sacó el dedo del medio y vociferó a la prensa: “Sinvergüenzas, escoria. Sois cómplices de hundir el país”.
Una hora y cuarto antes de esta tormenta, a las 18.45, este barrio vivía en aparente paz. Los vecinos paseaban a sus perros por un parque a las puertas del centro, donde varios grupos de inmigrantes conversaban sentados sobre el césped.
Khadim, un joven de 22 años de Mauritania, le contaba a un par de amigos que ha sufrido varios episodios de racismo. Bebían Coca Cola y fumaban cachimba mientras le escuchaban. No había presencia policial alguna y aunque los jóvenes se habían enterado por el boca a boca de que iba a haber una protesta de radicales, permanecían allí charlando.
Khadim les confesaba que tiene tanto miedo a que le acusen falsamente de algún delito que cuando se cruza con una chica joven se cambia de acera. “Hermano, no podemos cometer ningún error después de haber cruzado el mar en patera”, decía este joven, que vive en Toledo desde hace un año y había venido a Alcalá para pasar la tarde con sus amigos, residentes en el centro.
Les hablaba en su limitado español para que hicieran oído los otros, que llevan menos tiempo en el país. “Un día estaba en una fiesta y un chico me dijo ‘negro hijo de puta vete a tu país’”, les contó. “Yo me quedé de brazos cruzados y le dije ‘vale, vale’. En mi país no me quedaría callado, pero aquí sí. Traté de olvidar lo que me había dicho, pero luego en casa me sentí muy mal”.
Al poco aparecieron dos hombres blancos con gesto serio.
—Vamos de vuelta al centro. Es hora de irse de aquí.
El parque y los alrededores se convirtieron en cuestión de cinco minutos en una zona tomada por los agentes, que prohibieron a todo el mundo el paso tras el cordón policial.
Pedradas
PP y Vox esgrimieron la violación de hace unas semanas como prueba de la supuesta inseguridad en Alcalá tras la apertura de ese recinto, que fue abierto por el Gobierno central a finales de 2023 para responder a la crisis generada por la llegada masiva de inmigrantes africanos a las islas Canarias. La delegación del Gobierno en Madrid ha negado que se haya producido un aumento de los delitos en Alcalá, cuyos niveles de delincuencia están nueve puntos por debajo de la media de la Comunidad de Madrid.
Desde enero de 2024, se habían producido 18 agresiones sexuales con penetración en Alcalá, ninguna vinculada al centro, y nunca se produjeron protestas, según los datos de la delegación del Gobierno.
No obstante, la alcaldesa Judith Piquet (PP) ha hecho campaña contra el centro desde que fue abierto y, tras la violación relacionada con el inmigrante, ha alentado las protestas, al igual que el PP de Madrid y el Gobierno de la Comunidad. El líder nacional del Vox, Santiago Abascal, visitó Alcalá el 6 de julio para clamar contra los inmigrantes. Aquella visita se produjo un día antes de que su formación radicalizara su mensaje al exigir la deportación de millones de personas de origen extranjero, así como sus hijos.
Este complejo se encuentra dentro de unas instalaciones militares y por él han pasado más de 10.000 inmigrantes desde finales de 2023. Esta semana albergaba a 1.522 varones. Los alojados reciben clases de español y formación enfocada a su inserción laboral. Pueden moverse por Alcalá cumpliendo un horario de salidas. Durante meses, los inmigrantes han disputado pachangas de fútbol contra vecinos de la zona en unas pistas deportivas.
Pero desde la violación muchos vecinos ya no se sienten seguros. Varias mujeres del barrio, que no dieron su nombre, decían que no irían a la manifestación, pero apoyaban el cierre. En la izquierda también hay voces críticas con macrocentros como este y que abogan por instalaciones de menor tamaño.
Fuentes del centro advierten de ataques a los inmigrantes. El lunes, un grupo de residentes fue agredido con piedras a las puertas del local donde reciben clases de español. Al día siguiente, le pasó lo mismo a otro joven al que le hicieron una brecha en la cabeza, según Alcalá Acoge, una organización de voluntarios que acompaña a estos migrantes. Los afectados no han querido denunciar.
Este sábado, la manifestación acabó sin altercados. Los radicales se marcharon tras hora y media de descarga xenófoba.
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