Madrid aspira a convertirse en capital filosófica europea

Parecía poco probable que un viernes de septiembre a las diez de la noche en la plaza de España pudiera haber tanto silencio. El filósofo alemán Peter Sloterdijk hablaba del gris (el color de nuestro tiempo, sostiene él) y de Hegel mientras más de 600 personas escuchaban absortas, cuenta Marcela Vélez, profesora de Filosofía. “Se me ponen los pelos de punta”, dice. Fue el éxito de ese encuentro, público y gratuito, y del resto de actividades de la primera edición del Festival de las Ideas, lo que reafirmó el potencial de Madrid para ser una capital filosófica en Europa. Por ello, entre el 18 y el 21 de septiembre de 2025, repetirán la hazaña de convertir la ciudad en una gran ágora.

“Madrid ejerce ese vínculo entre dos polos muy importantes a la hora de entender el pensamiento occidental. Por un lado, está Europa y, por el otro, América Latina y Estados Unidos”, explica Vélez, que también es codirectora del evento. Lo importante del Festival de las Ideas es que está pensado más “para los ciudadanos” y no solo para académicos que quieran expresar sus ideas en un ámbito más cerrado.

Este año el festival no ha querido ponerlo fácil. El título es Laberintos, que lo mismo podría interpretarse como una invitación a perderse, a dejarse llevar, que una advertencia a no entrar. El manifiesto de esta edición habla del laberinto como una metáfora “del juego o del castigo”. Borges, Kafka, las huellas dactilares, la estructura del oído interno y los enredos del pensamiento son ejemplos de que los laberintos están tanto en lo que crea el ser humano como en lo que no.

En la segunda edición participarán, hasta el momento, 130 pensadores y artistas de naciones que ya estuvieron anteriormente, como Palestina, Estados Unidos o Alemania, y otras que lo hacen por primera vez como México, Argentina o Colombia. El cartel de invitados lo encabezan el escritor indio Pankaj Mishra, la filósofa italiana Adriana Cavarero y los españoles Daniel Innenarity y Victoria Camps.

A ellos se suma el escritor francés Michel Houellebecq, de quien Vélez ha dicho que “es difícil de enmarcar en una categoría”. “Por eso nos gusta, porque creemos que su obra representa esa desorientación en la que como individuos contemporáneos nos podemos sentir. Sabemos que es un autor polémico, pero en ningún momento tenemos miedo a esa polémica, sino que queremos sentarnos a hablar y pensar esos temas más espinosos”, comenta.

Además de las conversaciones con los pensadores, volverán los speaker corners. La idea es sencilla: si no hay esquinas donde plantarse a hablar en calidad de ciudadano común, se crean. El año pasado, en varias plazas madrileñas como Sol o Callao aparecieron pequeños escenarios donde las paredes y el techo rojos convergían y ahí, en medio del ajetreo de la ciudad, un pensador se paraba a hablar de un tema.

Los viandantes entraban y salían de la conversación según su tiempo libre les permitía. Los llaman “espacios de palabra libre” y los micrófonos estarán abiertos para que cualquiera pueda subirse a expresar su opinión. Y en estos tiempos hay que hacer la aclaración: expresar lo que se piensa desde el respeto.

También volverán los paseos filosóficos, porque quedó demostrado en la primera edición que no hay nada más entretenido que conocer la ciudad que se camina todos los días contada por otra persona. Esta actividad, al igual que otras como los cafés filosóficos y los talleres, requerirán inscripción gratuita previa. “Son la excusa de pasear mientras se piensa en un concepto”, dice Vélez. Este año las temáticas irán desde la obra de escritores como José Ortega y Gasset y Lope de Vega hasta los bares de la ciudad.

En total habrá 19 sedes. Uno de los escenarios principales será, nuevamente, la plaza de España. El año pasado, las 600 sillas que había disponibles se agotaron rápidamente y Vélez asegura que no faltó el que se sentó en el suelo antes que perderse el debate. El escenario Allianz repite esta edición como sede de conferencias, conversaciones, y espectáculos y conciertos, porque nunca alguien ha dicho que las ideas no pueden ir aparejadas al disfrute.

El otro espacio principal estará el Círculo de Bellas Artes, que seguirá siendo “el espacio de referencia para las sesiones más reflexivas”, como mesas redondas o teatro. La novedad de este año en el Círculo será la creación de un “lugar de bienestar en el que conectar mente y cuerpo”, con clases de meditación o de yoga, y otro dedicado al público infantil.