El periodismo latinoamericano en Madrid, territorio en los márgenes
En la capital operan más de una docena de canales de comunicación alternativos por y para la comunidad migrante


No están en la parrilla de las grandes emisoras ni se miden por el EGM, pero sus voces llegan donde otras no. En Madrid, las radios creadas por y para latinoamericanos se han convertido en refugios, altavoces, agendas barriales y hasta en lugares de terapia colectiva. Informan, acompañan y construyen comunidad al margen de los medios tradicionales. “No resulta extraño que los migrantes consideren crear sus propios medios de comunicación con el fin de sentirse identificados”, escriben María Teresa Santos Diez y Jesús Ángel Pérez Dasilva, profesores de la Universidad del País Vasco, en su investigación La radio latina en España. Medio de integración.
Muchas de estas radios y periódicos empezaron hace más de dos décadas como proyectos caseros. Una emisora dentro de un restaurante, como es el caso de la Suegra FM, o un transmisor hecho a mano en Aldea del Fresno en el caso de Radio Tentación. Hoy son parte del ecosistema informativo de una comunidad donde viven más de un millón de latinoamericanos, según los últimos datos del INE.
“Lo latino llegó para quedarse”, explica Álvaro Hernández, director de la radio Todo Noticias Latinas. Lo dice desde la convicción que dan los 20 años al frente de una emisora que apostó por la política y la actualidad cuando el formato, recuerda el propio Hernández, era incomprendido. “Se creía que a nadie le iban a interesar noticias de su país estando a ocho mil kilómetros de distancia”, dice contemplando el camino recorrido. Pero interesaban. Y mucho.
Hoy, su audiencia está especialmente conectada con la realidad colombiana y el modelo se ha replicado en otras radios y medios impresos. “Había una carencia absoluta de información de las relaciones entre Colombia y España. Es decir, había actividad, pero los colombianos no se enteraban”.
Su apuesta, cuenta Hernández, es doble: ser una voz alternativa al relato de los grandes medios y empoderar a la comunidad migrante. “Tenemos una asesoría jurídica gratuita con preguntas y respuestas en vivo y en directo y organizamos jornadas de radio en la calle, parques y auditorios para explicar trámites administrativos con los que nos confrontamos a diario. Son solo algunas de las cosas que hemos hecho en estos 20 años”, describe.
Lo mismo ocurre con el Periódico Colombia, dirigido por Hernán Aguirre Ramírez. “Estamos en otro país, lejos de nuestras costumbres, y a veces enfrentamos desafíos enormes. Medios como este ayudan a no sentirse del todo solo”, explica. La historia del periódico comenzó como un deseo: hablar de una forma positiva de Latinoamérica, destacar a la gente emprendedora, trabajadora y formada que vive en España.
Hoy, también difunde el trabajo de las asociaciones que apoyan la migración colombiana al tiempo que dan cobertura a actividades comunitarias que otros medios ignoran. “Medios como este estimulan al lector a creer en su futuro personal, el de su familia y el de su país”, afirma, rotundo, el director del medio.
Otro ejemplo más reciente: Soy Colombiano en Europa, fundado por Ginna Tatiana Morera en 2022. Nació como una herramienta para promocionar conciertos, pero pronto se convirtió en algo más: un canal para contar historias. “Uno de nuestros primeros videos virales fue Para ti que dejaste a tus hijos. Lo hice pensando en esas madres migrantes. Como madre, sentí la necesidad de transmitir esperanza”, recuerda.
Con más de 777.000 visualizaciones, 31.700 seguidores en TikTok y más de 8.000 en Instagram, su comunidad crece a base de historias de migrantes que inspiran. “Lo que más valora nuestra audiencia es sentir que sus historias importan”.
Morena pone el ejemplo de historias como la de Natalia, una caleña hallada sin vida en Marbella, o la de un pereirano que vende mango en el parque de las Tetas. “Comprendimos que el latinoamericano en Europa quiere verse reflejado: en el crecimiento, en el empoderamiento, en la posibilidad de hacer patria desde el exterior”, dice Morera, que siente que el suyo es un espacio sin ocupar todavía: “No existe un medio, ni colombiano ni español, que dé un espacio real y constante a las noticias que reflejan el impacto positivo de la comunidad latina. ¿Quién cuenta, por ejemplo, que un tolimense ganó recientemente el primer premio de prosa en el certamen literario María Agustina, uno de los más prestigiosos de narrativa en España? ¿Quién informa de que Guayacán Orquesta ya tiene una calle con su nombre en Madrid?”.

Radio Tentación, por su parte, lleva 42 años en el aire. Su directora de contenidos, Mar Llerena, recuerda los inicios de la cadena, que tiene licencia desde 1998, con nostalgia: “Todo comenzó con una asociación cultural y unos transmisores hechos a mano”. El giro hacia el público latinoamericano llegó en 1998, coincidiendo con el auge migratorio.
“En Madrid no había acogida para ese público, así que decidimos dirigirnos a ellos”. Hoy la emisora tiene una audiencia estimada de más de 270.000 personas diarias. Solo en su programa de la mañana, entre las 8.30 y las 12.00, calculan unos 50.000 oyentes, según datos proporcionados por ellos mismos, pues, al igual que los demás medios referidos en este artículo, se trata de una emisora que funciona fuera de los canales oficiales. “Nos piden noticias de sus países, así que hacemos un apartado con información de cada uno. El oyente latino es muy participativo, algo a lo que no estábamos acostumbrados aquí”, añade.
El fenómeno también se extiende a la prensa escrita. El Colombiano y el Periódico Latino circulan en locutorios, mercados y restaurantes. Otras plataformas como Ociolatino, el canal de televisión Latino TV y proyectos como Cruzando Puentes, conducido por Mildred Laya y Eduvigis Ortiz, contribuyen a una narrativa diferente: la que no solo habla de nostalgia, sino también de éxito, talento e impacto económico.
“Queremos desmontar estereotipos”, explican desde Cruzando Puentes, donde han entrevistado a más de 80 invitados de distintas nacionalidades. Su objetivo es cambiar la imagen de la comunidad latina, tradicionalmente asociada a trabajos con poca visibilidad, y mostrar su capacidad transformadora. “Dar visibilidad a esas historias inspiradoras es clave para consolidar referentes”, dicen.
El programa se nutre, explican, de iniciativas que también promueven el talento latino: desde el ranking de Forbes Women España hasta las actividades de CEAPI, la Fundación Carolina o la Secretaría General Iberoamericana, asegura Ortiz. La pauta que sostiene a muchos de estos medios, sin embargo, es su proximidad: pequeños comercios, presupuestos limitados y gran invisibilidad. “No estar medidos por el EGM no solo significa que no nos midan, sino que no existimos como fórmula alternativa de comunicación”, resume Hernández.
Y, sin embargo, existen. Desde un estudio improvisado en un locutorio hasta un video viral que atraviesa el océano. No tienen grandes redacciones ni presupuesto para encuestas, pero sí algo mucho más difícil de conseguir, el santo grial del periodismo, el tesoro que todos anhelan sin importar su origen: credibilidad, comunidad y una voz propia.

Las radios están en el limbo
En Madrid, la legalidad de muchas radios creadas por migrantes latinoamericanos es, en el mejor de los casos, discutible. La legislación española, en concreto la Ley General de la Comunicación Audiovisual, no contempla una figura jurídica específica para emisoras comunitarias sin ánimo de lucro, a pesar de que España debería haberlas reconocido tras la aprobación de la Directiva Europea 2007/65.
En 2003, la Comunidad de Madrid modificó el decreto autonómico que reconocía a las radios culturales, eliminándolas como posibles beneficiarias de licencias. Desde entonces, muchas emisoras del tercer sector —como las gestionadas por asociaciones vecinales, migrantes o colectivos culturales— operan en un limbo legal: no tienen permiso, pero tampoco alternativas viables para regularizarse.
Esta situación genera una paradoja: son medios tolerados pero invisibles. Como señala el profesor Ignacio Gallego, experto en comunicación en la Universidad Carlos III, “hay permisividad dentro de la ilegalidad”. No se controla ni se persigue, pero tampoco se protege. Además, no existe un censo oficial de radios comunitarias en España, lo que dificulta aún más su reconocimiento institucional. En 2008, la Unión de Radios Comunitarias de Madrid (URCM) ganó un fallo judicial que reconocía sus derechos de emisión tras años de litigio. Sin embargo, las licencias siguen concentradas en los grandes grupos mientras que los proyectos comunitarios siguen sin acceso legal al espectro radioeléctrico.
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