250 kilómetros para operar a corazón abierto a un bebé prematuro de 800 gramos el día del apagón

La llamada llegó a mediados de abril. Un bebé nacido con 29 semanas, 11 antes de las 40 que indica el término de un embarazo, necesitaba una intervención urgente. Desde su llegada al mundo, no había podido respirar por sí mismo debido a las secuelas que deja nacer antes de lo previsto: muchos de los órganos no se han acabado de formar correctamente, uno de ellos el corazón. El niño estaba en una incubadora en el hospital de Burgos y la llamada llegó al 12 de Octubre de Madrid. Dos cirujanas cardíacas pediátricas, Victoria Benito y Francesa Zanin, hicieron las maletas rumbo a ese bebé. El problema es que el día era 28 de abril, el del apagón masivo.

“Dentro del útero tenemos el ductus, un conducto necesario cuando el bebé no está en contacto con el oxígeno. En el nacimiento, en el momento en el que la sangre entra en contacto con el oxígeno, esta estructura se cierra. Como muy tarde, lo hace en los primeros tres días de vida, pero en niños prematuros hay más riesgo de que no se cierre. Además, si es muy grande entra demasiada sangre pulmones, que se sobrecargan y después retorna al corazón, que también se sobrecarga”, explica al teléfono la doctora Benito.

El pequeño, de tres semanas, llevaba desde su alumbramiento dentro de una incubadora. Habían intentado que respirara por sí mismo en tres ocasiones, pero era imposible. Necesitaba la operación. Se trata de una intervención relativamente habitual, que se realiza cuando los bebés tienen algo más de peso, pero el que tenía este, apenas 800 gramos, requería de las manos especializadas de dos cirujanas pediátricas.

No es la primera vez que estos especialistas se trasladaban hasta el Hospital de Burgos para intervenir a un bebé prematuro. En 2021 también operaron con éxito a otro con tan solo 600 gramos y 25 semanas de gestación por una situación similar.

La operación se llevó a cabo en la propia sala de neonatos. Debido a la condición inestable y el poco peso, era imposible trasladarlo a otra sala. Antes de ponerse manos a la obra, las facultativas hablaron con los padres, preocupados, pero que confiaban. En menos de una hora, las especialistas, acompañadas de equipo del hospital de Burgos, completaron la intervención.

Fue apenas tres minutos antes de que España cayera en la oscuridad por el apagón masivo, aunque en los centros hospitalarios contaban con generadores propios. A la salida, la preocupación de los progenitores se transformó en emoción al comprobar que todo había salido bien. “Estaban también sorprendidos de que hubiera ido todo tan rápido”, comenta la doctora. Tres días después de la cirugía, el bebé ya pudo ser desintubado, empezó a comer por sí mismo y ahora mismo ya se encuentra en casa.