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El festival de grafitis de Fanzara sobrevive al intento de censura previa con la solidaridad de vecinos y artistas

La cita regresa tras el parón de 2024 por la ordenanza de fachadas que fijaba cribar los murales vetando la libertad de expresión, y que el Gobierno del PP acabó retirando junto a la subvención anual al festival

El muralista Santa Gross pinta una fachada en Fanzara, en Castellón, durante el festival de arte urbano MIAU.

El arte urbano vuelve a maullar en Fanzara, con una mirada especial a Palestina. El MIAU, el Museo Inacabado de Arte Urbano que ha situado a este pequeño pueblo del interior de Castellón, de apenas 260 habitantes, en el epicentro internacional del street art, celebra desde este jueves y hasta el domingo su novena edición en un formato 100% autogestionado, sin ayudas públicas y con el empuje clave y solidario de vecinos y artistas. Son una treintena de participantes, 11 de ellos muralistas, llegados desde varias ciudades españolas, pero también desde Italia, Argentina, Brasil, Colombia y Australia.

“De forma directa tenemos más de 50 voluntarios, vecinos de Fanzara, pero mucha más gente colabora de forma desinteresada de un modo u otro, llevando pintura a los artistas, ofreciendo sus casas para que duerman o descansen del calor, reponiendo las barras, atendiendo el consultorio o el punto de información o preparando comidas y cenas. Sigue siendo un proyecto social de convivencia en torno al arte” ―indica Javi López, cofundador de la cita artística junto a Rafa Gascó― que reiniciamos “con ilusión, muchas ganas y pocos euros”, reconoce entre risas de resignación.

La artista Marie Balbinot pinta un mural en Fanzara, en Castellón, durante el festival de arte urbano MIAU.

La cita retoma su andadura tras el paréntesis de 2024 al que se vio abocado por la ordenanza de fachadas, entonces vigente, impulsada por el ayuntamiento del PP que fijaba un cribado de los murales antes de pintarse y que la organización de la cita calificó como gesto de censura contrario a la libertad de expresión que lleva intrínseca la filosofía del festival. El alcalde, el popular Marc Diago, justificó la normativa como “medida para evitar que haya pinturas de carácter político que puedan atacar a alguien” y esquivar “conflictos en el pueblo”, en alusión al mural sobre memoria histórica de Elías Taño para la octava edición del MIAU, en julio de 2023.

Tras la ola de apoyo al festival y de denuncia pública contra la ordenanza lanzada desde diferentes entidades culturales, desde la Universitat Jaume I de Castelló a la Asociación Valenciana de Profesionales de la Cultura, la feria de arte contemporáneo MARTE o la Asociación de Escritores de la Provincia de Castellón (AEPC), junto a otras como la delegación en España del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME), el consistorio retiró la normativa en un pleno extraordinario en septiembre de 2024, más de dos meses después de la fecha en la que debía celebrarse el festival.

Pero esta retirada de la ordenanza se llevó por delante “como castigo” ―denuncian desde la organización del MIAU― la subvención anual de 6.000 euros concedida desde el consistorio al proyecto, que tampoco dispone de ayudas de otras instituciones como la diputación o el Gobierno valenciano al no ajustarse ninguna al tipo de actividad del festival.

El artista Digo Diego pinta un mural en Fanzara, en Castellón, durante el festival de arte urbano MIAU.

“Vamos por primera vez sin subvenciones”, incide López. Tampoco se les ha cedido el local municipal de la plaza del pueblo que la organización ha utilizado estos años como base logística. La relación con la corporación local ―con quien no ha sido posible contactar para este reportaje― se ha “resentido, no hay feedback, nos comunicamos por escrito”, pero “ante las pegas, hay que buscar soluciones”, indican desde la dirección.

Rema a favor del MIAU su consolidación como plataforma internacional de arte urbano. A la convocatoria lanzada en enero respondieron 440 artistas de 57 países. De ahí se hizo la selección de los 11 muralistas, que participan de forma gratuita para ampliar un museo al aire libre que supera las 160 obras. Los vecinos abren sus casas para alojarles. Los costes de desplazamiento y dietas los asume la organización con remanentes de ediciones anteriores y recolectas por actividades culturales realizadas durante el año.

Los murales del MIAU 2025 lucen ya casi en su totalidad sobre las nuevas fachadas que cada año van cediendo los vecinos. Varios de los artistas empezaron el lunes, y culminarán sus obras este domingo, poniendo la guinda a una edición que teje alianzas con Palestina, gracias a la colaboración con la UNRWA, cuya delegada en la Comunidad Valenciana Sara Gimeno ha impartido este viernes una charla, junto a la refugiada palestina Rawaa Abu Abdou, para explicar la situación que vive el pueblo palestino y abordar el papel transformador del arte. Una colaboración a la que se une el mural pacifista de la artista y activista Iris Serrano, y el espectáculo de danza-teatro de la compañía Fil d’Arena.

En lo que al arte urbano se refiere, MIAU 2025 cuenta con un elenco artístico que integran el artista italiano Bífido; el madrileño Digo Diego; Fio Silva desde Argentina; Laura Merayo (Zamora); María Otal Palacín, zaragozana pero residente en Fanzara; Marié Balbinot (Brasil), el ilustrador y diseñador bilbaíno Íker Muro (MurOne); el australiano James Raka (Reka One) y Santa Gross (Julián Santamaría), desde Colombia. Su unen como artistas invitados la valenciana Lluïsa Penella i Pons, autora del cartel de esta edición, y Hombre López, artista multidisciplinar al frente de la asociación cultural Mur-murs y nombre habitual en el MIAU.

Conciertos, danza, teatro improvisado, talleres, performances y presentaciones literarias, como la del libro Un viatge per les parets de Borriana a Vinaròs. Orígens del grafiti a Castelló, completan la agenda cultural de esta experiencia de convivencia social en torno al arte. De la edición más desafiante para el MIAU de Fanzara.

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