El castillo en el aire de una escuela para pastores en Valencia
El Observatorio de Pastoralismo Extensivo del Mediterráneo planea crear en Rincón de Ademuz un centro de formación para un oficio en retroceso


“A veces, un pastor solo en el campo no hace nada y un técnico en el despacho, tampoco”. Lo dice Paco Rubio, ganadero, pastor y técnico alicantino que hace ocho años creó junto a un “humilde” grupo de personas el Observatorio de Pastoralismo Extensivo del Mediterráneo (OPEM), una ONG que promueve los oficios pecuarios. Su meta es crear una escuela de pastores en la Comunidad Valenciana, con alcance a Baleares y Murcia, como están en funcionamiento en otras partes de España, para evitar que un oficio tan ancestral como duro se extinga. La Comunidad Valenciana ha perdido en una década el 30% de capacidad territorial agrícola y ganadera, según datos del INE.
“A los corrales hay que llegar dando, no pidiendo”, explica Rubio, secretario técnico del OPEM, quien en tono jocoso revela que los pastores están hasta la coronilla de que los llamen para preguntarles si las ovejas limpian el monte y cosas parecidas. “Somos el sector productivo dentro de la actividad agraria más vilipendiado”, reconoce. Su grupo comenzó hace ocho años a “cocinar” iniciativas para ayudar a la ganadería extensiva, que no tiene nada que ver con el intensivismo de las granjas. “En un municipio de Alicante había un pastor que quería desarrollar su actividad y un alcalde interesado, pero nadie en medio que hiciera toda la gestión técnica. Entonces aparecemos nosotros y juntamos todo lo necesario para hacerlo posible”, explica. Llevan dos años, al norte de la provincia de Alicante, con un proyecto de pastoralismo para la prevencion de incendios. También en Facheca, en la misma provincia, y en Alcoleja, un pueblo montañoso de la sierra de Aitana, juntando “un alcalde valiente y un pastor dispuesto”.
El OPEM se está dando a conocer comarca a comarca y con la ayuda económica de 35.000 euros de la Diputación de Valencia ha elaborado un análisis previo sobre las necesidades del territorio. El objetivo es crear en Rincón de Ademuz una escuela de pastores de la mano de las ayudas del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco). En Rincón tienen instalaciones, pastores, ovejas, territorio y gente con ganas. El presupuesto de montaje rondaría los 600.000 euros. Pero de momento, es un castillo en el aire, reconoce.
“Estamos viendo como funcionan los modelos de Aragón y de Cataluña, que son modelos semipúblicos. En Andalucía hay escuela de pastores pero es pública. Y luego hay modelos privados como el vasco o el extremeño, donde una ONG se encarga y no recibe dinero de la Administración pero sí un retorno de la gente que se matricula”, explica Rubio, que apuesta por un modelo mixto (financiación pública y gestión privada) para llevarlo a cabo en la Comunidad Valenciana y extenderlo a Baleares.
Entre los interesados en estas escuelas está el urbanita al que la épica del pastoreo le atrae y luego los jóvenes emprendedores que crean una explotación ganadera de acuerdo a lo que establece la PAC (Política Agraria Comunitaria), que son el grupo que más le interesa al OPEM. No hay módulos formativos específicos para el pastoreo más allá de las unidades de competencia que tocan el tema pero con mucha teoría y poca práctica, y además mezclan el extensivismo con la ganadería intensiva que a una persona que quiera ser genuinamente pastor no le sirve. También piensan en la utilidad de la escuela para la FP dual donde se necesitan prácticas.
Nadie pone en duda la esclavitud del oficio, en el que los animales comen, duermen y defecan los 365 días del año, llueva o haga calor, sea festivo o laborable. Pero la estructura agraria mediterránea siempre suele ser complementaria, “y más si hablamos de Valencia”, arguye el secretario de esta ONG. Una de las posibilidades para los pastores que recién salen de las escuelas en España es trabajar cuatro meses en Austria o Suiza, donde se llegan a pagar unos 5.000 euros mensuales a los pastores españoles y portugueses. Y cuando acaban la temporada vuelven a casa con dinero suficiente para pasar el invierno.
La rentabilidad de la ganadería extensiva es esencial si se quiere conservar la actividad, añade Arturo Zaragoza, de la Unió Llauradora i Ramadera. Muchos pastores guardaban los corderos para Navidad, para la Fiesta del Cordero, pero en esas fechas en las que se vende mucho, el gran comercio “te colapsa el mercado con dos barcos de Australia con carne”, explica desde el interior de Castellón. “Los ganaderos locales, después del esfuerzo de todo el año, no pueden ganarse la vida. Es un trabajo esclavo porque si llueve, hay que salir igual y fiestas no hay, pero si tuviera que diseñar un mundo ideal, querría que hubiera muchos pastores porque están en las zonas más naturales, en las zonas donde no hay otras posibilidades, en las que hay poca industria y en zonas de montaña que por la climatología las posibilidades de cultivo son pocas”, se explaya Zaragoza.
Además son una aportación esencial para el mantenimiento del territorio. Allí donde no hay ganado, el monte se ensucia mucho más y facilita que los incendios se propaguen más rápidamente. “El pastoreo es una riqueza ambiental bárbara pero los pastores están desapareciendo a marchas forzadas, así que entre pagar desbrozadoras o apoyar a un pastor con su ganado, me quedo con lo segundo”, confiesa este miembro de la Unió.
En San Juan de Plan (Huesca) está la escuela de pastores de Aragón, en pleno valle de Chistau. Su alcalde, Roberto Serrano, explica que llevan cinco promociones con 10 pastores y pastoras formados cada temporada. “En la promoción de este año hay alumnos desde los 19 hasta los 41 años. Y la proporción de mujeres también es buena. Este año ha caído un poco pero en general suelen ser un 35% o 40% mujeres y un 60 o 65% hombres”, explica el regidor.
El ganado es algo que asienta población en el ámbito rural. Y la tecnología ayuda en el pastoreo de sierra o de puerto a través de collares con GPS, que permiten ver desde el móvil dónde está cada cabeza. Luego hay otras tecnificaciones como los vallados virtuales que sin necesidad de acotar el monte físicamente evita a los animales escapar del rebaño. “Se hace una especie de dibujo sobre el mapa y cuando el animal atraviesa esa ubicación, el collar les pita o produce algún tipo de ultrasonido para que no pasen de ahí”, apunta Serrano, que insiste en que para conciliar y librar un par de días, algunos ganaderos se plantean contratar a terceros.
El alcalde de este municipio, con 150 habitantes y 11 explotaciones ganaderas, indica que San Juan de Plan ha podido crear la escuela porque tiene todo lo necesario. Es un pueblo muy ganadero y cuando los alumnos llegan aquí, hacen una auténtica inmersión. La escuela ofrece a cambio autoestima al sector, prestigia el oficio y da ánimos. “Las escuelas de pastores no son la solución al problema de la ganadería pero sí aportamos un granito de arena a que perdure esta cultura”, concluye.
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