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Educación logra rescatar a uno de cada siete alumnos que abandona prematuramente los estudios en Cataluña

Los principales motivos que llevan a los jóvenes a abandonar son el desinterés y las cuestiones personales o familiares

Fracaso escolar Cataluña

Cataluña quiere -y debería- reducir la tasa de abandono escolar prematuro del 14% actual al 9% en 2030. Para lograrlo, Educación focaliza los esfuerzos en desplegar el servicio de orientación educativa, mediante un decreto que se aprobará a principios del año que viene -aunque el volumen de personal dependerá de los Presupuestos disponibles- y mediante proyectos como el Reconnect-ES, que tiene como objetivo hacer un seguimiento de jóvenes que se han descolgado de los estudios para convencerlos de que vuelvan a engancharse. En el primer año de funcionamiento, ha logrado recuperar el 15% de alumnos, concretamente, 1.366 de los casi 9.000 que abandonaron. Los técnicos piden una mirada más global y consideran que primero hay que abordar los motivos que los llevaron a colgar los libros.

El proyecto Reconnect-ES fue engendrado por el anterior Govern de ERC y aprobado en 2024. Nació dotado de una plantilla de 52 educadores sociales, personal estructural del Departamento, pero una cifra que se queda corta, ya que serían necesarios 23 más para cubrir todos los territorios, según admitieron sus responsables durante la presentación del balance del programa hace unas semanas.

Durante el primer año de funcionamiento, el equipo intentó contactar con 8.942 jóvenes entre 16 y 24 años, que son los que abandonaron los estudios a finales del curso 2023-24 (aquí se incluyen tanto los que no obtuvieron el título de la ESO, como los que se graduaron, pero no continuaron con unos estudios postobligatorios). En este punto, el Departamento admite que ha sido clave la instrucción aprobada en julio de 2024 para ceder de datos de los alumnos a los ayuntamientos y poderlos cruzar con los que tienen las administraciones municipales y así realizar un seguimiento de estos jóvenes.

Llamada para conocer los motivos

Montse Pausa, educadora social de los Servicios educativos de Sant Cugat del Vallès, explica que a estos jóvenes pueden llegar de muchas formas, sea a través de las listas que pasa Educación, derivados de servicios sociales o de comisiones de abandono escolar que tenga el municipio, como es el caso de Sant Cugat. Lo primero que se hace es contactar con ellos telefónicamente y ofrecerles ayuda; si aceptan, se hace entrevista una personal para recoger su historial. “Así vemos los motivos que los han hecho abandonar. Los más habituales son los problemas económicos, junto con los emocionales, la desmotivación o la falta de orientación. No encuentran sentido a lo que hacen”, tercia la educadora.

“Hay un proceso de detectar habilidades, porque son jóvenes con mucho talento, pero no lo saben. Entonces se les ofrece una formación”, añade. Pero la asistencia de los educadores no se queda aquí. “Hacemos una atención integral, tanto educativa, emocional como social. Se trata de un acompañamiento individual, les orientamos, les acompañamos en los trámites… todo con el objetivo que se reincorporen a los estudios”, abunda Pausa.

Pero de esos casi 9.000 estudiantes, los técnicos solo pudieron contactar con unos 4.000, poco menos de la mitad. Y de estos, menos de la mitad fueron objeto de asesoramiento de los orientadores, ya que más de mil aseguraron que ya estaban estudiando y un millar más declinaron la ayuda. Los jóvenes aseguran que entre los motivos que les llevaron a abandonar el instituto está el desinterés por los estudios (en el 42% de los casos), motivos personales o familiares (36%), el absentismo (15%) y motivos laborales (5%).

Al final de todo el proceso, el proyecto logró que 1.366 se reincorporaran a los estudios, lo que significa un 15% del total. Los que se reenganchan a los libros, el 33% lo hace en la FP de grado medio, el 13% lo hace a los programas de formación e inserción (PFI, que permiten obtener el título de la ESO), el 13% a certificados de profesionalidad y el 8% al bachillerato.

Pero hay otros casos en los que, aunque quieran reincorporarse, muchos factores juegan en contra. Jessica, de 22 años, no acabó el 4º de ESO “por problemas familiares y de salud mental”, asegura. Pero después realizó un PFI y empezó un ciclo de grado medio en atención a personas con dependencia, pero lo dejó porque no era lo que esperaba. “Te daban el material y te dejaban que aprendieras sola, pero yo tengo problemas de aprendizaje y necesito que me expliquen las cosas bien”, lamenta la joven. Mientras, sigue buscando algo relacionado con atención sociosanitaria. “Me gusta ayudar a niños o gente mayor, pero todavía no he encontrado los estudios adecuados”, admite.

El caso de Jessica es especial, ya que, aunque quiere continuar estudiando, no se puede dedicar exclusivamente a ello, necesita un trabajo para poderse mantener. “Llegué hace ocho años a España, pero no tengo la situación regularizada. Vivo sola en una habitación, no tengo familia aquí, así que debo buscarse un modo de sustento económico”, abunda la joven. Ha solicitado el permiso de residencia por arraigo formativo, pero desde junio espera respuesta. “Es desesperante. He estudiado, tengo amigos, estoy integrada, pero no puedo trabajar”, lamenta.

Para la educadora social de Sant Cugat, no se trata solo de buscar una continuidad en los estudios. “Se trata de resolver los problemas de fondo que han llevado a ese abandono, como los problemas económicos y emocionales, y aquí los servicios públicos no están dando respuesta”. Según Pausa, “el sistema tiene margen de mejora y tiene que adaptarse a las necesidades actuales de los jóvenes y a la realidad sociocultural, porque los jóvenes no se sienten representados por ese sistema”, remata.

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Sobre la firma

Ivanna Vallespín
Redactora focalizada en Educación desde 2012, con pinceladas también en Política, Derechos Sociales y ElPais.cat. Anteriormente, en medios locales escritos, radio y televisión.
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