El precio de Junts

La teoría liberal clásica en economía dice que el mercado se equilibra cuando el comprador asume que el precio a pagar por un producto le parece correcto, y el vendedor sitúa el precio de su mercancía en el punto justo que complace al posible comprador. Hace tiempo, sin embargo, que sabemos que la mano invisible que rige el mercado son los padres. O un consejero delegado queriendo agradar a los accionistas mayoritarios. Aun así, el homo economicus sigue en cierta manera la lógica del mercado, según la cual compramos cuando entendemos que el precio de aquello que se nos ofrece vale la pena el desembolso.

Pero ¿qué pasa cuando desconocemos el precio del producto ofrecido? Incluso cuando desconocemos las consecuencias de la transacción que estamos a punto de realizar. Ahí entramos en el mundo del riesgo, en el que no rigen las lógicas de la oferta y la demanda sino las de la necesidad y el wishful thinking.

La semana pasada supimos que el gobierno central está dispuesto a volver a negociar el apoyo que Junts le había negado hace un mes para desbloquear la legislatura. Lo anunció Sánchez en sendas entrevistas y lo corroboró la votación conjunta en el Congreso (con el apoyo del PP) sobre la reincidencia. El problema para el gobierno es que no sabe de antemano el precio de lo que le está comprando a Junts. Los de Puigdemont cotizan en bolsa. Su precio depende de la oferta, es decir, de la necesidad del gobierno de contar con sus votos en el Congreso. A más necesidad, mayor es el precio. Y aumenta con el tiempo. Lo ha comprobado el gobierno a lo largo de la legislatura. Una vez asumido lo pactado, aparecen nuevas demandas por parte de Junts. Si me quieres, paga. Una espiral de peticiones que no tiene fin, y que el gobierno parece estar dispuesto a atender.

El precio de Junts es esencialmente alcista. Su horizonte electoral es terrible, lo cual hace que el precio de su apoyo vaya a incrementarse aún más en el futuro próximo. ¿Le vale la pena a Sánchez seguir pagando? Parece que sí, aunque él desconozca qué será lo próximo que le exijan. He ahí un problema, puesto que dejas la batuta de lo que se pueda hacer en lo que quede de legislatura en manos de Junts. Para la reincidencia, sí. Para los presupuestos, no.

El otro problema es el precio de todo esto para el PSOE cuando lleguen las elecciones. Es muy difícil de calibrar si vale la pena pagar algo de lo que se desconoce el precio, sin saber tampoco en qué situación te va a dejar en el momento de llamar a las urnas. ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por unos meses más de legislatura? ¿Y qué precio tendrá eso en apoyo electoral? Ni idea. Es una apuesta a ciegas, porque tampoco puedes estar seguro de que Junts te vaya a reconocer la ayuda, ni en el Congreso ni en el Parlament.