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Bárbara Rey, la Pantoja, Ana Obregón... el imperio del papel couché: “Las redes sociales han matado el corazón”

Chelo García-Cortés mantiene que la prensa del corazón cambió con la aparición de periodistas en las portadas

Bárbara Rey fotografiada en Madrid para una entrevista.
Alfonso L. Congostrina

“Nos acompaña un personaje clave en la historia de España. Durante mucho tiempo vivió en los márgenes y acabó colándose en los despachos de los más altos representantes del país. En los despachos y en algunas de sus camas”. Así presentaba la periodista Marina Fernández a la inclasificable Bárbara Rey. La locutora entrevistaba a la amante del emérito en el programa Aquí Catalunya de la Cadena Ser. Lo hacía en el estudio Toresky de la capital catalana. Para ella reservaron el espacio más noble del edificio de Prisa en Cataluña, justo tres pisos por debajo de mi escritorio en la redacción de EL PAÍS. Fue a principios de julio. Una de las grandes muñecas rotas de España atravesaba la puerta que yo cruzo a diario. Hablaba con uno de los vigilantes a los que saludo, pasaba el torno… entraba en el Toresky. La vida de una de las mujeres más deseadas y envidiadas de este país estaba a punto de coincidir con la mía. Así hubiera sido si ese día yo no hubiera estado a 130 kilómetros del Toresky intentando informar sobre unos incendios en el corazón de Lleida.

La actriz, vedette, cantante, domadora de elefantes, musa del destape, símbolo sexual de la transición, icono de la lucha LGTBI, examante de algunos… pisaba las mismas baldosas negras que yo llevo años desgastando. La desventura nos apartó del camino. Pero la desdicha hizo presente mi imperio romano: las grandes mujeres del papel cuché.

Barbara, Isabel Pantoja, Encarna Sánchez, Ana Obregón, Carmen Sevilla, Lina Morgan, Terelu, Norma Duval… a qué se debe esta obsesión por señoras que podrían haber compartido pupitre con mi madre. Me abruma curiosear e intentar entender cómo aman de forma desgarrada, sufren, ríen, ganan mucho dinero, mienten, pisotean su intimidad, se arruinan, vuelven a amar y pelean por una vida que, está claro, no es fácil para nadie.

Isabel Pantoja junto con Julián Muñoz

Chelo García-Cortés está conduciendo cuando recibe mi llamada, curiosa, con la que intento que alguien aporte luz a esta oscura obsesión. Es paciente pero no sabe tratar obcecaciones. Al fin y al cabo, es periodista y no psiquiatra. Aun así, está dispuesta a aclarar este imperio de las heroínas de la prensa rosa. Parte de una premisa: “El mundo de hoy no tiene nada que ver con el de antes. Las redes sociales han matado el corazón. Ahora los personajes se hacen una foto con el móvil y lo publican en su Instagram”. Como gran sabia de su tema utiliza la mayéutica típica socrática (el diálogo y la pregunta para ayudar a una persona a descubrir conocimientos que, en principio, ya se poseen). “Alfonso, ¿Qué es para ti un gran personaje?”, avanza. Le comento mis obsesiones por el mundo femenino y le doy ejemplos rápidos (“la Pantoja, la reina Letizia o la princesa del Pueblo Belén Esteban”) esperando su respuesta. “Isabel Pantoja es una profesional que lleva 40 años cantando. La reina Letizia es una periodista que ejerce de reina. Lo tiene muy complicado, pero lo hace muy bien. Las dos son grandes personajes, aunque cae mejor la reina porque es de nuestra profesión, sabe lo que hace, cómo lo hace… la Pantoja se deja aconsejar por quién no debe. Es una gran cantante que no quiere cantar pero es única y es la última que nos queda”, sentencia García-Cortés recordando otras figuras como Rocío Jurado (también me interesa).

La periodista advierte que el caso de Belén Esteban es diferente. “Se ha sabido ganar al pueblo. Aquella chiquilla que se enamoró de un torero, pasó lo que pasó, y se ha convertido en un referente mediático. Ha conquistado al público”, detalla con un cariño especial.

Chelo Garcia-Cortes en una imagen de archivo.

“Pero Chelo, ¿por qué en el corazón nos interesan las mujeres y no los hombres?”. Como buena gallega de nacimiento contesta con otra pregunta: “Siempre han vendido más las mujeres. ¿Por qué en el fútbol la selección española femenina solo tuvo portada cuando Jennifer Hermoso tuvo aquel problema con Rubiales?”. El fin de la conversación tiene que ver casi con el principio. No solo las redes sociales son las culpables del, supuesto, declive de la prensa del corazón: “El día que las periodistas, incluida yo, empezamos a salir en las portadas vimos que algo había cambiado”. Deja la reflexión en el aire.

“Chelo, para acabar, ¿a quién te gustaría entrevistar?”. No piensa ni un segundo: “A la reina Letizia. Aunque no me pagaran nada. He entrevistado a mucha gente pero moriría por la reina”.

Si alguien me hace esa pregunta siempre digo: Isabel Pantoja. Arrastra masas, viuda de un torero, esclava del amor, amante de una estrella de la radio, novia de un alcalde, expresidiaria, madre de Paquirrín… Esa es la entrevista por la que yo moriría, aunque no me pagaran. El día que Isabel entre por las puertas del Toresky imagino que habrá algún incendio a 130 kilómetros de mi escritorio.

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