Las Fiestas de Gràcia empiezan entre silbidos y abucheos de los socorristas en huelga y vecinos de Vallcarca
La pregonera Maria Garganté se ha refierido en su discurso al genocidio en Gaza, al feminismo y al espíritu transformador de las festividades


Las Fiestas de Gràcia, en Barcelona, han empezado oficialmente este jueves entre silbidos y abucheos de los socorristas en huelga y los vecinos de Vallcarca durante el pregón de inicio de las festividades del barrio protagonizado por la historiadora Maria Garganté. Vecinos de Vallcarca han abucheado a la teniente de alcalde, Laia Bonet, a quien han recriminado con gritos de “Fora Laia” la especulación inmobiliaria que acecha al barrio. Pero no estaban solos. Los socorristas de Barcelona, que este jueves encaran el decimocuarto día de huelga indefinida, han exigido mejoras laborales y más recursos. Las festividades del barrio se celebrarán desde el 15 al 21 de agosto.
Los abucheos de los dos colectivos han sido constantes salvo en el momento de la danza del Àliga de Gràcia, que ha actuado acompañada de la banda municipal, y durante la lectura del pregón donde han irrumpido los aplausos. Los socorristas han portado pancartas en las que se leía “Laia Bonet, ens ofeguem. Parlem i resolem”, en alusión a la huelga indefinida que mantienen desde hace dos semanas. Los vecinos de Vallcarca, por su parte, han gritado: “Vallcarca para vivir, no para especular”.
Garganté ha empezado su discurso reivindicando a las editoriales independientes de Cataluña y su defensa de la literatura y lengua y catalana y ha continuado hablando de tres conceptos ligados a las festividades populares. “Comienzo con el concepto de la identidad”, ha explicado la escritora, que se ha referido a su localidad natal, Sanahuaja (Lleida) para subrayar lo que representa el sentimiento de pertenencia y ha elogiado al barrio de Gràcia por preservarlo. “La fiesta es como un espejo simbólico que refleja el sentido de pertenencia de una comunidad”, ha añadido desde el balcón.
“El segundo concepto que quiero resaltar es la consideración de la fiesta como patrimonio”, ha continuado la pregonera. “La fiesta no es nunca un territorio neutral y tiene que admitir las discrepancias”, ha afirmado, antes de lamentar que en un mundo globalizado “hablar de identidad se ha convertido en algo incómodo”, pero imprescindible “para responder a las preguntas de quienes somos y qué es lo que nos define”.
“El tercer elemento es la fiesta como experiencia transformadora. Hace unos días me preguntaron en una entrevista sobre cómo se puede celebrar una fiesta confrontando las atrocidades que ocurren en el mundo delante de nuestros ojos”, ha expresado la autora. Garganté ha declarado que la fiesta sirve “como una grieta” por la que puede aparecer “la revolución”, además de una oportunidad para “denunciar situaciones de injusticia como la especulación y la imposibilidad de acceder a una vivienda en condiciones justas”.
La autora también recordó al obra de mujeres como Simone Veil, que impulsó en Francia la ley que legalizó el aborto, a pensadores como Georges Bataille, y se refirió a “los que sufren desde el genocidio que se está perpetrando en Gaza” y a “todas las minorías perseguidas por motivos políticos o religiosos en el mundo”. Garganté ha concluido su discurso deseando “que celebrar sea un acto de revuelta colectiva contra la anestesia de la pasividad”.

Poco antes del acto, un puñado de jóvenes ha protagonizado el pregón alternativo, que ya empieza a ser una tradición en las Fiestas de Gràcia. El grupò ha simulado el secuestro de la teniente de alcalde en el escenario de la plaza de la Vila, a la vez que, como parte de la actuación, han solicitado al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, el cumplimiento de varios puntos del para su “liberación” como “el requerimiento del nivel G de catalán para entrar en la fiesta” o la reconversión del cuartel de la Guardia Civil en vivienda pública.
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