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Illa aspira al apoyo de ERC a los Presupuestos de 2026 tras encarrilar la financiación

Junqueras le recuerda que solo adquirirá nuevos compromisos si se cumplen los que están pendientes

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, el pasado viernes, en un acto en Girona.
Camilo S. Baquero

La advertencia ya es bien conocida, pero el pasado sábado, desde Bellpuig d’Urgell (Lleida), sonó de manera diferente. “Mientras no haya un acuerdo sobre el modelo de financiación, no puede esperar que haya otros grandes acuerdos con ERC”, recordó el líder republicano, Oriol Junqueras, en el Consell Nacional de su partido. Pero también se refirió a ofrecer los “incentivos necesarios” para que los socialistas puedan superar sus dudas, miedos y se den avances en todas las carpetas. “Los contenidos son, probablemente, más importantes que las fechas”, añadió. A los pocos minutos, el Govern anunciaba que el 14 de julio, dos semanas fuera del plazo acordado, se celebraría la Comisión Bilateral Estado Generalitat que sellará el pacto por la financiación. El presidente Salvador Illa encarriló así el cumplimiento de la promesa angular que sustentó su investidura. Ahora también espera que esa misma vía le abra la puerta a contar con los republicanos para aprobar los Presupuestos de 2026.

Julio se ofrece, de momento, como un mes clave para el futuro de la legislatura en Cataluña. Illa y el PSC no solo han maniobrado para, de momento, mantener aislado el Govern y su hoja de ruta de la turbulencia desatada por el escándalo de corrupción que toca a los dos últimos secretarios de organización del PSOE. Han logrado, además, que la promesa del nuevo modelo de financiación singular para Cataluña logre avanzar en un momento de máxima tensión y poder cumplir con la promesa hecha ya hace casi un año a Esquerra Republicana a cambio de la investidura.

El mes se saldará entonces no solo con la imagen de las dos Administraciones apostando en el encuentro en Barcelona por el nuevo modelo —cuya letra pequeña está aún por verse—, pero también con la Generalitat presentando, antes del día 31, su plan de implementación progresiva de ese acuerdo. El objetivo de que en 2026 la Agencia Tributaria de Cataluña comience a recaudar el IRPF también hace parte del acuerdo y el Departamento de Economía que pilota Alícia Romero trabaja para que también sea realidad, gracias entre otras cosas a las dotaciones de personal que ERC arrancó mediante las negociaciones de los suplementos de crédito.

La Generalitat cumple así con todo lo que está en su mano con el acuerdo. Pero el camino legislativo para que Cataluña liquide, cobre y recaude todos los impuestos va más allá de su voluntad o la del Gobierno. Junqueras, el sábado, también dio a entender que lo que queda será incluso mucho más difícil de gestionar y conseguir. “Debe ser el mejor acuerdo posible para Cataluña, pero también deberá ser un buen acuerdo para muchos que votarán en el Congreso”, advirtió el exvicepresident, recordando así que el terreno de juego es más grande y, con la actual tesitura política en las Cortes, mucho más complicado de navegar. Y, por descontado, con la espada de Damocles de la duración de la legislatura española en el techo.

Pero en el Ejecutivo catalán se aferran a la idea de que han ido cumpliendo poco a poco, pero con paso firme, las exigencias marcadas en los acuerdos de investidura y que eso ha de dar sus frutos. El repetido (y real) discurso de la vuelta a la normalidad institucional ya ha dado mucho de sí y el Govern Illa comienza a necesitar muscular sus apuestas sectoriales como las 50.000 viviendas hasta 2030. Ya con las carpetas de la opa sobre el Banco Sabadell, la amnistía o la ampliación del aeropuerto tramitadas, la urgencia se pone en poder tener unos Presupuestos actualizados para el próximo ejercicio, tras dos años de prórrogas.

Esa carpeta vuelve a caer en el despacho de Romero, sobre la que momentáneamente caen todos los focos después de un primer semestre donde ha sido la consejera y portavoz Sílvia Paneque la que ha tenido que aguantar la presión de una manera más pública, con el traspaso de Rodalies y sus continuas incidencias y el aeropuerto. La consejera de Economía aún no ha dado la orden de comenzar a confeccionar el borrador de las cuentas, pero aún está a tiempo para poder llegar al 1 de enero con unas cuentas aprobadas y en vigor.

Para que esos Presupuestos salgan adelante y poder escapar así del corsé de la prórroga, el PSC necesita de los votos de ERC y Comunes. Ambos, de momento, han descartado convertir la ampliación del aeropuerto en un casus belli, en un todo o nada de la legislatura, como sí fue el caso de Hard Rock y el Govern de Pere Aragonès. Con Junqueras hablando de “incentivos” y el Govern queriendo mostrar que cumple, parece que todo está mucho más encarrilado. También porque ERC comienza a dar señas de que algo ha cambiado: cierta actitud desacomplejada sobre qué dirá Junts. “Si hace falta lo haremos solos, como muchas otras veces. Pero si nos acompañan, estaremos muy contentos, y los que nos acompañen, también”, le dejó caer Junqueras al gran partido independentista, el pasado sábado.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.
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