La poca ética de comprar seres humanos
Un deseo no es un derecho y el Estado debe proteger los derechos de las mujeres y de los bebés por delante de la capacidad de compraventa de los que tienen la suerte y la poca ética de considerar que con dinero todo se puede


Ya en el infausto 2017, la entonces consejera de Gobernación de la Generalitat, Meritxell Borràs, bajo la batuta de Puigdemont, se vanagloriaba de que Cataluña se convertiría en la primera comunidad autónoma que reconocería y regularizaría la gestación subrogada… cuando fueran independientes.
La independencia y el alquiler de vientres pasaron a mejor vida, pero en 2021 el president Pere Aragonès quien, a pesar de posicionarse en una entrevista en contra de que las mujeres alquilaran su útero, le pidió al Comité de Bioética de Cataluña que elaborara un informe que se ha hecho público hace unos días, titulado La gestación subrogada. Reflexiones y propuestas para una posible regulación.
Ya empieza a ser preocupante el título: “gestación subrogada” en lugar de “vientres de alquiler”, pero el blanqueamiento léxico ni me sorprende.
“Casos mediáticos que afectan a personas con notoriedad pública hacen resurgir el debate”, dicen en el prólogo, y asumo, con tristeza, que si no hay un famoso que ponga un tema sobre la mesa ni nos preocupamos.
Sigue el informe con un glosario: “Progenitor o progenitores de intención”, o sea sí, pero no, o quizás, según el aspecto, el color o el estado del niño que entreguen, tendrán o no la intención de quedárselo.
Sigo.
Nos recuerda el informe que existe un “derecho a fundar una familia, que reconoce el art. 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos”, obviando que una familia no es tener hijos y que un derecho no es un deseo, o sea que uno puede tener el derecho a tener un hijo, pero que, obviamente, no todo vale para conseguirlo. Este pequeño detalle no es baladí. Aunque añaden: “Si este deseo es una necesidad vital tal que, en la medida en que no la puede satisfacer por otros medios”. Vaya, parece que para nuestros “expertos” en ética todo vale para satisfacer los deseo.
¿Por qué contratarías a una mujer para alquilar su vientre? Según los “expertos” hay varios motivos: enfermedades, fracaso reproductivo o componente psicosocial, entre los últimos el informe del comité de ética añade: “evitar los riesgos del embarazo y el parto” o “priorizar su carrera profesional o laboral u otros aspectos de su estilo de vida antes que gestar un hijo”. ¡Acabáramos! El comité de ética plantea como lícito y justificable contratar a alguna mujer, pobre, para que otra mujer, rica, evite esos riesgos derivados del embarazo y pueda desarrollar su carrera profesional. La catadura moral de los “expertos en ética” me deja pasmada, pero sigo leyendo.
Proponen que el “acuerdo” se lleve a cabo de forma “altruista”, aunque “hablamos de compensar a la mujer gestante por su esfuerzo y eso no puede considerarse un precio de la vida humana que será fruto de este esfuerzo”. Bueno, no le llamemos compra, llamémosle “precio que compensa el esfuerzo”.
Todo para acabar concluyendo que “habría que plantearse una regulación de esta práctica en un marco de control y supervisión pública”. Paguemos entre todos los deseos de ser padres y como guinda concluyen: “Conscientes de que una prohibición de la gestación subrogada a escala global es improbable, como también lo es su regulación uniforme en el ámbito internacional, creemos necesario optar por una regulación a escala nacional”.
Un razonamiento aplastante, si en todas partes se hace, ¿cómo no vamos a sumarnos nosotros? No sé cómo no se les ha ocurrido eso mismo para el narcotráfico o el tráfico de armas: como a escala global no se le puede poner coto, legalicémoslo aquí.
De todos los expertos del comité de bioética, solo uno, el doctor Joan Viñas Salas, vota en contra advirtiendo que los deseos de tener un hijo no pueden “conculcar los principios éticos básicos”. Gracias Joan.
Y es que es eso, amigos, no todo vale. Un deseo no es un derecho y el Estado debe proteger los derechos de las mujeres y de los bebés por delante de la capacidad de compraventa de los que tienen la suerte y la poca ética de considerar que con dinero todo se puede. Lo digo yo, que no soy experta en ética, pero la tengo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.