Zamora sigue esperando su nuevo conservatorio ocho años después de anunciarlo
En 2008 empezaron las obras del Palacio de Congresos, que se paralizaron un año después porque una de las empresas adjudicatarias entró en concurso de acreedores. Allí quedó el agujero hasta que, en 2017, se acordó el proyecto

El 2 de septiembre de 2008, el entonces presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, puso la primera piedra del futuro Palacio de Congresos de Zamora. Aunque nadie lo supiera en aquel momento, ese fue el inicio de una historia todavía inacabada: la del nuevo conservatorio de música de la capital zamorana.
La firma del convenio para el proyecto primigenio (el del Palacio de Congresos) tuvo lugar en noviembre de 2007 entre la Junta y el Ayuntamiento de Zamora (la alcaldesa era Rosa Valdeón ―PP―), que lo financiarían con un 70% y un 30% respectivamente. En mayo del año siguiente se adjudicó a la UTE Teconsa y Construcciones Basante por un importe de 11,6 millones de euros. El contrato definitivo se rubricó en junio de 2008 y estimaba un plazo de ejecución de 30 meses.
Se planificó la creación del Palacio en el antiguo teatro de la Universidad Laboral (la titularidad del edificio y de las parcelas la ostenta la Junta de Castilla y León), además de otro edificio con salas de reuniones, zonas de exposiciones y varias dotaciones más. En total, 8.765 metros cuadrados y un auditorio con capacidad para 600 personas, cuyo proyecto corría a cargo del arquitecto Francisco Mangado.
Esta infraestructura formaba parte del Plan de Equipamientos Culturales de Castilla y León, que contaba con una inversión global superior a los 209 millones de euros, de los que el Ejecutivo autonómico aportaba más de 100. La previsión era construir 86.811 metros cuadrados de superficie cultural, con más de 6.600 plazas de aforo.
Del Palacio al agujero
Las obras comenzaron, se realizaron los trabajos de cimentación y, en verano de 2009, Teconsa (una de las empresas que formaban la UTE) entró en concurso de acreedores. La alcaldesa declaró que esta circunstancia solo causaría “un pequeño retraso”. Nada más lejos de la realidad.
En una Comisión de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, celebrada el 5 de noviembre de 2012, el procurador del PSOE José Ignacio Martín Benito hizo un repaso a los principales hitos de este proyecto fallido hasta aquel momento. A principios de octubre de 2010, el consejero de Fomento anunció que se estaba elaborando un nuevo proyecto. El 30 de marzo de 2011, afirmó que el compromiso era “inequívoco, irreversible y claro” con el Palacio de Congresos, y que en fechas próximas se iba a licitar el proyecto y se iban a reanudar las obras. Y el 7 de mayo de 2011, el presidente Herrera dijo que se iban a sacar a licitación antes del 30 de junio, y añadía que era un reto personal.
Para terminar, el procurador subrayó que lo hecho se reducía a la excavación y a los primeros cimientos. “Unas obras abandonadas, un suelo anegado de agua con acumulación de lluvia, de basuras, de plaga de mosquitos en verano, quejas vecinales, quejas de la Asociación de Padres de Alumnos de la Universidad Laboral”.
El agujero
Y el tiempo pasó, “como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”, que decía Sabina. Con periódicas referencias, como la de las concejalas socialistas Mar Rominguera y Adoración Martín, que, en enero de 2014, le pidieron a Valdeón que se tapara “de una vez el agujero” y le exigieron responsabilidades por el “despilfarro de cuatro millones de euros” (que es lo que calculan que se llegó a gastar).
En septiembre de 2015, el nuevo alcalde de la ciudad, Francisco Guarido (IU) –que sigue ostentando el bastón de mando– se reunió con el director general de Vivienda y Urbanismo del Gobierno autonómico, Ángel María Marinero, y le presentó un proyecto municipal para la construcción de un centro cívico. Pero de allí no salió nada en limpio.
Centro cívico y conservatorio
Ese “agujero seguía abierto y sin ningún tipo de proyecto”, relata para EL PAÍS Guarido, “hasta que yo como alcalde y el presidente Herrera llegamos a un acuerdo para hacer un conservatorio y un centro cívico”. En un principio, se planteó hacer las dos instalaciones en el mismo espacio, pero, una vez esbozado el proyecto, “todos nos dimos cuenta de que no cabían”, recuerda el alcalde.
Finalmente, se decidió llevar el centro cívico a otra parcela propiedad de la Junta con una financiación, de nuevo, del 70% autonómica y el 30% municipal; dicha obra está en su fase final. Mientras que el conservatorio “se realizaría en el agujero de lo que iba a ser, y nunca fue, el Palacio de Congresos, y lo financiaría la Junta al 100%”, explica Guarido, que deja claro que “el Ayuntamiento no tiene nada que ver con el conservatorio ni con el desarrollo de la obra y sus paralizaciones”, aunque entienden que “un conservatorio para 400 alumnos es un logro importantísimo para la ciudad” y, por ello, se involucran.
El conservatorio
Finalmente, el 24 de julio de 2017 se firmó el protocolo de colaboración entre la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento, pero no fue hasta el año 2020, según informan a este medio desde la Consejería de Educación de la Administración autónoma, cuando comenzó la licitación de redacción del proyecto.
El contrato se adjudicó a la empresa Geoxa General de Construcciones SL, y la obra comenzó el 1 de julio de 2022, con un presupuesto de 17.260.182 euros. Las mismas fuentes explican que las obras, “en ningún momento, han estado paradas, si bien han sufrido retrasos desde 2023 debido a dificultades contractuales con la empresa adjudicataria, que responde a la situación global en la que ahora mismo está el sector de la construcción”.
Tras esta historia interminable, la pregunta es ¿cuándo tendrá Zamora su nuevo conservatorio? El pasado mes de octubre, en una visita de la consejera de Educación, Rocío Lucas, afirmó que ya hay entre un 45% y un 50% de obra realizada y que la previsión que manejan es que esté terminada a finales de 2026, es decir, 18 años después de poner la primera piedra para el Palacio de Congresos y nueve tras la firma del protocolo del conservatorio. Pero todo es susceptible de empeorar.
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