“La Boti”, la farmacéutica que unificó a los habitantes del Casco Antiguo de Alicante, tendrá una calle
La representante vecinal María Dolores Peretó dará nombre a una calle del Barrio, zona de ocio nocturno reconvertida en núcleo de viviendas turísticas


La rebotica de la farmacia de María Dolores Peretó, la Boti, como la conocían todos sus vecinos, bullía de gente prácticamente cada tarde, al cerrar el negocio. La Boti era la presidenta de la asociación vecinal (AVV) del Casco Antiguo de Alicante, el Barrio, para los alicantinos. Y hasta allí bajaba cualquiera que tuviera un problema o una necesidad, aunque fuera simplemente la de hablar con alguien. “La trastienda de la Boti era donde nos reuníamos los de la asociación, los de la comisión de fiestas de San Roque, todos, para maquinar acciones en favor del Barrio”, recuerda José Verdú, vicepresidente de la comisión festera. “Fue la mujer que unificó a todo el Barrio”, prosigue. Ayer, el Ayuntamiento de Alicante brindó homenaje a Peretó, que dará nombre a un pequeño callejón del territorio que defendió. Un barrio con un espíritu que, como su farmacia, ya no existe.
Ascensión Mora, propietaria del restaurante Rincón de Antonio, apenas puede hablar de su amiga. “Me entra congoja”, reconoce. “Era muy amiga de todos, y muy activa en la defensa del Barrio”. Peretó, que falleció en 2022, “era muy fácil de encontrar, ya que vivía en la farmacia”. “Era muy simpática y agradable”, señala Mora, “y escuchaba a todos los que se presentaban para hablar con ella”. También se emociona Teo Santos, ex vecino del Casco Antiguo. “Era genial, siempre dispuesta a ayudar, una bellísima persona que aportaba al movimiento vecinal, a las fiestas, a los carnavales”. Se toma un respiro: “Mira, se me ha puesto la carne de gallina al recordarla”.

Los fuertes vínculos que establecía la Boti con sus conciudadanos más cercanos y la energía con la que se enfrentaba al concejal de turno, fuera del partido que fuera, pueden ser los motivos por los que su nombre figure en una placa del callejero. Algo que no es habitual, aunque en Alicante, según fuentes municipales, ya existe una avenida de José María Hernández Mata que desemboca en el centro social Felicidad Sánchez, ambos históricos representantes vecinales del barrio de la Florida. El consistorio ha aprovechado el arranque de las fiestas de San Roque, una de las zonas germinales de la ciudad, en las faldas del monte Benacantil, para desvelar la placa dedicada a la Boti e inaugurar una escultura del santo que da nombre al barrio. “Será un homenaje muy merecido”, apunta Mora.
Verdú asegura que fue uno de los primeros mancebos que ayudó a Peretó a instalarse en su botica, situada en un chaflán de la plaza de San Cristóbal que ahora ocupan una pizzería y un pub. “Vino de la Marina Alta [la comarca más al norte de Alicante] para montar la farmacia junto a su marido”. “Como era muy buena persona y tenía mucho don de gentes, se hizo enseguida con todo el mundo”, rememora Verdú. En aquellos momentos, el Barrio concentraba el ocio nocturno de la ciudad. Pubs legendarios como el Coscorrón, el Armstrong, el Cienfuegos, el Jamboree, el Supporter, el Cure o el Forat llenaban de jóvenes las estrechas calles de la ciudad vieja, donde los vecinos ocupaban las viviendas con alquileres de rentas bajas, en su mayoría. También en el Barrio estaban los Astoria, dos mini salas convertidas en templos del cine independiente. Ninguno de ellos funciona en la actualidad.

“La Boti luchaba contra el ruido de los pubs”, declara Verdú, “contra el tráfico de drogas y la falta de seguridad”. Y fue “una de las principales impulsoras del Plan Racha”, una intervención municipal dedicada a la rehabilitación y acondicionamiento del Casco Antiguo de Alicante. “Ahora, sin embargo”, continúa, “el 90% del Barrio está ocupado por viviendas de uso turístico [VUT] que han tirado a mucha gente de aquí”. El propio Verdú tuvo que abandonar la casa en la que nació, al igual que Santos, que se ha trasladado a vivir a Castalla, un municipio situado a 36 kilómetros del centro urbano de Alicante. “Se ha perdido todo, ya no hay fuerza vecinal”, lamenta.
La asociación que gobernaba Peretó se ha diluido. El testigo lo ha recogido otra, más genérica, llamada Asociación Vecinal Laderas del Benacantil. “Hace años ―cuenta su presidente, Joaquín Gangoso, que llegó a la ciudad en 2004― el Barrio era el patito feo de la ciudad, no era fácil vivir aquí”. El Plan Racha “aportó mejoras” y “en los últimos diez años, se ha vivido un crecimiento exponencial del turismo”, tanto de viajeros de paso como de extranjeros que, finalmente, compran residencia en Alicante. “Nuestra principal reivindicación ahora es el recorte del horario de apertura” de los pocos locales de ocio que quedan, asegura, “para reducir el ruido”. “El siguiente paso, probablemente, sea la limitación y ordenamiento de las VUT”. Por último, como en tiempos de la Boti, los vecinos tendrán que abordar “la suciedad”, uno de los problemas endémicos de Alicante.
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