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Sánchez reactiva la agenda bilateral con Cataluña y Euskadi para amarrar la confianza de los socios

Albares volverá a llevar el catalán, euskera y gallego a Bruselas para reforzar también la alianza con Junts

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.
Carlos E. Cué

El Gobierno ha salido muy satisfecho del pleno de este miércoles en el Congreso, porque entiende que los socios, pese a las críticas, mantienen el apoyo y nadie está pidiendo elecciones. Pero al Ejecutivo no le basta con superar un pleno en el que no había votaciones, por más que algunos lo hayan vivido como una especie de cuestión de confianza no oficial. Necesita recomponer la mayoría para salir del agujero al que le ha llevado el encarcelamiento por presunta corrupción de Santos Cerdán, hasta hace un mes número tres del PSOE y uno de los principales negociadores de Pedro Sánchez. Y por eso, de forma discreta, ya desde mucho antes del pleno, el entorno del presidente está negociando intensamente con los grupos para ver cómo puede restablecer la confianza, avanzar en los asuntos pendientes y reconstruir la mayoría para volver en septiembre con una agenda de temas relevante que den contenido a la legislatura para romper esa idea de que Sánchez solo está en resistir y no en avanzar.

En este contexto, Sánchez ha ordenado a su equipo avanzar todo lo posible con las cuestiones pendientes y el fruto de esos movimientos son tres reuniones clave esta semana, una acumulación que de ninguna manera es casual, porque Sánchez quiere dejar las cosas más o menos cerradas antes de las vacaciones para confirmar la idea, trasladada en el pleno del miércoles, de que sigue contando con una mayoría.

El lunes, Salvador Illa, president de la Generalitat, recibirá en Barcelona al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y al secretario de Estado de Hacienda, que después participarán con el equipo de máxima confianza del presidente —conseller de presidencia y de economía— en una comisión bilateral entre las dos Administraciones, reactivada ahora, con un asunto central encima de la mesa: la financiación singular de Cataluña. Fue el tema estrella para que ERC permitiera la investidura de Illa, y los republicanos llevan meses presionando para que se remate ya este asunto porque el compromiso que se firmó para la investidura de Illa decía que para el ejercicio de 2026, el IRPF ya tendría que pasar su gestión a Cataluña.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, en un acto en Barcelona este jueves.

Es una cuestión extremadamente compleja, y no es fácul cerrarla del todo, aunque se sigue negociando incluso con discretos viajes de ministros de Sánchez a Barcelona para hablar con dirigentes de ERC. Y también se habló en la larga charla que mantuvieron en La Moncloa Sánchez e Illa hace dos semanas. Es difícil que este asunto se cierre definitivamente el lunes, dada su complejidad y la resistencia de técnicos de Hacienda, porque es algo que nunca se ha hecho, pero sí se espera un acuerdo político que enmarque la negociación del detalle para la proposición de ley que lo desarrollará. La propia reunión, en un momento tan sensible, demuestra que el Gobierno quiere jugar a tope esta carta para recomponer la mayoría.

El martes, un día después, Pedro Sánchez recibirá en La Moncloa al lehendakari, Imanol Pradales, en otra reunión bilateral clave cuyo momento tampoco es casual. El PNV está visiblemente inquieto con el escándalo de corrupción que afecta al PSOE, y su portavoz, Maribel Vaquero, fue de las más duras en el Congreso. “Nuestra confianza va camino de la UCI. No vamos a decir que el rey está desnudo, pero sí que lleva solo una hoja de parra”, llegó a decir, mirando a Sánchez. Al final, el tono de Feijóo fue tan duro que Vaquero acabó defendiendo a Sánchez ante las insinuaciones sobre su familia —“es una línea que no se puede cruzar en política, señor Feijóo”, dijo—. Aun así, el PNV mostró su distancia.

Por eso esta reunión es muy importante. Porque encima de la mesa están los asuntos pendientes del pacto que alcanzaron los dos partidos para la investidura de Sánchez. Transferencias pendientes de pensiones no contributivas, las prestaciones de desempleo, o el subsidio de desempleo, y las de salvamento marítimo y cuestiones de fondo que interesan muchos a los nacionalistas vascos como la conectividad de puertos, aeropuertos, ferrocarriles e infraestructuras en general.

Del éxito de esta reunión depende que el PNV consolide ese apoyo que apuntó al final en el Congreso, aunque los socialistas confían en uno de los socios más fiables que han tenido hasta ahora, ya que los dos partidos no solo están unidos en Madrid: también gobiernan conjuntamente en Euskadi, en coalición, y además se apoyan en otras muchas instituciones vascas donde juntos logran frenar a Bildu.

Sánchez intentará así antes del verano consolidar el flanco de ERC y el del PNV, pero hay otro más en el que se está trabajando con un hito esta misma semana: el de Junts. Para los independentistas de Carles Puigdemont es un hito decisivo, y también pactado en el acuerdo para la investidura de Sánchez, hacer todo lo posible para que el catalán —y de paso el euskera y el gallego— sean oficiales en la Unión Europea en esta legislatura, ante el riesgo de que en la próxima pueda volver el PP al Gobierno y ese asunto vuelva a quedar aparcado sine die. José Manuel Albares, del que hablan bien en Junts porque creen que ha puesto toda la carne en el asador, ya lo intentó hace dos meses, pero al final tuvo que posponer la votación ante la evidencia de que había muchos países —casi una decena— que estaban dispuestos a vetar.

Pero desde entonces se ha movido, y ha redactado un memorando para aclarar todas las dudas que expresaron varios de ellos, en especial Alemania, un país clave que arrastra los votos de otros muchos, y confía en poder aprobarlo ahora. Por eso se volverá a someter a votación este viernes 18, de nuevo para cumplir con el compromiso con Junts y también porque el Gobierno cree que ha llegado el momento de dar este paso que no hace daño a nadie y sí genera un reconocimiento importante de lenguas que hablan millones de españoles. En los territorios donde se hablan vive casi el 40% de los habitantes de España. No es fácil que salga adelante, también porque el PP ejercerá su presión con los países dominados por el PPE, como Alemania, pero en el Gobierno están decididos a volver a intentarlo las veces que sea necesario con los cambios que los distintos países reclamen hasta conseguirlo en esta legislatura.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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