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España se compromete con la OTAN a aumentar en 14.000 el número de militares

El aumento en un 11% de los efectivos totales de las Fuerzas Armadas se hará en dos ciclos de cinco años

Marineros en el portaaviones 'Juan Carlos I' frente a las costas de Barbate (Cádiz), el pasado mes de marzo.Foto: Francisco J. Olmo (Europa Press/Getty Images) | Vídeo: EPV
Miguel González

España aumentará en 14.000 su número total de militares antes del año 2035, según el compromiso adquirido por el Gobierno con la OTAN. El 50% de ese incremento, 7.000 efectivos, se producirá en el quinquenio 2025-2029; y el resto en el quinquenio 2030-2034, completándolo a lo largo de una década.

El compromiso de aumentar los efectivos de las Fuerzas Armadas figura en el Objetivo de Capacidades asignado por la Alianza Atlántica a España y fue revelado por el presidente Pedro Sánchez en el pleno del Congreso de este miércoles. Su periodo de cumplimiento coincide con el fijado en la reciente cumbre aliada de La Haya (Países Bajos) para alcanzar el listón del 5% del producto interior bruto (PIB) dedicado a defensa; un objetivo que España ha rechazado por innecesario. El Gobierno alega, basándose en un estudio del Estado Mayor de la Defensa (Emad), que le basta el 2,1% del PIB para cumplir sus compromisos con la Alianza Atlántica, incluido el incremento de personal.

España tiene unos 120.000 militares en activo (116.410 a 1 de enero de 2024, según el Observatorio de la Vida Militar, dependiente de las Cortes), por lo que el incremento previsto en una década ronda el 11%. Se mantiene, en todo caso, dentro de la horquilla que marca la Ley de la Carrera Militar de 2007, entre 130.000 y 140.000 efectivos militares como máximo, de los que 50.000 serán oficiales y suboficiales, por lo que no será necesario acometer una reforma legal.

El jefe de la cúpula militar, el almirante general Teodoro López Calderón, ya advirtió el pasado miércoles en un acto público que el número de efectivos con el que cuentan las Fuerzas Armadas “es hoy por hoy claramente insuficiente”. Los ejércitos han perdido más de 10.000 soldados en los últimos años, mientras que han asumido cada vez más misiones, desde la ciberdefensa a la vigilancia del espacio exterior, pasando por la lucha contra los incendios forestales, pandemias y catástrofes naturales como la dana; sin olvidar la multiplicación de misiones internacionales, con más de 3.000 efectivos desplegados en el exterior.

El real decreto de plantillas militares para el periodo 2025-2029, del pasado 11 de marzo, reconoce “la necesidad de incrementar el número global de efectivos de las Fuerzas Armadas para poder hacer frente a la aparición de nuevas amenazas y ámbitos de actuación, así como a la creciente demanda de estructuras de mando y control, tanto nacionales como internacionales a las que pertenece España (EU y OTAN), que no pueden ser ajenas a la actual coyuntura geopolítica”.

El reto, sin embargo, no solo está en reclutar más militares, sino sobre todo en retenerlos. Los equipos que utilizan las Fuerzas Armadas son cada vez más sofisticados y lo serán todavía más a medio plazo, con la incorporación de la inteligencia artificial (IA) y la robótica, por lo que su manejo requiere técnicos altamente especializados con una sólida formación cuyo fichaje resulta muy atractivo para las empresas tecnológicas. “Tenemos que ofrecer a los militares una retribución acorde con su nivel de preparación y exigencia”, advirtió el jefe de la cúpula militar, admitiendo así que los sueldos que pagan las Fuerzas Armadas no son competitivos en el mercado laboral, por lo que corren el riesgo de descapitalizarse y perder a sus mejores expertos una vez que les han facilitado formación y experiencia. La obligatoriedad de permanecer en filas determinado número de años tras realizar los cursos más costosos se considera un parche y puede tener incluso efectos contraproducentes, advierten fuentes militares. “El elemento humano puede acabar representando un factor crítico. Sin un personal adecuadamente formado, regularmente adiestrado y anímicamente motivado los sistemas más costosos pueden resultar inútiles”, advierte un mando veterano.

El aumento del personal —no solo para dotar las unidades de fuerza, sino también los cuarteles generales— no es la única exigencia que el Objetivo de Capacidades de la OTAN atribuye a España. El documento, que fue aprobado el pasado 5 de junio por los ministros de Defensa de los 32 países aliados y está clasificado como secreto, obliga a España a desarrollar y mantener una serie de sistemas de armas e infraestructuras.

Entre otros deberes, España debe mejorar sus sistemas de defensa aérea, mediante la modernización y adquisición de nuevas baterías de misiles antiaéreos Nasams y antimisiles Patriot; sistemas contradrones; equipos de guerra electrónica e inteligencia, en plataformas terrestres navales y aéreas; o los llamados capacitadores (artillería, ingenieros, transmisiones o apoyo logístico) que doten a las grandes unidades del Ejército de Tierra de capacidad de combate. Varios de estos programas se han puesto ya en marcha o están a punto de hacerlo, como el nuevo buque de espía de la Armada o los satélites de observación de la tierra Paz II; mientras que otros, como los misiles Patriot, se han retrasado por la larga lista de espera que tiene la cadena de producción.

En 2029, la OTAN revisará el cumplimiento de los Objetivos de Capacidades por cada uno de los países. Será ese el momento de comprobar si, como asegura el Gobierno español, puede cumplirlos con el 2,1% de su PIB o necesita dedicarle el 5%, como sostiene el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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