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PSOE
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un incendio por perimetrar en el PSOE

A la zozobra por lo que está por venir en la trama corrupta se une la desolación de muchos por el movimiento fallido de Sánchez con Salazar

Pedro Sánchez, este sábado, en el Comité Federal del PSOE, recibe el aplauso de la secretaria general del Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE), María Chivite, este sábado en Madrid. Foto: Pablo Blazquez Dominguez HANDOUT (EFE) | Vídeo: EPV
Inma Carretero

Patada hacia delante a la espera de nuevos acontecimientos. Solo cinco días después de que su último secretario de Organización entrara en prisión, el PSOE cumplió ayer con el guion del cierre de filas como estaba previsto. Pero la intervención de Pedro Sánchez frustró las expectativas de muchos socialistas de distintos rincones de España que siguen sin encontrar salida por una razón fundamental: ni ellos ni nadie conoce el perímetro del incendio hasta que la UCO culmine sus investigaciones sobre la trama corrupta. A la zozobra por lo que está por venir se une la desolación por el último movimiento de Sánchez que, pese a los mea culpa y la contundencia de las palabras, no ha liderado el cambio más radical que algunos esperaban. “Si quieres una dirección nueva y que no parezca lo anterior, Francisco Salazar no era el indicado”, defiende una feminista del partido.

El PSOE ha puesto en marcha una investigación interna tras las acusaciones de acoso contra Salazar, pero la secuencia de su ascenso y caída en la nueva cúpula socialista aumenta la sensación de psicosis y demuestra la dificultad del secretario general para encarrilar la crisis. “¿Quiénes somos nosotros?”, se preguntaba un militante en su grupo de Whatsapp tras escuchar al presidente entonar que “nosotros no somos como el PP y Vox, ni como los corruptos que han manchado nuestras siglas”.

El desconcierto sigue instalado en las filas socialistas. Hasta hace poco, ese “nosotros” incluía a un dirigente que está en prisión preventiva en Soto del Real y durante mucho tiempo el “nosotros” se refirió también a otro supuesto corrupto que no cumple con los mínimos principios éticos de un partido que quiere abolir la prostitución. El “nosotros” que escribieron en el discurso del presidente para este comité federal incluía, en presente, a un colaborador retirado de la ecuación porque hay acusaciones de acoso en su contra.

Pedro Sánchez hizo referencia en su intervención a la decepción entre los socialistas porque es consciente de que es un sentimiento muy extendido y vinculado a nombres que encandilaron a la militancia en 2017 con su discurso contra las élites y el aparato socialista. Contra el antiguo testamento. Pero de esta etapa de rebeldía que electrizó a las bases nació una estructura que ha resultado ser tan controladora como cualquier otra, tan aparato como cualquier aparato. De los apoyos del inicio solo sobrevivieron hombres en el estrecho círculo de confianza del presidente (Carmen Calvo salió en 2021 y Adriana Lastra, un año después) y el único que quedaba tras los desastres de Ábalos y Cerdán es el protagonista del último episodio que ha echado por tierra el intento de regeneración feminista del viernes en Ferraz con charla sincera y foto con las responsables de Igualdad.

Éstos han sido días de conversaciones y concurso de ideas en el PSOE y hay opiniones para todo. Socialistas que a ratos se agarran al hecho de que el PP aguantó cinco años y medio después de los papeles de Bárcenas pero que se vienen abajo cuando recuerdan que los Presupuestos de esta legislatura ni están ni se les espera. ¿Es posible renovar la confianza del Congreso en estas circunstancias?, se preguntan. Hay quienes activan su lógica de supervivencia para defender que hay que seguir en el Gobierno porque su hoja de ruta merece la pena y que si no sale una grabación demoledora, hay que pelear. ¿Pero quién les da garantías de que eso no va a pasar? ¿Es este realmente el peor momento para unas elecciones?

El comité federal de este sábado iba a ser el lanzamiento de María Jesús Montero como candidata en Andalucía y del reencuentro de los socialistas en Sevilla, la misma ciudad donde celebraron en noviembre pasado su 41º Congreso en un ambiente ya de desconcierto, a la defensiva, lamiéndose las heridas por lo que consideraban una cacería contra el Gobierno por las causas contra la familia del presidente y el Fiscal General del Estado. Muchas de las incertidumbres que sobrevolaban en las conversaciones de pasillo son hoy losas que caen sobre las espaldas de este PSOE al que Pedro Sánchez le dice que no se trata de resistir sino de avanzar, pero que por ahora no saben cómo hacerlo.

De este comité federal no se podía esperar una retirada de la confianza al secretario general porque el PSOE está recién renovado de arriba a abajo y totalmente alineado con Sánchez, de hecho, varios ministros lideran las federaciones más importantes y marcaron la pauta en sus intervenciones a puerta cerrada. Nadie duda de que Sánchez tiene el aval del principal órgano del partido para seguir adelante y para presentarse el miércoles en el Congreso con el mandato de ofrecer medidas que restablezcan su credibilidad, pero lo que la mayoría no tiene claro es a qué atenerse. Cuándo recibirán el siguiente golpe y qué capacidad tendrán para sortearlo. Siguen sin tener claro el alcance del terreno calcinado en el PSOE.

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