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La Crónica
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El PSOE busca preservar su marca y conjurar el peligro de extinción de la mayoría de izquierdas

La Operación Illa es hoy defender a Pedro Sánchez y su gobierno, que se juega su futuro

Pedro Sánchez y Salvador Illa, en Barcelona el pasado junio.
Anabel Díez

Qué o a quién hay que proteger del escándalo desatado por los presuntos desmanes y latrocinios de los dos más altos cargos del PSOE, en los que el líder del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confió indubitadamente. En su exministro José Luis Ábalos, hasta 2021; después el apoyo fue muy parcial y de lejos, pero continuó, hasta que fue detenido su asesor, Koldo García, en febrero de 2024. En Santos Cerdán, ex secretario de Organización como lo fue Ábalos hasta 2021, se apoyó hasta hace diez días. Proteger al Gobierno o al partido. Esta es la pregunta que recorre la organización socialista y los ámbitos gubernamentales. La respuesta no es lineal, según los interlocutores sean próximos candidatos municipales y autonómicos, responsables del partido territoriales, parlamentarios o altos cargos. El Gobierno es lo que cuenta y hasta el último minuto, como por sorpresa puso este domingo el presidente de manifiesto al anunciar un acuerdo con la OTAN para liberar a España de la contribución del 5% de su PIB sin aparecer como un país desleal con los aliados.

Sánchez ha allanado así el camino hacia la cumbre de la OTAN, que empieza este martes en La Haya, Países Bajos, delante del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y, de paso, ha demostrado que no solo ha estado ocupado con los casos de corrupción de su partido, que tienen en shock a toda la organización y también a su Gabinete.

Tener el Gobierno es la culminación de las aspiraciones de un partido, pero sin preservar la reputación de este no se llega a La Moncloa. Proteger la marca es esencial, resaltan en todos los ámbitos consultados.

Entre los diferentes componentes de la coalición gubernamental gana sobremanera el objetivo de pensar en el medio y largo plazo. “Lo que está en juego son las mayorías de gobierno progresistas para los próximos años”, señalan interlocutores de la coalición formada entre el PSOE y Sumar. Las elecciones próximas pueden deparar la imposibilidad de formar de nuevo una mayoría parlamentaria para gobernar, pero lo que hay que evitar es que la izquierda quede arrasada para muchos años por casos de corrupción del primer partido de la izquierda, apuntan fuentes del bloque progresista.

Ningún partido del bloque que apoya al Gobierno de coalición, aunque no sea al cien por cien, declara que quiera derribar al gobierno, pero tampoco sostenerlo si nuevas revelaciones solo pueden empujar al fin de la legislatura.

Ningún interlocutor de la coalición considera verosímil que Pedro Sánchez se haya lucrado personalmente de la trama corrupta, aunque se evita hacer un pronunciamiento público de inocencia.

La dificultad de una salida en forma de cuestión de confianza en el Congreso de Pedro Sánchez parece insalvable. No la obtendría, por lo que inmediatamente se vería abocado a convocar elecciones. No está en eso. No ahora.

Podemos ha vuelto a su posición de 2016, de enfrentamiento total con el PSOE, como durante el final del Gobierno del PP. La exigencia y la dureza de Sumar con el PSOE también ha escalado extraordinariamente. El catálogo de exigencias a Pedro Sánchez, relacionadas con la corrupción, deberá tener respuesta en breve. En la formulación de propuestas también está La Moncloa. Los socios, de fuera y dentro del gobierno, no van a soltar la demanda de endurecer el castigo a las empresas corruptoras.

Además de Sumar, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, mete prisa, urge al aprovechamiento del tiempo para adoptar medidas de gobierno en favor de quienes más lo necesitan, por si queda poco y las elecciones se celebran mucho antes de lo que el bloque en el poder quisiera. En eso está Compromís, el BNG y el PNV, cada uno según su estilo, pero no dudarán en dejar que la legislatura se cierre si las revelaciones de la corrupción no les deja otro camino.

En el PSOE también saben que la gravedad de lo ocurrido trasciende a las tres personas imputadas; no tienen información, aseguran, pero dan por supuesto que ha habido más colaboradores necesarios. Junts, por su parte, se jacta de que la distancia que establecen con el Gobierno central es idéntica a la del primer día; solo cambia que ahora están más incómodos. Desde Izquierda Unida, su coordinador general, Antonio Maíllo, precisa que su organización se siente muy concernida con el devenir de los gobiernos de izquierda. La indignación de este sector de la sociedad debe transformarse “en movilización” y no en absentismo, señala Maíllo. De momento, con medidas inmediatas de regeneración democrática.

La preocupación del PSOE por el daño a las siglas, y, por tanto, al proyecto, se traduce en las llamadas al unísono de todos sus portavoces para que el partido “defienda la labor del gobierno de estos siete años, y con la cabeza alta”. En suma, no arrugarse porque pase lo que pase, el PSOE continuará, señalan dirigentes territoriales. En esa tarea empezó este domingo mismo el primer secretario del PSC y presidente de la Generalitat, Salvador Illa.

No hay Operación Illa para sustituir a Pedro Sánchez, señalan fuentes socialistas del PSC y del PSOE. La Operación Illa consiste en defender a Pedro Sánchez, señalan en el entorno del gobernante catalán, que recuerdan los años que ha costado que un socialista ostente la presidencia de Cataluña. Estas son las opiniones y decisiones actuales, sin predeterminar el futuro. A Salvador Illa le escucha el PSC, el PSOE y muchos votantes progresistas, recalcan en ámbitos socialistas, que reconocen la necesidad actual de voces respetadas en la izquierda. Unai Sordo, reelegido este fin de semana secretario general de CC OO durante cuatro años y por última vez, es una de ellas.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).
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