Ábalos se desvincula en el Supremo del amaño de obras y asegura no reconocerse en los audios
El juez rechaza la petición de las acusaciones populares de encarcelar de forma preventiva al exministro y a su antiguo asesor
Tras varios días amagando con tirar de la manta, José Luis Ábalos se ha limitado este lunes en el Tribunal Supremo a desvincularse del supuesto amaño de obras públicas a cambio de comisiones que le atribuye la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. El exministro de Transportes ha asegurado ante el juez Leopoldo Puente que él no participaba del proceso de adjudicaciones públicas y que, por tanto, no pudo manipularlas. Ábalos, según fuentes del caso, ha añadido que no se reconoce en los audios que le incriminan. Unas grabaciones que fueron registradas supuestamente durante un lustro por su antiguo asesor, Koldo García, y que han quedado plasmadas en el reciente informe policial que ha destapado la presunta participación del último secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en la supuesta trama de corrupción que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno y al PSOE. Koldo García, que estaba citado ante el magistrado después de Ábalos, se ha acogido a su derecho a no declarar.
La de este lunes era la tercera comparecencia ante el juez del exministro y de su antiguo asesor. El instructor los había llamado a ambos de nuevo después de recibir el informe de la UCO que reveló la supuesta implicación de Cerdán en el amaño de contratos de obra pública a cambio de mordidas, ante lo que Ábalos había deslizado la posibilidad de señalar a su exasesor y al que era secretario de Organización del PSOE hasta hace dos semanas. Sin embargo, el exministro se ha limitado finalmente a desmarcarse de cualquier posible irregularidad en las adjudicaciones públicas de Transportes —departamento marcado como el epicentro de la trama— y en el resto de hechos que los investigadores le atribuyen, como mediar para favorecer el rescate de Air Europa durante la pandemia o para que Claudia M., una mujer que la Guardia Civil vinculó a Ábalos, fuera contratada en Logirail, una filial de Renfe.
Ábalos ha hecho este movimiento después de reunirse este domingo con García y los abogados de ambos para poner en común su estrategia de defensa. La cita acabó sin un acuerdo y cada uno ha optado por un camino para la declaración de este lunes: Ábalos ha contestado a las preguntas del juez y la Fiscalía, pero no a las de las acusaciones populares. Y, como hizo en comparecencias anteriores ante el juez, ha negado los hechos. El exministro ha asegurado que tampoco tenía constancia de la implicación de García o Cerdán. Por su parte, su exasesor se ha acogido a su derecho a no declarar después de que el juez rechazara la petición registrada este mismo lunes por su abogada para retrasar el interrogatorio.
En esta tercera comparecencia, Ábalos y García se han enfrentado por primera vez a la posibilidad de entrar en prisión provisional, después de que la acusación popular, dirigida por el PP, reclamara su encarcelamiento por los indicios recogidos en el último informe de la Guardia Civil. Esa iniciativa no ha sido compartida por la Fiscalía Anticorrupción ni por el juez, que ha decidido mantener las medidas cautelares que ya pesan sobre el exministro y el que fuera su asesor (retirada de pasaporte, prohibición de salir de España y comparecencias quincenales en el Supremo).
Al terminar sus comparecencias, Ábalos y Koldo García han tenido que quedarse en el tribunal hasta que el instructor ha resuelto sobre la petición de prisión provisional, una decisión que se ha demorado casi dos horas. Según fuentes de las defensas, esta tardanza ha provocado que cundiera el nerviosismo entre el exministro y su antiguo colaborador. La decisión ha llegado sobre las 14.30, cuando el juez ha dictado dos autos en los que advierte que los indicios contra ellos no solo se mantienen, sino que “incluso aparecen seriamente consolidados tras el último informe” de la UCO. No obstante, el magistrado recalca que la prisión provisional es una medida cautelar “de carácter excepcional”, que solo procede acordar cuando exista riesgo de fuga, de reiteración delictiva o de eliminación de pruebas. Y, según el magistrado, ninguno de estos factores se da en este caso “con la claridad necesaria”. Pese ello, en el caso de Koldo García, el juez le apercibe expresamente de que, si incumple alguna de las medidas que ya tiene impuestas, se replantearía su decisión de que siga en libertad.
El juez ha centrado el interrogatorio a Ábalos en tres asuntos: el rescate de Air Europa, la contratación en Logirail de Claudia M. y el último informe de la UCO sobre el supuesto amaño de obras. Según las fuentes consultadas, Ábalos ha protagonizado una declaración algo errática. Ha comenzado advirtiendo de que pretende colaborar con la Fiscalía; pero, a continuación, se ha excusado en que no tiene todos los dispositivos electrónicos que la Guardia Civil le intervino durante el registro a su vivienda el pasado 10 de junio y que necesita “algunos días” para poder hacer “un relato coherente”. Aun así, el exministro, que ha asegurado ante el juez estar viviendo una situación personal muy tensa y ha lamentado las pintadas que han aparecido en la fachada del edificio en el que reside en Valencia, ha aceptado contestar a las preguntas del juez y de la Fiscalía.
A preguntas del instructor, Ábalos ha asegurado que nunca tuvo capacidad para influir en las adjudicaciones de contratos de su ministerio, por lo que no pudo amañarlas para que recayeran en determinadas empresas a cambio de comisiones. El socialista ha asegurado también que no se reconoce en la mayoría de los audios intervenidos por la Guardia Civil a García, en los que se escucha a este hablar de supuestas mordidas con Cerdán y Ábalos. Y ha señalado que no sabe si esos audios pueden estar manipulados porque él, asegura, ni se identifica en la voz que se escucha en algunos de ellos, ni recuerda haber tenido ese tipo de conversaciones. Incluso, ha lamentado que uno le ha hecho “mucho daño en lo público”: “uno sobre unas señoritas” —según la UCO, en una conversación intervenida se le escucha decir: “La Carlota se enrolla que te cagas”—.
El exdirigente del PSOE ha aseverado que nunca supo que le grababan y ha intentado no dar más detalles de los audios, alegando que no sabe si los ha escuchado todos o si a su antiguo asesor se le intervino alguno más que él no conozca. El juez, según fuentes del caso, ha precisado que existe una “cantidad ingente de documentación” y que solo se han incorporado a la causa y al informe de la UCO los que han podido ser tratados. Y ante algún intento de irse por las ramas, el magistrado le ha reprochado que no responda a las preguntas que se le hacen y que parezca que “habla para los medios de comunicación”.
El juez Leopoldo Puente le ha preguntado por conversaciones concretas en las que García y él hablan de supuestas cantidades de dinero asociadas a determinadas licitaciones, pero Ábalos ha contestado con evasivas, asegurando que no le encuentra “ningún sentido” a esas grabaciones porque él no tenía capacidad para intervenir en las adjudicaciones. El instructor ha querido también saber qué contenía el disco duro que el exministro intentó sacar de su domicilio durante el registro de la UCO entregándoselo a una mujer con la que estaba en su casa cuando llegaron los agentes. Según Ábalos, en ese dispositivo guardaba toda la información de su etapa parlamentaria y de su defensa en la causa judicial, pero, ha asegurado que todo lo que contiene esa unidad está en otro disco que se llevó la Guardia Civil de su vivienda.
Durante el interrogatorio se le ha preguntado también por el rescate de Air Europa, acordado por el Gobierno durante la pandemia de covid-19, y por la nota de prensa emitida por su ministerio unos días antes y que, según han constatado los investigadores, fue remitida al comisionista Víctor de Aldama. Ábalos ha asegurado que no participó en el rescate ni en la redacción de la nota. Ni se la envió al empresario, según ha remachado, antes de insistir en que “no era su interlocutor”. “Yo no se la mandé”.
El exministro se ha desvinculado igualmente de la contratación en la empresa Logirail (filial de Renfe) de Claudia M., para la que, según la UCO, intercedió Ábalos. Este, sin embargo, ha asegurado que conoció a esta mujer en un acto en Gijón del PSOE, partido en el que ella militaba, y que después ella le escribió varios mensajes a través de la red social Instagram, pero que nunca más se han visto.
Por otro lado, Ábalos se ha desmarcado de Joseba Antxon Alonso, dueño de la compañía Servinabar. El exministro ha dicho que no conocía a ese empresario, ni a la mercantil, pero que sabía que era amigo de Cerdán. Los agentes han señalado que Servinabar se usó para participar en adjudicaciones públicas bajo sospecha y que encontraron en casa de Alonso un documento que recoge la transferencia en 2016 de un 45% de las participaciones de esa empresa a Cerdán.
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