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Munroe Bergdorf, modelo: “Si la comunidad trans pudiera ofrecer al capitalismo lo mismo que los gays blancos, no estaríamos tan explotadas”

La maniquí, escritora y activista inglesa es una voz lúcida y combativa que no rehúye la polémica y que ha logrado llevar su discurso sin concesiones a espacios tan dispares como la ONU o las portadas de las revistas de moda

Munroe Bergdorf, retratada en Londres a principios de junio.

Ayer, Munroe Bergdorf (Stansted Mountfitchet, Reino Unido, 37 años) acudió a la fiesta de verano de la Royal Academy of Arts de Londres. Esta mañana, tras aparecer entre las mejor vestidas del evento en los medios más prestigiosos, la modelo, escritora y activista transexual ha pedido retrasar un poco la entrevista y la sesión de fotos que van a tener lugar en este estudio en White­chapel al que acaba de llegar, sonriente, sin apenas rastro, ni en su semblante ni en su actitud, de cualquier estrago causado por una noche larga entre la flor y la nata de la cultura y la moda londinense. “Bueno, si me podéis traer un red bull y una chocolatina mars bars…”, nos pide con una seductora sonrisa culpable. “Necesito un poco de azúcar”.

Estas semanas están siendo de mucho ajetreo para Bergdorf. A principios de junio salió en el Reino Unido su segundo libro, Talk To Me (habla conmigo), una suerte de manual para hacerse valer ante las embestidas de la internacional retrógrada. Y apenas dos días antes de esta cita se presentaba Love & Rage (amor y rabia), documental que explora su vida, desde su infancia en Essex, hoy uno de los feudos de Reform, el partido del ultraderechista Nigel Farage, hasta convertirse en la primera modelo trans en protagonizar una campaña para el gigante de la cosmética L’Oréal en 2017. Al poco fue despedida por un post en su Facebook escrito tras los violentos altercados en Charlottesville (EE UU) entre supremacistas blancos y contramanifestantes en que hubo un fallecido. En su escrito, Munroe venía a afirmar que todos los blancos llevan un racista dentro, algo que sentó realmente mal a muchos rostros pálidos.

"El género es una construcción que se enseña. Si la cultura les dice a esos niños que es lícito odiar a las personas trans, eso desembocará en niños y niñas trans muertos", afirma Bergdorf.

Luego fue nombrada asesora LGTBIQ+ del Partido Laborista, pero la presión mediática la hizo dimitir casi inmediatamente, pues sentía que su polémica presencia estaba siendo utilizada por la derecha y sus medios proxy para derrocar al entonces líder laborista Jeremy Corbyn. Casi a continuación fue nombrada embajadora de Childline, una asociación benéfica financiada por el Gobierno, dedicada a asesorar a los niños en situaciones de riesgo. También tuvo que dejarlo porque los mismos medios denunciaron que alguien que había aparecido en Playboy no podía ocupar ese puesto. Todo esto lo contó en Transitional, su autobiografía editada en 2023 —un año antes de vivir la enésima polémica al ser nombrada embajadora de las mujeres del Reino Unido ante la ONU y despertar el odio de los sectores más conservadores—, que recorre con detalle esta existencia suya en forma de carrera plagada de obstáculos, ante los que nunca ha retrocedido. Siempre ha chocado. Unas veces ha caído el obstáculo; otras, ha caído ella.

Ha publicado un libro y un documental en un momento clave para los derechos trans en el Reino Unido. El mes pasado, el Tribunal Supremo dictó una sentencia sobre la definición de mujer que excluye a las mujeres trans. ¿Cómo se sintió?

Es devastador. Creo que es muy importante reconocer que esto forma parte de una tendencia global.

¿Debería existir una alianza trans internacional?

Claro. Pero ¿quién va a financiarla? Ellos cuentan con todos esos billonarios que están pagando el movimiento antitrans. Nosotras no tenemos la misma capacidad para financiarnos. Durante un tiempo, muchas creímos que las cosas estaban cambiando porque las marcas empezaron a apoyar a nuestra comunidad, tal vez porque pensaban que podrían sacar algo a cambio. Pero en cuanto se hizo evidente que el cuerpo trans iba a politizarse y a ser visto como algo controvertido —aunque en realidad no hay nada intrínsecamente controvertido en ser trans—, ese apoyo desapareció.

¿Cree que toda persona trans tiene la responsabilidad de alzar la voz?

Depende. Si cuentas con una plataforma pública, entonces creo que sí tienes una responsabilidad, especialmente ahora, porque hay gente que te está mirando. No se trata solo de ir soltando mensajes, es cuestión de llevarlo a tu trabajo. Eso sí, no creo que alguien que trabaja en un hospital, en una tienda o en una oficina tenga necesariamente el deber de hablar, porque no todas tenemos los mismos recursos ni las mismas redes de protección. Para muchas personas, el silencio es una forma de supervivencia. Así pues, depende mucho del entorno. Pero si puedes, deberías hacerlo.

¿Qué pueden hacer las personas fuera de la comunidad para ayudar?

Si eres periodista, usa tus palabras para defender a nuestra comunidad. Si tienes una empresa, da oportunidades laborales. El desempleo en la comunidad trans es altísimo. En el Reino Unido, la ley dice que no te pueden despedir por ser trans, pero aún existe discriminación en el proceso de contratación. Si trabajas en salud, dedica parte de tu tiempo a ayudarnos. Si se te dan bien los números, echa una mano con la contabilidad.

"En el Reino Unido, la ley dice que no te pueden despedir por ser trans, pero aún existe discriminación en el proceso de contratación", dice Munroe Bergdorf.

¿Cómo gestiona la responsabilidad de saberse un modelo para muchas personas trans?

Es agotador. Cuando empecé a alzar la voz por la comunidad trans, las circunstancias no eran las que son ahora. Entonces la conversación giraba en torno al respeto, la dignidad y la seguridad, cosas que todas las personas merecen. Pero ahora, tanto el Gobierno británico como los medios nos presentan como enemigas del Estado. Ayer, en la fiesta de verano de la Royal Academy of Arts, una mujer, madre de un hijo trans, se me acercó y empezó a llorar. Y… es intenso. Me pasa a menudo. Es difícil cuando alguien que nunca has visto se pone a llorar frente a ti. Pero reafirma que el trabajo que estás haciendo va más allá de lo que eres consciente. También te hace ver lo mucho que está en juego.

En 2017, su crisis con L’Oréal marcó un punto de inflexión en su carrera…

Escribí un post en Facebook sobre los disturbios de Charlottesville que siguieron a la manifestación Unite the Right, uno de los eventos más terroríficos que he presenciado. Neonazis, fascistas, miembros del KKK marchando con antorchas…, era de pesadilla. Una activista antirracista fue asesinada cuando un supremacista blanco embistió con su coche a una multitud. En mi post sentí que simplemente estaba relatando los hechos.

Escribió que “todas las personas blancas” eran culpables de violencia racial.

Me sentí herida por la reacción ante mi afirmación de que el supremacismo blanco es una de las ideologías más letales que hay. Me pareció absurdo que atacaran a alguien por señalar la raíz del problema. En ese momento, no estábamos acostumbrados a hablar del racismo sistémico de esa forma. Se entendía el racismo como insultar a alguien. Pero hay un sistema consciente de opresión implementado durante cientos de años que nace de la esclavitud y el colonialismo, y que aún mantiene sus beneficios.

¿Por qué decidió entrar en ese debate?

Sentía que no tenía elección. Tenía que hablar. Fui a todos los canales de noticias posibles. Aproveché cada oportunidad. Acabé hecha polvo. Lloré en directo en Channel 4 News.

¿Cómo vive usted el racismo?

No soy una mujer negra de piel oscura, así que no experimento lo peor del racismo. Pero al caminar entre dos mundos, tener dos padres que se ven distintos a mí y ver cómo se los trata diferente me dio una comprensión muy clara de cómo funciona el racismo en el día a día. Cuando mi madre y yo íbamos al supermercado, a veces los empleados pensaban que yo la estaba siguiendo. Cuando salíamos todos de compras, la gente creía que mi padre, mi hermano y yo —los tres negros— estábamos acosando a una mujer blanca.

En 2020, el asesinato de George Floyd abrió una nueva conversación. Lo que usted dijo en 2017 ya no parecía tan escandaloso.

Exactamente. Hasta ese momento no conseguía trabajo. Me veían como una figura controvertida que hablaba de cosas incómodas.

Ha hablado también del racismo dentro del colectivo LGTBIQ+. ¿Es algo que se aborda poco?

Los hombres blancos gais son quienes más poder y riqueza acumulan. Ellos son el principal motivo por el que las marcas empezaron a respaldar el Orgullo. Muchos de esos hombres gais blancos con poder se están desvincu­lando, poco a poco, de las partes del colectivo que no tienen poder. Si la comunidad trans pudiera ofrecerle al capitalismo lo mismo que le da la comunidad gay blanca masculina, no estaríamos tan explotadas por el sistema. Seríamos abrazadas por la sociedad porque la sociedad podría sacar provecho de nosotras. Cualquier comunidad de la que el capitalismo no pueda beneficiarse, será siempre explotada, acosada y condenada. Porque esa explotación también da dinero. Generan más beneficios odiándonos, condenándonos, acosándonos y vendiendo miedo que aceptándonos.

"Hay un sistema consciente de opresión implementado durante cientos de años que nace de la esclavitud y el colonialismo, y que aún mantiene sus beneficios", afirma Munroe Bergdorf.

En un momento de su documental, Munroe Bergdorf afirma que ella nunca quiso ser negra ni queer, que a lo único que aspiraba era a encajar en su entorno, muy blanco y conservador durante toda su infancia. Era prácticamente el único niño negro en la escuela y de lo que sucedía a su alrededor, lo único que parecía una preparación para lo que sería su adultez fue el bullying que padeció. Lejos del cliché, Bergdorf era un niño amante de los animales, obsesionado con National Geographic. La moda y todo lo que la rodea no le interesó hasta que entró en la universidad. “La moda fue un portal hacia un universo diferente que yo ni imaginaba que podía existir”, recuerda. Si en el mundo convencional no había sitio para ella, o el que había era incómodo hasta lo doliente, iba a trabajar todo lo posible para que en el otro, el que acababa de descubrir, sí se le guardara un espacio. Y lo logró. Y alcanzó una posición que hoy trasciende la moda, pues promueve tanto su imagen como su idiosincrasia y su cosmovisión.

“El estatus de Munroe como icono de estilo es algo que fastidia sobremanera la narrativa más retrógrada, la que baja al barro este debate y solo quiere hablar de los peligros de compartir baño mientras aspira a eliminar todas las normas que promueven la igualdad”, afirma Darren Styles, editor de Attitude, uno de los medios LGTBIQ+ de referencia en el Reino Unido. “Que Munroe esté en la portada de Vogue o Rolling Stone lleva el concepto de representación trans a nuevas cotas. Su estilo gana adeptos, y si lo tiene, que lo muestre”. Afirma Styles que, siendo editor de Attitude, ha conocido a mucha gente, pero nadie le ha ayudado en redefinir su forma de entender la vida tanto como Munroe. “No hay mejor forma de educar que a través de la amabilidad”, apunta, convencido de que el glamour que exuda Bergdorf no resta un ápice de credibilidad a su mensaje. Atrás queda la época en que algo bonito no podía ser importante, algo moderno no podía perdurar. En el documental Love & Rage hay espacio para su lucha, pero también para las estrategias utilizadas por su equipo para promover su carrera. Ambas cosas considera Bergdorf que vale la pena narrar.

¿Cómo comenzó su carrera de modelo?

Durante un tiempo, tras llegar a Londres, fui dj y conocí a bastantes famosos. Una noche, el diseñador Philip Treacy entró al local donde pinchaba con Grace Jones. Me quedé hipnotizada. Sentí algo parecido a la primera vez que vi a André Leon Talley y a Anna Wintour. Estaba obsesionada con el trabajo de Nick Knight y Alexander McQueen. Esos iconos de la moda me enseñaron mucho sobre la importancia de hacerte con tu propio espacio. Hay un discurso de la activista trans Valerie Spencer en el que habla de “poseer tu metro cuadrado de tierra”. En la moda tienes que hacerte notar. Mientras pinchaba en fiestas de moda, algunos fotógrafos comenzaron a proponerme sesiones de prueba.

En esos primeros años ser modelo trans era algo aún poco habitual, ¿no?

Muchas veces me encontraba modelando en contextos que enfatizaban el “escándalo” de incluir a una transexual. Acepté cosas que hoy no aceptaría, pero no me arrepiento. Fue una forma de entrar en la industria. Y las fotos que hicimos son hermosas. No creo que haya nada vergonzoso en un cuerpo transexual.

¿En qué momento pensó que lo había conseguido?

Cuando me seleccionaron para una campaña de Uniqlo fotografiada por Rankin. Estaba en carteles por todo Londres. A partir de ahí, trabajé con Nick Knight. Y eso me hizo soñar. Desde las portadas de los discos de Björk hasta los desfiles de Alexander McQueen, pasando por dirigir el videoclip Born This Way, de Lady Gaga, creo que no valoramos cuánto ha influido Nick Knight no solo en el zeitgeist de la moda, sino también en el zeitgeist queer. Es un gran aliado de la comunidad trans. A raíz de trabajar con él, me ofrecieron campañas con Laura Mercier, Dove y luego L’Oréal.

Munroe Bergdorf estrenó el pasado 11 de junio el documental sobre su vida 'Love & Rage', dirigido por Olivia Cappuccini.

Dejó la casa de sus padres a los 18 para ir a la universidad. ¿Sintió que empezaba una nueva vida? ¿Su vida de verdad?

Me mudé a Brighton para estudiar Inglés y Comunicación. Sentí que me daban permiso para ser por fin yo misma. No tenía vecinos espiando tras las cortinas ni debía gestionar las expectativas de mis padres. Encontré un espacio seguro para experimentar. En segundo y tercer curso, muchos traumas volvieron y vi que carecía de las herramientas para procesarlos. Solo quería huir. Desarrollé un trastorno alimentario y empecé a autolesionarme. Estaba intentando procesar los efectos de haber sido víctima de bullying. Aunque estaba en un entorno que podía aceptarme tal y como era, muchas de esas voces se habían quedado dentro de mí. Ahora quiero empoderar a las generaciones más jóvenes de personas queer, porque ese acoso sigue ocurriendo en las escuelas. Todas tenemos una voz interior. Y si esa voz está constantemente siendo atacada por otras que le dicen que se odie a sí misma, se vuelve un hábito hablarte con crueldad. Y terminas creyéndolo. Los niños no son inherentemente crueles, simplemente repiten lo que ven a su alrededor. Si la cultura del odio arraiga en la sociedad, los niños la absorberán y la replicarán. El género es una construcción que se enseña. Si la cultura les dice a esos niños que es lícito odiar a las personas trans, eso desembocará en niños y niñas trans muertos.

¿En qué punto de su transición estaba cuando terminó la universidad?

En la universidad no tenía el lenguaje para describirlo. Términos como “no binario” o “queer” no estaban en mi vocabulario. Después de la universidad, me mudé a Londres y conseguí un trabajo en relaciones públicas de moda, pero tuve que volver a usar mi nombre oficial. Fue un paso atrás. Aunque la Ley de Igualdad se aprobó en 2010, y eso significaba que no podían despedirte por ser trans. Renuncié al puesto en ese mismo 2010 y comencé a pinchar música en Soho, en bares y clubes gais, como parte de un colectivo llamado Pussy Palace, junto a algunas amigas. Vivía de noche. Quizá salí más de la cuenta. Comencé mi transición a los 24 años.

Muchas de sus primeras relaciones sentimentales estuvieron marcadas por los abusos. ¿Cree que eso es algo común entre las personas trans?

Ese ha sido el mayor comentario que he recibido de chicas que han visto mi documental. Me han dicho: “Gracias por hablar de ello”. Las mujeres tienen más probabilidades de ser atacadas o asesinadas por su pareja que por un desconocido. Esa probabilidad aumenta si eres una mujer trans. Creo que esta violencia es más común al principio de la transición de una mujer trans, porque, al menos en mi caso, estaba dispuesta a aceptar mucho más dentro de una relación porque aún no me había aceptado a mí misma. Confundía la posesión y el control con el amor. Cuando sientes que no mereces ser amada, aceptas lo inaceptable. Necesitaba estar rodeada de personas que me amaran, porque yo era incapaz de hacerlo. Me costó mucho darme cuenta de que transicionar es un acto de amor hacia una misma.

¿Ha hecho las paces con su yo anterior?

Sí. Cuando era más joven, no quería que nadie viera fotos mías antes de transicionar. En algún momento, destruí todas las fotos porque no quería pruebas de que esa versión de mí existió. Ahora estoy muy orgullosa de todo lo que he conseguido. No existiría esta persona sin aquella.

¿Qué mensaje les mandaría ahora a las personas trans jóvenes?

Sé siempre amable contigo misma. Concéntrate en lo que quieres para tu vida, más allá del hecho de que ciertas personas se nieguen a ver todo lo que eres, más allá de tu identidad trans. Eres una persona completa más allá de eso. Ser trans es solo una parte de ti. Piensa en lo que quieres para tu vida y trabaja para lograrlo. Esas barreras invisibles que otras personas han levantado frente a ti no son inquebrantables, se pueden derribar.

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