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Ruta por Róterdam a través del viaje de la migración

Agua y nacionalidades es lo que más abunda en esta ciudad neerlandesa atravesada por el Mosa, un río que aloja un gran puerto fluvial que fue punto de salida y llegada de millones de personas

Róterdam

La migración implica cuatro partes: la marcha, el viaje, la llegada y el asentamiento. La fortuna o la desgracia es lo que motiva ese desplazamiento que, en realidad, es una búsqueda: de aventuras, de reencuentros, de seguridad y/o de nuevas oportunidades. El de la migración es un viaje para el que no siempre hay tiempo de preparar el equipaje. Los que migran y sus seres queridos se despiden sin saber cuándo se volverán a ver. Esa es la soledad del migrante asentado en una geografía que no es la suya. Róterdam es una de esas geografías. Mucha gente embarcó en los barcos atracados en su puerto rumbo a Estados Unidos y Canadá desde principios y hasta mediados del siglo XX. Aunque antes, en 1620, lo hicieron los Padres Peregrinos William y Dorothy Bradford en su barco Speedwell desde el muelle del barrio de Delfshaven con destino a América.

Mientras unos se iban lejos de Europa, otros desembarcan en el puerto de Róterdam procedentes de Grecia, Cabo Verde, Surinam, Indonesia, China... Los primeros en llegar se instalaron en la península de Katendrecht, entre los puertos fluviales Rijn y Maas, donde permanece atracado el SS Rotterdam, buque insignia de la compañía Holland-America Line. Un barco de vapor conocido como La Gran Dama por sus 228 metros de eslora, 28 de ancho y 51 de alto que desde 1959 y hasta 1988 funcionó como un crucero que hacía la ruta Róterdam-Nueva York y que en la actualidad se ha reconvertido en un hotel flotante.

Katendrecht es una zona portuaria conocida popularmente como “De Kaap” (El Cabo), y durante un tiempo alojó el Barrio Chino más grande de Europa. Una huelga en 1911 de los trabajadores del puerto obligó a las autoridades locales a traer a marineros chinos que estaban en Londres para seguir con las faenas propias de los muelles. Al tiempo, las calles del sitio se llenaron de restaurantes chinos, como el Chong Kok Low, que fue el primero en abrir en 1920, además de tiendas, casas de huéspedes, lavanderías y fumaderos de opios. Negocios todos ellos frecuentados por hombres, que fueron los que se instalaron en un primer momento. Un barrio chino al que se sumaron otras nacionalidades y burdeles, haciendo que el sitio se convirtiera en un típico barrio rojo de una ciudad portuaria.

En Katendrecht hay dos antiguos almacenes reconvertidos: el Fenix Food Factory, un mercado gastronómico con restaurantes, bares y tiendas de diseño, y el Museo Fenix, un espacio de diálogo entre la migración, el arte y la arquitectura, a orillas del río Nuevo Mosa. Una iniciativa de Droom en Daad, una fundación en la que están presentes los descendientes de la compañía Holland-America Line y que tiene el objetivo de ayudar a redefinir qué es Róterdam en el siglo XXI. El museo, inaugurado el pasado mes de mayo, consta de varias exposiciones, todas ellas relacionadas con el desplazamiento, con la migración, con el viaje forzoso, a través de los ojos de artistas internacionales, como Shilpa Gupta, Steve McQueen, Rineke Dijkstra y Kimsooja.

En Róterdam conviven más de 170 nacionalidades, sin contar las de los países no reconocidos, como pueden ser los palestinos, los tibetanos y los uigures. Para diálogos y conexiones entre personas de diferentes culturas los que se establecen gracias a la labor que desempeñan las trabajadoras de la Casa de las Historias Belvedere, en Katendrecht.

Anja Brand, guía turística y trabajadora de la mencionada Casa de las Historias, cita a El Viajero en Deliplein. Una agradable, arbolada y triangular plaza custodiada por varios restaurantes de cocinas del mundo con vistas al Fenix Food Factory y al Museo Fenix. La mujer es viuda, estuvo casada con un hombre de Surinam y fruto de aquella relación nacieron sus dos hijas. Cuenta que los vecinos del barrio se mantuvieron firmes contra la idea de que se construyeran apartamentos encima del museo, como sí se hicieron sobre el mercado, porque de haberlo hecho se hubiera privado a Deliplein de los rayos del sol.

Su diseñador, Ma Yansong, de MAD Architects, el primer arquitecto chino en diseñar un museo en Europa, se inspiró en la condición de puerto de salida y de llegada del sitio. The Tornado, que es como se llama la pieza arquitectónica más visible de edificio, es una escultura y una plataforma de observación a la que se accede mediante una escalera doble en espiral con el suelo de madera y las paredes de acero inoxidable. Ese aspecto arremolinado hace que parezca que el tornado avanza. Ese movimiento es un guiño a todos los desplazamientos que tuvieron lugar en el puerto de Róterdam.

No solo se movían personas, también lo hacían las mercancías. De ahí los almacenes que había en los muelles y que hoy son este mercado y este museo. En un principio era un solo almacén de 360 metros de largo construido en 1923 y propiedad de la compañía Holland-America Line. Se le conocía como almacén San Francisco. Durante la II Guerra Mundial, las tropas de la Alemania nazi dañaron severamente algunas partes y un incendio lo destruyó en 1948. Como el ave Fénix, resurgió de sus cenizas convertido en dos almacenes llamados Fenix I y Fenix II. Con el paso del tiempo los barcos se hicieron más grande. Tanto que no entraban en los muelles de esta parte del puerto, lo que hizo que los almacenes y edificios se quedaran vacíos y Katendrecht se convirtió en una especie de ciudad fantasma y aislada del resto de Róterdam.

En 2012 se construyó un puente tan polémico, por la imagen de barrio rojo de Katendrecht, como necesario, por la vuelta que había que dar para cruzar de una orilla a otra. Al final acabó beneficiando a los vecinos de uno y otro lado del puerto de Rijn. El puente en cuestión comunica los actualmente muy demandados barrios de Katendrecht y Wilhelminapier, parte del Kop van Zuid, donde se encuentra la Terminal de Cruceros, el rascacielos De Rotterdam y el Hotel New York. Este histórico alojamiento motivó la creación de los Water Taxi para dar servicio a sus huéspedes, que eran los pasajeros de los barcos que zarpaban rumbo a América y a Canadá (hoy es un transporte público más y un divertido medio para ver la ciudad desde el agua).

Esa conexión con Norteamérica se percibe paseando y alzando la vista. La punta de la península de Wilhelminapier es una especie de Manhattan del río Mosa. Al lado de las oficinas centrales de Water Taxi hay una zona habilitada para el baño en el puerto de Rijn. En ese mismo agua flotan unas oficinas y las cabañas Wikkelboats, que se pueden alquilar.

El recorrido de Anja por Katendrecht tiene varias paradas; una tienda de recuerdos y fotografías; el Café Norge, que es bar y punto de encuentro en el barrio; y un centro social que ayuda a las personas migrantes sin documentación a introducirse en la sociedad neerlandesa por medio de alojamiento, durante un tiempo, y ayudándoles a buscar trabajo. Ocupa una antigua iglesia de marineros. El centro trata de hacer comunidad. Mientras se camina de un sitio a otro, Anja cuenta un montón de historias protagonizadas por unos vecinos que venían de lejos. Los había que eran militares, músicos, propietarios de negocios, matrimonios mestizos, viudas blancas que se quedaban solas a cargo de una casa y de unos hijos que no eran blancos, etcétera. Dice que todas las personas estamos conectadas. Que todos somos migrantes.

Cuaderno de viaje

  1. Cómo ir a Róterdam. En avión con KLM, Iberia, Iberia Express y Air Europa hasta Schiphol. En el mismo aeropuerto se puede coger un tren directo hasta Róterdam. Para comprar billetes de tren, se puede hacer uso de la web ns.nl/en.
  2. Dónde dormir. Muy cerca de la Estación Central de Róterdam hay un hostel de la cadena A&O. Dispone de dormitorios con varias camas, perfecto para grupos y para presupuestos ajustados. También cuenta con habitaciones dobles, triples y para cuatro personas, con baño propio. Dispone de garaje y de un servicio de alquiler de bicicletas, el mejor medio de transporte para moverse por la ciudad. SS Rotterdam, el mismo barco que hasta mediados del siglo XX hacía la ruta Róterdam – Nueva York, hoy es un hotel anclado en el barrio de Katendrecht. Tiene un servicio limitado de transfer para huéspedes desde la estación de metro de Rijnhaven. El barco se puede ver sumándose a alguno de los recorridos guiados que hay habilitados. Es un hotel y un museo flotante. Los camarotes son amplios, con baño incluido. Tiene varios restaurantes y bares, uno de ellos con una pequeña piscina en una de las cubiertas.
  3. Dónde comer. Retirado del centro de la ciudad, pero en una zona animada, se encuentra Station Bergweg, una antigua estación de tren convertida en un gran comedor en el que hay varios puestos de comida y bebida: sushi, hamburguesas, pizzas, ostras, mejillones, tacos, etc. En la planta de arriba, donde antes estaban las vías, ahora hay un bar y con el buen tiempo se instala un cine de verano. En el Museo Fenix está el restaurante de cocina turca O. En Deliplein, junto al mismo museo, hay varios restaurantes con terraza. En Verhalenhuis Belvédère (La Casa de las Historias), un edificio histórico de 1894, es café y restaurante. Cada día hay un cocinero de una nacionalidad y prepara platos de su país. Están abiertos desde 2008. Consta de varias plantas, donde se realizan exposiciones, talleres, conciertos y otras actividades.

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