Cara Nord Garrut 2018, sensual paisaje aromático

La tarraconense Conca de Barberà ha vivido al margen de los vinos de calidad, pese a su histórica tradición vitivinícola. Aquí imperan las cooperativas acomodadas a la venta fácil y segura al vecino Penedès. Una disipación de potencialidades que algunos esforzados bodegueros tratan de superar. Como Familia Torres, con su soberbio Grans Muralles y el excelente blanco Milmanda, o Tomàs Cusiné, empeñado en poner en valor variedades autóctonas. Lo hizo con trepat y ahora lo hace con garrut, la aclimatada versión catalana de la uva monastrell. Cuenta con viñas situadas a unos 800 metros de altura, lo que en tiempos de cambio climático es una bendición, ubicadas en la cara norte (lo que da nombre de la bodega) de la sierra de Prades. Un hermoso paisaje donde la uva madura lentamente, lo que posibilita alcanzar la imprescindible finura.

Lo consigue la enóloga Gemma Plaza con una imaginativa elaboración: parte del vino se cría durante seis meses en ánforas, y el resto en barricas de 500 litros de roble francés de segundo uso. El resultado es un aroma intenso, que dibuja un sensual paisaje de bayas negras y flores de campo, patinado por la leve capa especiada del roble, y realzado por el frescor de las hierbas balsámicas. Vino de sabor potente, pero de final delicado.