Payoya Negra 2016, visión de futuro

Más pronto que tarde, la viticultura española tendrá que afrontar el desafío del cambio climático. La vid es una planta muy sensible a las condiciones medioambientales. Resulta encomiable la visión de futuro de la bodega La Melonera, un proyecto iniciado hace una década en la serranía de Ronda, donde la bodega posee 10 hectáreas de viñedos en pequeñas parcelas.

No solo reivindican la tradición vitivinícola milenaria de estas tierras luminosas, sino que luchan por recuperar variedades ancestrales. Proyecto y desafío que afrontan tres mujeres de sólida formación: la enóloga Ana de Castro y las historiadoras Ana Pujol y Reyes Milá. El mejor argumento son los vinos, como Payoya Negra 2016, en homenaje a una cabra autóctona. Intervienen en su diseño dos variedades andaluzas, tintilla de Rota y rome, junto con garnacha y syrah. La elaboración combina felizmente huevos de cemento y fudres de roble de Allier, donde se cría el vino un año.

El resultado es un tinto de fuerte personalidad, construida con abundante fruta madura, silvestres y carnosa, el frescor húmedo de la hierba de prado, la incisiva presencia de notas especiadas, la cremosidad láctea y la suave sombra de los tostados. Potente, goloso, aúna elegantemente profanidad y sutileza.