La música electrónica obtenida del interior de las plantas salta al teatro

Abel Hernández (Madrid, 1973) es uno de los espíritus musicales más inquietos de la escena musical madrileña. Primero fue uno de los impulsores de la banda Migala, imprescindible para entender el post-rock en nuestro país. Luego, bajo el nombre de El Hijo, comenzó una carrera en solitario. Y también formó parte del dúo de electrónica experimental Emak Bakia.

Ahora, firma por primera vez una pieza con su propio nombre. Se trata de Hipóstasis 1: Parákletos, que presenta mañana sábado en el Teatro de La Abadia, y que está realizada y concebida para el Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid.

La obra esta compuesta en torno a música y voces (tanto recitadas como cantadas), pero, además, tiene un papel muy importante la interacción entre plantas, sintetizadores y ordenadores, "gracias a dispositivos que permiten traducir el biodata de las plantas en MIDI. Junto a ello, en ciertos momentos, se generará un soundscape imaginario, mezcla imposible de paisajes sonoros. La propuesta musical será acompañada por una sobria pero potente puesta en escena que combina proyecciones visuales, escenografía y vestuario".

Junto a Abel Hernández han participado en este proyecto Javier Bilbao (One Path), voz cantante y efectos vocales; David T. Ginzo, sonido y diseño sonoro y programaciones; Lucrecia Dalt, voz recitada y procesamientos sonoros; Antonio D. Resurrección, arte y proyecciones visuales; Xose Saqués, escenografía e iluminación; y Joaquín Secall, vestuario.