‘Help us’

Las pancartas que portan algunos estos días me provocan sacudidas que van de la risa al llanto. Con todo el respeto que merece cualquier reivindicación que se haga desde la confianza en su valor, 'Save Catalonia' o 'Help Catalonia', son eslóganes que no me llegan. No visualizo esa Cataluña oprimida, cercada y ninguneada que pide auxilio al talento extranjero.

Me siento más identificada con un Save us, colectivo y de tamaño megaXL. Sálvennos de políticos mesiánicos empeñados en mantener criterios de partido por encima del interés ciudadano. Sálvennos de vendernos la ilegalidad como causa de arrojados rebeldes dignos de simpatía. Sálvennos de los que aprovechan el totum revolutum para reavivar consignas y palabras enterradas que nadie quiere resucitar. Sálvennos de no poder hablar de política con un amigo porque las banderas se apoderan de la conversación y ocultan la razón. Sálvennos de creer que el resto de un país no tenemos juicio ni argumentos si son contrarios a los de la masa enardecida. Sálvennos de merecer, por eso, ser calificados de fascistas, represores o centralistas.

Y Help us. Ayúdennos a encontrar la concordia a nivel macro y micro. Ayúdennos a no perder ni un minuto más de futuro. Ayúdennos a creer que los brotes verdes no serán pisoteados por las botas grises de ideologías que no entienden de negociaciones. Ayúdennos a pensar que está cerca el momento en el que volverán a ocuparse de los ancianos sin ayuda, de la enseñanza sin concierto, del IVA sin rebaja, de la corrupción sin transparencia, de los horarios sin fin, de los salarios sin comienzo… De la vida, de nosotros.