El horóscopo como indicador político en Brasil

El pasado 7 de julio dimitió el presidente del Parlamento brasileño, Eduardo Cunha. Para muchos expertos en estrategia, lo que el político menos popular del país buscaba era dar un paso atrás para aferrarse al cargo de diputado, que viene con aforamiento, y escapar así de la justicia que le persigue por corrupción. Pero lo que logró fue que se viralizase un vídeo de The Huffington Post: la larga vida política de Cunha en 12 momentos que representan los 12 signos del zodiaco. El momento Aries es él vociferando durante una sesión plenaria. Para Sagitario, se desmelena tocando la batería en una entrevista. En Piscis, explica sonriente lo absurdo que es planificar en política.

El éxito del vídeo recuerda la fijación histórica de buena parte de la sociedad brasileña con el zodiaco. En el país católico más grande del mundo, la astróloga Susan Miller es tan popular que en 2012 sacó una línea de ropa interior femenina con su nombre. Casi todo el mundo sabe la hora en la que nació (afecta a su carta astral) y sabe de cómo irá una relación sentimental iniciada o abortada en función del zodiaco (aquí los Acuario tienen las de perder: se les supone poco de fiar).

Todos los periódicos tienen su horóscopo y A Folha de São Paulo hace el del país entero. Firmado por Barbara Abramo, hija del político y periodista Claudio Abramo, da titulares como este de 2014: “La luna nueva en Géminis apunta que las oposiciones al Gobierno de Dilma crecerán en los próximos días”.

Este furor puede venir de raigambre. Brasil está acostumbrado a compaginar espiritualidades foráneas (el candomblé y la macumba africanos, el evangelismo estadounidense) con el catolicismo. También a dar categoría de religión a todo (telenovelas, fútbol) lo que logre cohesionar su inmensa sociedad. El zodiaco quizá no sirva para conocer a una persona, pero la obsesión por él pueda retratar a una nación.