Periodistas en Tinder

Esta semana, Tinder, la aplicación de ligue más popular y el motivo por el que el 80% de las parejas formadas recientemente miente cuando se les pregunta dónde se conocieron, desvelaba las profesiones más deseadas entre sus usuarios. Los hombres querían fisioterapeutas; las mujeres, pilotos. A ellas también les gustaban mucho las celebridades. ¿Hay celebridades en Tinder? No se, pero la idea de toparse con el perfil de Olivia Wilde y darle al ‘no me interesa, estabas fatal en House’ pone bastante.

Hace unos meses, la aplicación ofreció a sus usuarios la posibilidad de incluir información sobre estudios y profesión, además, claro, de clásicos, como subir esa foto abrazando gozosos niños africanos, sosteniendo un roncola bajo un flashazo tan bestia que haría saltar los plomos del estudio de Terry Richardson o escalando alguna pared rugosa, ahora se podía saber a qué se dedicaba esa persona que odia las mentiras, que es amiga de sus amigos, que cree que un día sin sonreír es un día perdido y que sabe de forma casi empírica que la vida es demasiado corta para beber mal vino. Al mundo le faltan boleras y pizzerías argentinas y le sobra mucha gente.

Lo más triste del asunto es que el oficio de periodista no aparecía en la lista. El estudio fue realizado antes de que Spotlight ganara el Oscar. De cualquier modo, Tinder debería tener un poco más de respeto por los periodistas, pues dinamizamos la app una barbaridad. Tenga una cita con uno de nosotros y verá cómo, tras una hora escuchándonos hablar de nuestro negociado, lo que más le apetecerá será entrar en Tinder y ver si hay algún piloto, incluso de una low cost, a menos de tres kilómetros de distancia.