El respeto a los seres vivos

“Un país, una civilización, se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”, dijo Gandhi. Esa frase vuelve a mí después de leer en EL PAÍS la noticia sobre el acto criminal (sí, criminal) de la matanza de lechones en Almería. En primer lugar, ¿por qué sucede? Está claro que se debe evitar generalizar, pero España no es precisamente un país, una sociedad, que históricamente se haya definido por respetar animales y plantas. Nuestros ojos se acostumbran desde la infancia a observar infinidad de actos contra la naturaleza, y al final queda en el subconsciente un poso de ver normal ese tipo de agresiones. En segundo lugar, en mi opinión, también nos hemos acostumbrado a que los responsables queden impunes o insuficientemente castigados. Desde hace tres años resido en Centroeuropa y me doy cuenta de la diferencia abismal existente con relación a la educación y respeto de animales y plantas. Quizás la manera ideal de mejorar es que todos eduquemos y enseñemos el valor del respeto hacia lo vivo y quizás, ya de paso, de esta forma nos volvamos menos violentos.— Ramón Miguel Almela Sánchez.