Mamá, me voy de casa


No me lo podía creer. Ya se que lo da el barrio pero qué le vamos a hacer ("qué fuerte todo lo de tu barrio, amiga", me dijo mi prima Emma cuando se lo comenté), cuando estoy en España vivo en El Encinar de Los Reyes (Madrid, al ladito de 'La Mora', y no voy a pedir perdón por ello) y alguna tarde acabo comprando el pan en 'Sanchez Bandolero' (más conocido como Sanchez Romero, estupenda calidad pero astronómicos precios). A lo que vamos. El día después de Navidad hacía en Madrid un frío que sin llegar al de Washington no daba para jugar en los columpios del parque. Así que acabamos en la zona infantil del centro comercial Moraleja Green. E insisto: no me lo podía creer.
Primero pensé que era una más de las atracciones que ofrece el recinto comercial. Pero no. ¡Aquellas casas en miniatura estaban en venta! La casa Bauhaus; la Toscana; la casa Broadway. Todas perfectamente 'equipadas' y todas a 'la altura' de niños de entre 2 y 12 años (la altura máxima de las construcciones es de cuatro metros). Con escaleras que suben a un segundo piso; con salitas de estar de cuento; con ventanas que nada tienen que envidiar a las de verdad; con cortinas y una de ellas hasta con televisión de plasma incluido -que para eso es el cine 'del barrio'.

La peculiar idea de vender casas para los niños -pudientes- se plasmó en la compañía llamada LuxurySmallWorld. Lo cuenta su director general, José Manuel Cruz. "La idea se gestó durante una conversación de cuatro amigos acerca de los gustos, los hábitos de juego y las ilusiones de sus hijos", explica Cruz. No se trata sólo de que la compañía construya la casita sino que se pretende que los niños se impliquen en el diseño y aporten ideas.
"Todas las casa cuentan con aportaciones de nuestros clientes o los hijos de nuestros clientes", explica el dossier de prensa de promoción. "Nuestros principales clientes, los niños, son muy exigentes, y para poder estar a la altura de sus expectativas somos muy exigentes en cuanto a los diseño y a los materiales que empleamos, para que así podamos conseguir con el mayor realismo posible la casa de sus sueños. Y para una mayor tranquilidad de los padres tenemos en cuenta la mayor seguridad en las construcciones, ciñéndonos al 100% a la normativa como si de una vivienda habitual se tratara".
¿Estamos ante una nueva burbuja inmobiliaria? Asegura Cruz que en los sólo tres meses que lleva en marcha la empresa el éxito ha sido rotundo. "Se venden muy bien". El director general reconoce sin embargo que los encargos proceden de "familias con alto poder adquisitivo". Nos lo imaginábamos. Esto es La Moraleja y los precios de las casitas oscilan entre los 6.000 y los 18.000 euros. Mucho dinero para época de crisis y recortes salariales -cuando no despidos-.
Dice una amiga que ella prefiere que su hijo le pida la típica cabaña en el árbol de toda la vida -que tendrá que ser en el manzano del pueblo de sus suegros porque su casa carece de jardín- Dice otra que si tuviera el dinero -y también el jardín- la compraría, que son "un sueño" y que "vaya cosas que se inventan hoy en día". Yo sigo bajo el 'shock' de lo que puede denominarse 'mi primer chalet'. Eso sí, mi hijo -al que los Reyes Magos NO traerán ni la Bauhaus ni la Baviera ni -si puedo impedirlo- otra tanda de regalos, se dedicó mientras yo hacía fotos para este post y su padre se leía el periódico a hacer una de las cosas que más le gustan: cerrar las puertas de las tres casas que estaban en exposición.
Dicen en LuxurySmallWorld que los modelos preferidos de los pequeños sonel barco de Puerto Escondido y del faro Finisterre. "Los padres se quedan fascinados con el chalé de diseño estilo Bauhaus y la casita de campo Toscana", señalan en la empresa. "La Toscana es i-deal", dice una señora. Pues eso. Feliz año a todos y queda abierta la veda de los comentarios -que estoy segura de que prometen-.
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