Un infierno de acoso escolar en Cáceres termina en condena para cuatro menores: “Puto gay. Calvo. Tu padre se va a morir”
Un juzgado impone ocho meses de tareas socio-educativas y una orden de alejamiento a los cuatro agresores adolescentes


Las clases han terminado. Pablo se sube al coche de su padre. Se dirigen a casa tras salir de un colegio de Cáceres. Al llegar al garaje, en plena calle, siete chavales de tercero de la ESO le esperan en la acera. Son las tres de la tarde. De pronto, los adolescentes comienzan a insultar a Pablo:
―¡Hijo de puta!, ¡puto gay!
El vehículo frena en seco. El padre de Pablo se baja del coche de inmediato. Los menores, lejos de frenar su actitud, continúan con improperios, plantándole cara. En tono chulesco y desafiante, insisten:
―Uy, qué miedo, que viene el padre.
El padre de Pablo vuelve al vehículo. No. No entra a la cochera. Arranca y se dirige de inmediato a una comisaria de la Policía Nacional para interponer una denuncia contra estos adolescentes. La escena se produjo hace poco más de un año, el 21 de octubre de 2024.
Este miércoles, El Periódico de Extremadura ha adelantado la sentencia, a la que también ha tenido acceso el diario EL PAÍS. Cuatro menores han sido condenados como coautores de un delito contra la integridad moral, ocho meses de tareas socioeducativas y la prohibición de acercarse a Pablo con una distancia inferior a 50 metros. Ni en su domicilio. Ni en su colegio. Ni en los lugares que frecuente. Tampoco comunicarse con él durante un año. La sentencia es firme.
Pablo no se llama Pablo, pero se ha elegido ese nombre para proteger su privacidad. Su caso ha sido llevado por el bufete cacereño Abogados Corbillo. El letrado, Rafael Corbillo, cuenta por teléfono que el padre del menor se puso en contacto con él dos semanas después de acudir a la comisaria. La sentencia refleja un “infierno total” que comienza en 2021, cuando los chavales tienen 11 años y estaban en la misma clase de un colegio de Cáceres.
Tres años de hostigamiento diario
Los hechos probados que recoge la sentencia hablan de un “continuo hostigamiento diario” durante tres años. En primero, segundo y tercero de ESO. Con expresiones insultantes, vejatorias y ofensivas de burla como “calvo, hijo de puta, calvo cabrón, tierra en la calva de ese hombre, eres un subnormal, un imbécil, puto gay, no vales para nada, tu padre se va a morir”.
Le propinaban collejas. Empujones. Zancadillas. Esto provocaba que el resto de compañeros de clase reaccionaran haciéndole el vacío. De tal forma que le expulsaron también del grupo de WhatsApp del aula. No le dejaban participar en deportes de equipo. Y, si alguna vez lo hacía, le gritaban todo el rato lo malo que era.
Estaba aislado. Pablo, calificado como de altas capacidades, cambió de actitud en casa. No quería ir al colegio. Le dijo a su madre que fuera a recogerle antes de que terminaran las clases por la situación de angustia que vivía. En sede judicial habló de “infierno total”. Las vejaciones no solo eran en clase. También en los intercambios. Si se ausentaba para ir al baño, le quitaban y escondían el material escolar. No lo recuperaba hasta días después. También le extorsionaban. Le pedían dinero a cambio de devolvérselo.
En los recreos se tenía que relacionar con alumnos menores que él. “Aun así”, recogen los hechos probados de la sentencia, “estaba continuamente recibiendo insultos de los cuatro menores”. Las vejaciones también se producían fuera del colegio. Le esperaban para pegarle. Él avisaba a su madre para que fuera a recogerle.
Los padres decidieron cambiar a Pablo de centro para el curso 2024/2025 con la intención de que las vejaciones se frenaran. No fue así.
Durante la primavera pasada, cada vez que los cuatro menores acosadores se encontraban con Pablo en el parque, o con sus nuevos amigos, e incluso con sus abuelos, se dirigían a él “en los mismos términos insultantes para humillarle delante de sus acompañantes”. Es más, cuando se enteraron del centro nuevo al que acudía, allí estaban esperándole “para continuar con sus burlas”. El último incidente fue el 21 de octubre de 2024, cuando Pablo y su padre se dirigían en coche hacia casa.
Ahora, un año después, Pablo es otro. En el juicio, según su abogado, se sintió respaldado. Pudo defenderse. Exponer lo que ha sufrido durante estos tres años. Los cuatro menores acosadores reconocieron los hechos. “Está extraordinariamente bien”, cuenta el abogado. “Siente que se ha hecho justicia”.
El teléfono 028 atiende a las víctimas de lgtbifobia las 24 horas del día, todos los días del año. También conocido como teléfono Arcoíris, es un servicio de información y atención a víctimas de delitos de odio y de discriminación anónimo, gratuito, confidencial y accesible. Además, se puede contactar por correo electrónico (028-online@igualdad.gob.es) o conectar a través de un chat online.
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