El rector de IE University: “Si solo piensas en los beneficios, no contratas a 200 profesores investigadores”
La institución regida por Manuel Muñiz duplica este curso las becas, hasta los 50 millones de euros, y apuesta por una plantilla a tiempo completo


Manuel Muñiz (León, 42 años) sueña con que IE University, que opera entre Segovia y Madrid y de la que es rector, termine eligiendo a todos los alumnos sin preocuparse de su capacidad económica. Como hace Harvard con sus casi 400 años de historia. Paso a paso. Muñiz, exsecretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores (2020-2021), tiene un perfil académico envidiable: cursó Derecho en la Universidad Complutense, se doctoró en relaciones internacionales en Oxford y cuenta con un máster en administración pública por la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard.
Cuando el Gobierno anunció que endurecería las condiciones para ser universidad en España, la práctica totalidad de instituciones privadas de prestigio no quisieron opinar en este periódico. Ahora Muñiz afirma en esta entrevista que su entidad contesta “con hechos”: el IE (10.000 alumnos de 160 nacionalidades) duplica este curso su dinero en becas, hasta los 50 millones de euros repartidos por el mundo. Además, contratará en cinco años a más de 200 profesores investigadores a tiempo completo. Una apuesta de la institución por la investigación a la que fuerza también el decreto de calidad de los campus.
Pregunta. ¿Por qué han duplicado su presupuesto para becas?
Respuesta. Es una obligación de las instituciones privadas proveer de suficientes becas a alumnos talentosos que a lo mejor no se pueden permitir el coste. Ojalá lleguemos a las need-blind admission de nuestras socias y compañeras universidades norteamericanas. Allí el proceso de admisión es ciego a las necesidades financieras. La universidad se preocupa luego de movilizar los recursos. Es nuestro objetivo, pero somos aún una institución joven [se fundó en 2008].
P. Su universidad también gana con estos alumnos becados.
R. Mejora las aulas y su dinámica, pero el motivo fundamental es nuestra misión. Si la universidad privada no moviliza recursos para ayuda financiera de este importe, eso plantea un problema importante en relación con la utilidad y la función de la universidad privada en el sistema educativo.
Se nos tiene que ver como unos aliados para avanzar en la misión de la educación
P. Es un reto que el talento se entere de sus becas y se postule.
R. Estamos evaluando perfiles de manera autónoma, incluso sin que hayan solicitado la beca. De hecho, hay gente que recibe la sorpresa de que se le ha concedido. Además, tenemos acuerdos con grandes fondos de becas. Le pedimos al socio en los programas de becas que nos ayude en su difusión. Muchas veces lo hacen a través de instituciones locales, de redes de colegios… para permear al máximo posible.
P. Ustedes van a destinar 50 millones a becas, el grupo San Pablo CEU 21 millones… mientras que las becas del Estado dejan fuera a muchas familias necesitadas o la Comunidad de Madrid invierte 12,7 millones. ¿Algo falla en el sistema español?
R. Bueno, ya hay una cantidad enorme de dinero público destinado a reducir el coste de las matrículas, ¿no? Y es buena noticia que la universidad privada se sume a este esfuerzo. Se nos tiene que ver como unos aliados para avanzar en la misión de la educación.

R. No exclusivamente, aunque me parece adecuado que la regulación exija calidad al sistema universitario público y privado. Hacer más de 200 contrataciones de profesor o investigador es una revolución, un esfuerzo inmenso, no solo financiero, sino operativo, de integración… Se van a vertebrar en cuatro grandes clusters de investigación: economía, entorno político y geopolítico, innovación y regulación tecnológica y transición ecológica. Estamos convencidos de que a través de la investigación y la enseñanza mejoramos el mundo, somos útiles. Si en tu modelo de negocio estás preocupado exclusivamente por los márgenes [de beneficio], no contratas a 200. Las contrataciones a tiempo completo son muy buena métrica para calibrar el compromiso con el largo plazo y la misión social.
Me genera suspicacias, sospechas, esta acusación de la universidad como perpetuadora de élites
P. También el decreto obliga a que el 50% de la plantilla tenga una dedicación a tiempo completo.
R. Los requerimientos han ido subiendo y bien hecho está. Nuestro compromiso es, por supuesto, cumplirlos y más.
P. ¿Tienen una misión social con la clase media que se ha empobrecido?
R. La universidad privada no puede convertirse en parte del problema de la osificación de la estructura socioeconómica. Debemos generar conocimiento, diagnóstico, aportar soluciones y asegurarnos de que aquí pueden venir personas con talento. Tenemos, en mi opinión, que formar parte de la escalera social y económica que siempre ha constituido la universidad. En Estados Unidos la universidad privada es parte de la solución. Si no agravaremos un problema que va a plantear: el reto de sostenibilidad del modelo entero, e incluso del de la universidad privada. Me genera suspicacias, sospechas, esta acusación de la universidad como perpetuadora de élites. La universidad privada puede soportar, ayudar y acompañar el esfuerzo que vienen haciendo las públicas.
P. Los profesores de la privada imparten por convenio hasta 16 horas de clase a la semana. Así no se puede investigar.
R. Nosotros tenemos un modelo de contratación y evaluación en el que los profesores dedican aproximadamente el 40% de su tiempo a las aulas y el resto a la investigación y un 10% a trabajos de servicio y de construcción institucional.
Vamos a empezar a ver salidas muy relevantes de gente que no se habría ido de la universidad americana
P. Las universidades públicas madrileñas están asfixiadas. ¿Han empezado a llamar a su puerta profesores?
R. Vamos a mantener conversaciones con gente de toda índole. Pero mi sospecha es que más que el caso español, es el caso norteamericano. Vamos a empezar a ver salidas muy relevantes de gente que no se habría ido de la universidad americana. Y ahí está el reto para los europeos, incluidos nosotros, de ofrecerles las condiciones salariales y el apoyo a la investigación suficiente. En el periodo pre y post Segunda Guerra Mundial se produjo un flujo inmenso de capital humano europeo a las instituciones norteamericanas que ayudó a construir toda su musculatura de investigación y su transferencia a la empresa, al Gobierno o al Departamento de Defensa. Y creo que, en estos momentos, empezamos a ver una reversión de ese proceso. La gran pregunta es si el ecosistema europeo va a ser capaz de ofrecer las condiciones para traer parte de ese talento.
P. Las universidades públicas españolas no pueden ofrecer un salario competitivo.
R. Un activo en nuestro proceso de contratación es la calidad de vida, la seguridad, la cultura española. Es un activo enorme. La estructura de costes aquí es mejor, por eso nos parece importante que vengan en el proceso y hablen con sus colegas.
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