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La crisis golpea a Correos de Rusia con renuncias masivas y colapsos en las entregas

Miles de oficinas permanecen cerradas por falta de personal y la empresa se enfrenta a la espiral salarial provocada por la guerra

Edificio de Correos en el distrito Khostinsky de Sochi (Rusia).
Javier G. Cuesta

La empresa nacional de correos de Rusia, Pochta Rossii, atraviesa una grave crisis que amenaza con dejar sin entregas a miles de personas en las provincias interiores del país. La compañía se enfrenta a una paradoja: las renuncias de sus empleados porque sus salarios no dan para vivir en una Rusia golpeada por la inflación, y la competencia salarial que provoca la industria bélica en plena guerra. Para intentar rentabilizar sus oficinas, miles de ellas cerradas, ha comenzado a colaborar con empresas de venta online, pero ha sido un arma de doble filo: sus empleados han comenzado a renunciar porque la carga de trabajo se ha vuelto insostenible.

En Moscú, la empresa sufre la tremenda escasez de personal que ha provocado la invasión de Ucrania. El Kremlin ofrece a los nuevos reclutas más de 200.000 rublos al mes -más de 2.100 euros, a lo que se suma un bonus de alistamiento de varios millones de rublos-, y la industria bélica también ofrece cuantiosos salarios. El sector civil debe competir con esta espiral de costes al mismo tiempo que la demanda interna de consumo se hunde.

“Todos los que trabajan en logística saben que pagar entre 200.000 y 300.000 rublos al mes a un mensajero es demasiado para cualquier empresa. Esto es perjudicial para todos”, dijo a mediados de junio el director de Pochta Rossii, Mijaíl Volkov, en una entrevista concedida al diario RBC.

“Sin embargo, vemos la escasez de personal en el mercado laboral, especialmente en el sector logístico. En temporada alta, el salario de un mensajero puede alcanzar los 300.000 rublos. Esta situación no es normal”, agregó Volkov.

Según los datos del servicio de búsqueda de empleo SuperJob, los mensajeros cobran en Moscú un 19% más que los especialistas con formación superior en temporada normal, unos 130.000 rublos al mes de media frente a los 105.500 rublos de un ruso con estudios superiores.

Por otro lado, en el resto del país sus empleados renuncian por sus bajos salarios. En las últimas semanas han cerrado varias oficinas en la región de Sverdlovsk, en los Urales. En una de ellas dejaron sus puestos casi todos sus trabajadores dejando sin servicio a más de 80.000 personas. Según explicó la directora de la sucursal al diario Ura, sus carteros cobraban 15.560 rublos al mes, unos 168 euros más bonificaciones.

La solución que se plantea la directiva de la empresa de correos estatal es crear una plataforma digital para compartir los mensajeros con sus compañías rivales. No obstante, no ha ofrecido más detalles sobre este proyecto.

Pochta Rossi cuenta en todo el país con unos 1.600 mensajeros que realizan las entregas a medida, en persona, y unos 80.000 carteros tradicionales. La Cámara de Cuentas de Rusia declaró en abril de este año que la empresa genera pérdidas y no ofrece la cobertura postal que se ha marcado el Kremlin como objetivo. Según el jefe de la auditoría, Danil Shilkov, “carece de una estrategia comercial sólida”.

Aquel informe fue demoledor: “Un análisis de las causas de la falta de rentabilidad de la empresa reveló una serie de problemas sistémicos que afectan negativamente a sus resultados financieros. Entre ellos: la falta de directrices estratégicas, objetivos contradictorios, una gestión deficiente y un control insuficiente de las actividades de la empresa”.

El informe acusaba a Pochta Rossi de carecer de un jefe de contabilidad permanente y delegar esta crucial tarea a un subdirector. “Ejercer las facultades del jefe de contabilidad durante aproximadamente 48 minutos al día no nos permite evaluar su responsabilidad”, ironizaba Shilkov.

Además, la empresa reconoce que las sanciones han golpeado su logística duramente. Pochta Rossii clasifica a mano miles de correos porque “no todos los equipos han sido reemplazados por equipos rusos, y los que hay son bloqueados a distancia por sus fabricantes extranjeros o se averían, y cada vez es más difícil encontrar repuestos”, según reconoció aquel mismo mes su subdirector, Alán Kozónov.

Según la auditoría, más de 6.000 sucursales de Pochta Rossii estaban fuera de servicio en enero de 2024 por la falta de personal y medios. Además, el problema de las renuncias voluntarias se ha agravado por la decisión de Pochta Rossii de compartir sus oficinas con empresas de comercio online como Wildberries. Según la prensa rusa, los empleados tienen ahora una carga de trabajo mayor al cubrir, por el mismo salario, los encargos de las otras firmas.

Pochta Rossii cubre además un servicio social muy importante en Rusia. Sus carteros llevan las pensiones en metálico a más de 10 millones de mayores, y su seguridad ha planteado un debate en su directiva en plena crisis económica. “Si visten de forma llamativa pueden atraer una atención indeseada, llevan dinero en efectivo, así que es poco probable que cambiemos su uniforme en un futuro próximo”, remarcó el director de la compañía.

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