Una llave para abrir las puertas de la Administración

Como tantas empresas, esta surgió de una frustración: la de Inés Bra cuando preparaba las oposiciones a la carrera judicial. Tuvo la mala suerte de que en medio del proceso se aprobó una reforma del Código Penal. No encontraba textos actualizados y ninguna editorial tenía test adaptados a la exigencia de los exámenes, así que se tuvo que crear su propio material. Había visto cómo muchos opositores sucumbían en unas pruebas durísimas, y tras los primeros fracasos solo pensaba en que tenía que dedicarle más y más tiempo. Pero decidió hacer algo mucho mejor.

Junto con sus compañeros de colegio Jonathan García, Borja Maceira y Pablo Cancelo decidió montar una empresa para ayudar a otros opositores con material de calidad y actualizado. “En aquella época yo tenía unos ahorros por haber estado trabajando en la empresa de mi familia. En vez de comprarme una moto o un coche lo metí en la empresa”, recuerda García, socio y actual consejero delegado. Fue hace nueve años en A Coruña: reunieron 10.000 euros y arrancaron con una versión básica de OpositaTest. “Pensábamos que en el mercado había una falta de contenido de calidad, que estuviese siempre actualizado y que aportase un valor diferencial”.

Su método se basa en los test, pero no son un mero repositorio. Elaboran cada pregunta de cada oposición de manera casi artesanal para que el alumno razone lo que está estudiando y el conocimiento se fije más fácilmente en su mente. “Aquel primer modelo lo probamos en un pequeño grupo y algunos obtuvieron la plaza”. Comenzaron a ampliar a más oposiciones y diseñaron un sistema de suscripción que no fuese invasivo con el aspirante —se compran bonos mensuales o por varios meses que no se renuevan automáticamente, como en otras webs, sino que tiene que ser el cliente el que lo haga proactivamente—. Han conseguido tres cosas: una facturación de 5,7 millones de euros el año pasado, tener un equipo de 86 profesionales, y más de un millón y medio de alumnos. El año pasado tuvieron 70.000 suscriptores de pago. Una de sus ventajas es que rastrean los exámenes e intentan entender cómo están preguntando los tribunales. “Con nosotros el opositor trabaja tanto con preguntas de OpositaTest como con las de las últimas pruebas. No creamos material por crear. Por ejemplo: muchas oposiciones comparten en el temario la Constitución, pero nuestras preguntas no son las mismas para todas las oposiciones, porque el nivel, la profundidad, la forma de preguntar es diferente en una u otra”, explican. Dicen que entre el 75% y el 80% de las cuestiones con las que se encuentra el alumno en las pruebas reales están en su base de datos.

La empresa recibió su primer empujón en Viagalicia, incubadora de la Zona Franca de Vigo, donde obtuvieron los primeros 120.000 euros de un préstamo (100.0000) y el resto a fondo perdido. “Nos dio el primer impulso. Pero sabíamos que si gastábamos un euro teníamos que ganar dos”. Lo que más valoraron los inversores que fueron entrando en sucesivas rondas, dicen, es que desde los comienzos fue un proyecto rentable.

Cobran un mínimo de 15,99 euros al mes, aunque los precios son distintos en función del nivel del material. Y han empezado a ir un poco más allá, ofreciendo para un pequeño grupo de oposiciones un paquete integral que incluye clases en directo impartidas por funcionarios, material grabado sobre determinados conceptos, esquemas y el apoyo de un tutor.

Conscientes de que España vive un bum de convocatorias públicas, no les asusta que el furor por el empleo público se apague. Tampoco tienen información de cuánta gente aprueba con ellos. “No queremos atribuirnos el aprobado porque no todo depende de nosotros”. Hincar los codos, por suerte o por desgracia, nunca pasará de moda.