Ir al contenido
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los pactos no son nada sin la espada

Trump ha asumido el monopolio de la agresividad arancelaria autoerigiéndose en una suerte de Leviatán comercial global

Donald Trump en Washington, el 22 de mayo. 



Associated Press / LaPresse
Only italy and spain

Donald Trump, después de forzar la presión al máximo, ha vuelto a cambiar de opinión. Es la séptima vez, en apenas 100 días, que modifica sus tarifas sobre las importaciones chinas, cumpliendo, además, con la máxima de Hobbes de que los pactos no son nada sin la espada. En este segundo mandato, el presidente norteamericano se está caracterizando por sus múltiples rectificaciones y por esperar a anunciarlas una vez que los inasumibles aranceles para su economía entran en vigor y los agentes económicos pierden toda esperanza, sucumbiendo al pánico.

Salvando las distancias entre la actual democracia de EE UU y el absolutismo que reinó en Inglaterra hasta mediados del siglo XVII, Trump ha asumido el monopolio de la violencia arancelaria autoerigiéndose en una suerte de Leviatán global. Detrás de su aparente comportamiento errático solo puede haber una estrategia: conseguir ser tan temido, que recaiga exclusivamente en él la facultad de regular las leyes del intercambio comercial global.

De todos modos, semejante exhibición de fuerza es un juego peligroso. Más allá de reconocerle la audacia que él mismo se atribuye en su libro The art of the deal el acuerdo con China supone la constatación de que Trump es quien realmente se ha amedrentado tras la presión que han ejercido los mercados financieros sobre la deuda del Tesoro y el dólar.

La sólida economía norteamericana no tiene capacidad ilimitada y difícilmente puede asumir el arancel promedio del 25% que Trump autoinfligió hasta la semana pasada –diez veces superior al que había antes de su llegada y 8 puntos porcentuales por encima de su peor amenaza en campaña electoral-.

Por más que EE UU haya entrado en razón, abordando las futuras negociaciones sin soportar las consecuencias de tan gravosas tarifas, la beligerancia comercial no ha concluido. Por el momento, simplemente se sofoca un problema inexistente antes del Liberation Day y que Trump generó unilateralmente. Por tanto, no se debe perder la perspectiva. Quedan múltiples frentes en el camino y acuerdos por negociar -el de Reino Unido solo afecta al 2% de las importaciones-, y el pacto con China es aún una mera moratoria. Mientras, la economía norteamericana se desacelerará. Aunque la tregua con China esté reduciendo el arancel promedio de la totalidad de productos importados a EE UU del 25% al 14%, el país de Trump está soportando, a día de hoy, unas tarifas 5,5 veces superiores a las de comienzo de año. Además, la inestabilidad continuará debido al carácter provocador de este presidente, así como a su estrategia de establecer posiciones desorbitadas al principio de las negociaciones.

En cualquier caso, a pesar de que para los próximos meses afrontamos un escenario volátil sometido al intenso fuego de las fauces del Leviatán, seguimos considerando que hay que permanecer invertidos, mantener la visión del medio plazo y, sobre todo, tener muy presente que, al final, el fanfarroneo terminará escampando. Si la economía no consigue crecer tras todo este espectáculo, por más que se prometa el MAGA y se blandan las espadas ¿para qué habrán valido las palabras?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_