Rubén Señor y Lucía Sánchez: “Tendemos siempre a lo fácil, a lo que supuestamente debemos hacer. Pero ¿es siempre lo mejor?”

Caminos no es un documental que de muchas respuestas. En su lugar, empuja al espectador a formularse preguntas, muchas, sobre las elecciones personales que ha tomado y si estas le han llevado a tener la vida que verdaderamente le gustaría. Tras superar los 3,3 millones de visualizaciones con su anterior trabajo, Hola, mundo, Rubén Señor y Lucía Sánchez invitan ahora al público a cuestionarse la forma en que están transitando por la vida, utilizando el viaje como hilo conductor. En otras palabras, ¿estás donde quieres estar?

“Solemos decir que este documental es para todos los públicos, pero no para todo el mundo. Porque quizás no es para ti ahora, pero lo será dentro de cinco años o puede que nunca, porque todo está bien en tu vida y no sientes esa necesidad de mirar para adentro”, cuenta Rubén Señor por videoconferencia. Acompañados por Koke y Tindaya, sus hijos, Rubén y Lucía recurren a las herramientas acumuladas durante 13 años de una vida seminómada que les ha servido para explorar el impacto del viaje no solo como una forma de descubrir el mundo, sino como una herramienta de crecimiento personal: “Hay que ampliar la mirada de lo que significa un viaje (...), porque esto no implica necesariamente irse a otro lugar, sino que es algo que conlleva una transformación, un cambio de mirada, una revisión de la persona que viaja”, esgrime Lucía.

El objetivo último de Caminos (presentado recientemente en Barcelona y Madrid, y disponible de forma gratuita en YouTube) es ayudar al espectador a descubrir cómo, a pesar de haber seguido unas sendas ya trazadas, siempre se está a tiempo de rectificar, redescubrirse y diseñar su propia ruta en la vida. “Se trata de plantearte si el camino por el que vas es por el que realmente te gustaría ir. Que te pares, mires a tu alrededor, mires adelante y hacia atrás, pero sobre todo hacia dentro; y que, con todas esas reflexiones, intentes provocar un cambio para encontrar otro camino, coger un atajo y buscar, no sé si otro destino, pero sí otra dirección”.

Un proyecto en el que han contado con la colaboración de expertos como Rafael Guerrero, psicoterapeuta; Borja Vilaseca, escritor; María Gijón, experta en igualdad de género; y Lorena Gascón y Efrén Martínez, psicólogos; además de las voces narradoras de la actriz y directora Marta Aledo y el matemático y divulgador Eduardo Sáenz de Cabezón. Todos ellos ponen encima de la mesa aspectos vitales de gran interés como, por ejemplo, la importancia de la infancia en el desarrollo personal, el papel del autoconocimiento o la posibilidad de cuestionar todo lo aprendido.

En el documental es Marta Aledo quien le pone voz a una idea: en la vida tendemos a lo fácil, a lo que supuestamente debemos hacer, sin cuestionarnos nada: “Pero ¿es eso lo mejor? ¿Y para los que vienen detrás? ¿Son realmente las enseñanzas que les queremos transmitir? Es más fácil no cuestionarse tanto lo que sucede a nuestro alrededor, ni darle mil vueltas a todo; distraer necesidades primarias con entretenimiento y dejar que el tiempo pase hasta que sea demasiado tarde".

Mirar hacia atrás para poder echar a volar

Es indudable que cada persona ha llegado hasta el momento presente recorriendo caminos muy diferentes. Pero también lo es que, sean cuales sean las decisiones tomadas, nuestra identidad de hoy se explica en gran parte por los condicionantes que estuvieron presentes a lo largo de nuestra vida: “Al final, quienes somos depende mucho de nuestras raíces, de nuestra infancia. Y en ese camino nos condicionan la familia, los amigos, el entorno, tu país... Es necesario que tengas esa parte clara para que llegues a un punto donde puedas echarte a volar”, esgrime Rubén. Por eso, Caminos se divide en dos grandes bloques: Raíces y Alas.

Pero, tal y como mencionaban antes, “volar” no implica necesariamente irse al otro lado del mundo. “Volar alto no es volar lejos, sino hacer algo importante en tu vida (sea lo que sea que tú consideras importante)”, añade. Y ahí es donde entran en juego las opiniones de los expertos, que ofrecen sus propias herramientas para que el espectador detecte si hay algo que no va bien, ya sea ahora o en su infancia, y le puedan poner remedio. “Hay gente que no es consciente de que tiene algún trauma de infancia. Pero si de pequeño sufriste acoso escolar, o si tus padres pasaron de ti, eso sin duda alguna te marcará en tu forma de ser, de enfrentarte al mundo y a un montón de situaciones. Esa mochila la llevarás para siempre”, cuenta.

Para Rafael Guerrero, la mayoría de las heridas que tenemos como personas adultas tienen su origen en la infancia o la adolescencia. “Es el momento de nuestra vida en el que nuestro cuerpo y nuestro cerebro son mucho más vulnerables. Y todos hemos sufrido traumas de infancia; nos hemos enfrentado a situaciones estresantes y nos hemos visto inundados por muchas emociones. Y encontrar un adulto de referencia que se hiciera cargo de lo sucedido, le haya puesto un nombre y gestionado adecuadamente, no es tan sencillo”.

“Si te fijas, Raíces, ese primer bloque, es mucho más estático y pausado, y se centra en nuestra vida en Fuerteventura. Y luego nos centramos más en el viaje, que simboliza mucho el volar. Esa segunda parte es siempre mirando a lo que ocurre alrededor, mirando a otras costumbres, a otra gente, y el efecto que tiene en tu vida”, explica. Unas experiencias que dejan un efecto imborrable en sus vidas: “Nosotros lo vemos mucho en nuestros hijos, y cómo cada vez que vuelven de viaje han dado un salto enorme en sus actitudes y aptitudes... Es espectacular, y desde luego un ejemplo de lo que te llevas desde tus raíces. Y, si cuando sean mayores quieren viajar, sabrán enfrentarse al mundo”.

La importancia del autoconocimiento

Es el escritor Borja Vilaseca quien, en un momento del documental, aborda la importancia del autoconocimiento, y de cómo, a su juicio, se está normalizando cada vez más. “Las personas están más abiertas a mirar hacia adentro, a conocerse, sanarse y transformarse. Y todo eso está pasando porque estamos tocando fondo como civilización. Hay una decadencia moral, ética, de valores”, señala. “La gente siente cada vez más vacío, ansiedad y estrés, depresión e infelicidad... Estamos llegando a una situación de saturación colectiva”.

Para Vilaseca, lo mejor del autoconocimiento es que se produce lo que denomina como “despertar de la conciencia”. Y cuando sucede, pones en duda tu mente, tu sistema de creencias e incluso tu identidad. “Y empiezas a saber quién eres, a creer verdaderamente en ti, y cuestionas la realidad normativa”. Rubén Señor incide en la misma dirección, planteando una situación hipotética: “Si tú cogieras un papel y le pidieras a la gente que escribiera cómo creen ellos que debe ser la vida, nueve de cada 10 citarían más o menos los mismos pasos: casarse, tener hijos, una casa, una vejez tranquila... Podemos añadir alguna cosa pero, más o menos, esa sería la lista de la compra. Pero es que, además, eso es lo que la gente espera de ti”, indica.

“Es como cuando nosotros decidimos irnos un año a viajar por el mundo con nuestro hijo Koke”, apunta. “A mucha gente le parecía bien, pero otra lo ponía en duda, con una cierta dosis de envidia, de ”quieres pero no puedes", porque tendemos a rechazar lo que nosotros no hacemos. Rubén señala cómo, al principio, hacían mucha apología del viaje y de su impacto transformador, ya que a ellos les funcionó. Pero ya no lo hacen, porque no todo el mundo quiere irse un año, no todo el mundo esta preparado para eso o le gusta viajar. ·La cosa es preguntártelo, porque luego hay mucha gente que llega amargadísima a un momento de sus vidas y se arrepienten de haber trabajado demasiado, o por no haber realizado el sueño de su vida. Y nunca es tarde para preguntártelo".

Y ¿por qué usar el viaje como hilo? Rubén y Lucía lo tuvieron siempre claro: “Viajar te ayuda mucho a descubrir intereses. No puedes ni comparar a un niño que no haya salido nunca con otro que haya conocido otras realidades y se haya expuesto a otros estímulos... La riqueza que tiene ese niño para soñar y pensar en otras cosas es increíble. Y pasa lo mismo con las pantallas y los videojuegos: si están metidos en ellas todo el día ”para que no molesten", al final ese niño o niña no va a desarrollar igual su imaginación".

Caminos es, por lo tanto, una invitación a la introspección; a corregir, si hay que hacerlo, todo aquello que nos empuja a sentir que la vida que vivimos no es la que nosotros hubiéramos querido, que nos falta un propósito verdadero. Porque, como dice Efrén Martínez al final del documental, “cuando te conectas con ese propósito noble, impactas a otras personas de una manera positiva, y esas personas que se ven impactadas impactan a otras... y así es como, sin haber sido esa tu intención, tu vida se convierte en algo trascendente”.