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Oracle estrena las fuertes correcciones de la burbuja de la IA entre las ‘big tech’

La acción cae un 35% desde el 9 de octubre y pierde 350.000 millones de dólares en capitalización por las dudas de los inversores

Santiago Millán

Oracle parece haber inaugurado las grandes correcciones en Bolsa en el grupo de los gigantes tecnológicos entre los comentarios y advertencias sobre una posible burbuja en los mercados financieros en torno a la inteligencia artificial (IA), al sufrir un duro castigo en los últimos 40 días.

Hace poco más de un mes, el pasado 9 de octubre, Oracle alcanzó su máximo histórico en Bolsa, por encima de los 345 dólares por acción, duplicando el valor desde principios de año. La compañía, que pocos días antes era testigo de una subida histórica de un 36% en Bolsa una sola jornada, disparaba su capitalización bursátil hasta el entorno del billón de dólares. Y todo al calor de las fuertes previsiones de crecimiento. La firma fundada por Larry Ellison anunció que su cartera de contratos en la IA y el cloud se acercaba a los 500.000 millones de dólares, gracias a sus cuentas con firmas como Meta, OpenAI y xAI, la start-up impulsada por Elon Musk.

La fuerte subida de Oracle en Bolsa llevaba al citado Ellison a situarse como el hombre más rico del mundo, por delante, incluso, del propio Musk. Los millonarios planes de recompra de acciones ejecutados por la empresa en los últimos años han elevado la participación del magnate en el 41% del capital.

Desde entonces, las acciones de Oracle se han desplomado más de un 35%, hasta el entorno de los 218 dólares, perdiendo más de 350.000 millones de dólares en capitalización bursátil. Desde principios de año, eso sí, todavía se revalorizan un 30%, aunque los títulos no parecen encontrar suelo en sus descensos.

La agresiva entrada de Oracle en el sector de la IA, impulsada por un endeudamiento creciente, ha generado inquietud en Wall Street. Según advertía Financial Times este fin de semana, la magnitud y la velocidad del cambio estratégico de la compañía han suscitado dudas entre los inversores, especialmente en un momento en que los patrones de gasto de las grandes empresas tecnológicas que construyen enormes centros de datos, o hiperescaladores, están bajo una profunda revisión. De hecho, las big tech tienen prevista una inversión conjunta para este año de 400.000 millones de dólares, y han advertido de que el capex en 2026 será mayor que en 2025.

En el caso de Oracle, se ha comprometido a invertir cientos de miles de millones en los próximos años en chips y centros de datos, principalmente para reforzar la capacidad de computación de OpenAI, creadora de ChatGPT.

Para alcanzar esos objetivos, la compañía no ha dudado en acudir a los mercados de deuda. En septiembre, Oracle cerró una emisión de bonos de 18.000 millones de dólares, frente a unos planes iniciales de 15.000 millones, en la que era, hasta entonces, la segunda mayor colocación de deuda del año, sólo por detrás de Mars. La empresa, que desde principios de año ha emitido deuda por 26.000 millones, aprovechó el fuerte interés de los inversores (la demanda superó los 80.000 millones) para ampliar la colocación. De hecho, la compañía llegó a colocar deuda con vencimientos a 40 años (emitió bonos a cinco, siete, diez, 20, 30 y 40 años).

Con la operación, la deuda viva de Oracle ronda actualmente los 104.000 millones de dólares, en un escenario de fuertes inversiones. Y podría tener que captar más recursos. La CNBC señaló a finales de la pasada semana que la compañía planea asumir otros 38.000 millones adicionales de deuda.

Ahora, algunos bancos de inversión no descartan una posible rebaja en el rating de Oracle. Barclays cree que las agencias rebajarán la calificación de la compañía a BBB– (S&P y Moody’s ya han colocado en perspectiva negativa), a un paso del bono basura. De esta forma, el grupo podría tener que acudir a los mercados privados de deuda, cuyo coste es mayor.

En cualquier caso, Oracle sigue confiando en su modelo de negocio, con su apuesta por IA, que va a obligar a un fuerte desarrollo de las infraestructuras tecnológicas. Los inversores van a estar muy pendientes de los próximos resultados trimestrales de la empresa, cuya presentación tendrá lugar a mediados de diciembre.

Además, serán los primeros tras la amplia reestructuración en la cúpula directiva anunciada en septiembre. Oracle comunicó entonces el nombramiento de dos consejeros delegados, Clay Magouyrk y Mike Sicilia, con el paso de Safra Catz, CEO desde 2014, al cargo de vicepresidenta ejecutiva del consejo de administración.

Las previsiones lanzadas en septiembre fueron optimistas. La compañía comunicó que espera unos ingresos de 166.000 millones de dólares por el negocio de infraestructuras de cloud en el ejercicio de 2030, frente a 18.000 millones en el año fiscal de 2026. Oracle, además, es uno de los grandes apoyos de la Administración Trump en aventuras como la toma de control de TikTok USA o el proyecto Stargate, con el que se busca invertir hasta 500.000 millones en infraestructuras de IA en EE UU, y en el que también participan OpenAI y SoftBank.

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Sobre la firma

Santiago Millán
Es periodista de la sección de Empresas, especializado en Telecomunicaciones y Tecnología. Ha trabajado, a lo largo de su carrera, en medios de comunicación como El Economista, El Boletín y Cinco Días.
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