OpenAI busca ingresos: lanza planes de negocio con ChatGPT para cumplir sus exigentes objetivos
La compañía tiene compromisos de gasto por más de un billón de dólares en los próximos años, tras sus acuerdos con grupos como Oracle, AMD, Broadcom o Nvidia


OpenAI, la start-up de moda, ha diseñado un plan de negocios para generar nuevos ingresos y cumplir con sus compromisos de gasto, que superan el billón de dólares en los próximos cinco años, tras sus múltiples acuerdos con gigantes tecnológicos como Oracle, AMD, Broadcom o Nvidia, entre otros. Las miradas de los inversores están claramente enfocadas en OpenAI, cuyas cuentas de los próximos años van a ser fiscalizadas en profundidad por su capacidad de hacer negocio.
El plan tiene un periodo de vigencia de cinco años, según Financial Times, e incluye explorar contratos con los Gobiernos, herramientas de compra, nuevos servicios de vídeo, hardware de consumo e incluso convertirse en un proveedor de informática a través de su proyecto de centro de datos Stargate, donde participa junto a Oracle y SoftBank, entre otros.
Entre otras vías de crecimiento, OpenAI apunta a la publicidad online, los ingresos por las herramientas de compra, los dispositivos para IA diseñados por Jony Ive (incorporado la pasada primavera tras la adquisición de su compañía io, por 6.500 millones de dólares), las ventas de ChatGPT y Sora, venta de servicios cloud con el dictado Stargate; y soluciones para empresas.
En este sentido, dentro de esta búsqueda de vías de ingresos, OpenAI y Walmart anunciaron el pasado lunes una alianza que permitirá a los clientes del gigante de los supermercados hacer la compra con las herramientas de tecnología de inteligencia artificial (IA) de la start-up que dirige Sam Altman. Entre otros puntos, los clientes podrán comprar artículos directamente en la plataforma ChatGPT mediante la herramienta Instant Checkout. Además, en las páginas web de Walmart y Sam’s Club, los clientes podrán interactuar con ChatGPT de forma conversacional en la barra de búsqueda.
Lo cierto es que OpenAI está obligada a captar ingresos. Su producto estrella, ChatGPT, tiene 800 millones de usuarios habituales en todo el mundo, pero solo el 5% son suscriptores que realmente son de pago. La start-up genera cerca de 13.000 millones de dólares en ingresos anuales, de los cuales, en torno al 70%, proceden de usuarios comunes que pagan 20 dólares al mes por chatear con una IA.
La firma aspira, entre otros objetivos, a robar ingresos a los buscadores tradicionales como Google. Pero no parece fácil. En la presentación de las cuentas del segundo trimestre, en el mes de julio, la dirección de Alphabet defendió la fortaleza de este negocio, señalando el “crecimiento robusto” de la compañía en búsquedas.
La compañía de Sam Altman, que prevé quemar caja por cerca de 115.000 millones de dólares hasta 2029, no descarta llevar a cabo nuevas rondas de financiación. La última ronda de calado tuvo lugar en primavera, liderada por SoftBank, por un importe de 40.000 millones de dólares.
Hace pocos días, OpenAI cerró una operación de venta de acciones por parte de trabajadores y ex empleados por un importe de más de 6.000 millones, con una valoración de 500.000 millones, que sitúan a la start-up como la más valiosa del mundo, por delante de SpaceX, de Elon Musk, y ByteDance, matriz de TikTok. Grupos de inversión como SoftBank, Thrive Capital, Dragoneer Investment Group, MGX de Abu Dabi y T. Rowe Price compraron las acciones que salieron a la venta.
Un paso importante para la compañía, todavía pendiente de ejecución, es la conversión definitiva de OpenAI en empresa con ánimo de lucro. La start-up está negociando con Microsoft, su principal accionista, el cierre de este proceso, clave para su futura salida a Bolsa.
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