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El “infradiagnóstico” de las muertes de trabajadores por calor: “Los datos no recogen lo que está pasando”

Los sindicatos dicen que las estadísticas oficiales, que no notifican ni un fallecido en 2024, no capturan la dimensión del fenómeno. Otros países europeos sufren el mismo problema

Manifestación del sindicato CGT en Barcelona por la muerte de una empleada de limpieza viaria, a 16 de julio de 2025 la capital catalana.
Emilio Sánchez Hidalgo

Se repite cada verano. La muerte de alguna persona mientras estaba trabajando en un momento de calor intenso llega a los titulares. La última vez, esta misma semana en Alcarràs (Lleida), donde un temporero falleció por “insuficiencia cardiorrespiratoria aguda en el contexto de estrés por calor”, según el informe forense preliminar. Pero pocos de estos casos acaban en la estadística de muertes de empleados por calor que elabora el Ministerio de Trabajo. Aunque un vistazo a la hemeroteca apunta a lo contrario, el recuento oficial no recoge ni un fallecido en todo 2024. Algo que los expertos en salud laboral de los sindicatos más representativos consideran “imposible”, aunque apuntan que no sucede solo en España.

En términos generales, es muy difícil cuantificar el número de personas que fallecen por calor cada año en España. Diversas fuentes estadística intentan contestar a esa pregunta. Según estimaciones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria, del Ministerio de Sanidad, en 2024 fueron 2.012 a lo largo de todo el verano. La aplicación Mace, desarrollada por el CSIC con otra metodología, las elevaba solo en junio del año pasado a 4.128. No es un recuento administrativo, son proyecciones resultantes de cruzar datos de mortalidad, umbrales de temperaturas peligrosos y compararlos con lo acontecido en años previos. Pero las cifras contrastan poderosamente con las estadísticas laborales oficiales.

Los últimos datos veraniegos disponibles, del año pasado, desagregan los accidentes de trabajo en función de distintas variables. Una de ellas es la descripción de la lesión: hubo 111 accidentes por calor e insolación, todos ellos leves. Hay otros 113 accidentes relacionados con sucesos por altas temperaturas, pero se trata de una categoría indefinida que también agrupa lesiones por radiación no térmica o por frío. De esos 113, solo uno de los registrados es grave. En total hubo 311 accidentes por efectos de las temperaturas extremas (tanto altas como bajas), la luz y la radiación.

No se notifica ni un deceso del verano pasado, pese a que en prensa sí trascendieron muertes de trabajadores expuestos durante su jornada a altas temperaturas. Patricia Ruiz, responsable de Salud Laboral en UGT, subraya que esos casos que llegan a las noticias solo son una parte del total: “Ni lo que trasciende en los medios ni los datos oficiales se corresponden con lo que sabemos que está pasando”. Sostiene que, al igual que muchas lesiones musculoesqueléticas y problemas de salud mental se relacionan con la actividad profesional, pero a efectos administrativos se niega su origen profesional, esta dinámica se repite con las muertes por calor. “Hay trabajadores cuyas patologías empeoran por la exposición al calor y que quedan fuera del radar”, explica.

UGT elaboró el año pasado un informe con datos de 2023 que abundaba en el desfase entre las estadísticas oficiales y el diagnóstico sindical. “Podría ser posible que no se hayan registrado todos los accidentes mortales por exposición a altas temperaturas. De hecho, en prensa hemos localizado más de los registrados en las cifras oficiales”. La estadística oficial captó aquel año tres fallecimientos por calor e insolación, pero en medios trascendieron más muertes. No dicen que sean muchas más, no las cuantifican, pero sí que puede haber algunas que no se están contabilizando.

Mariano Sanz, secretario confederal de salud laboral de CC OO, profundiza en el problema: “Los números no cuadran, hay un infradiagnóstico. Esto sucede, en parte, porque para determinar que una muerte en el trabajo se relaciona con un golpe de calor en la autopsia deben salir unos parámetros muy definidos respecto a la temperatura del cuerpo”. Esa lógica hace que accidentes que se desencadenan por el calor se asocien luego a otras causas. “Si un empleado está trabajando a 12 metros de altura a pleno sol, se marea por la alta temperatura y se cae, lo normal es que no quede registrado como una muerte asociada al calor”, ejemplifica.

Sanz asegura que esto también sucede con algunos fallecimientos de origen cardiovascular, que se activan por el calor, pero en la estadística no se relacionan. Este tipo de accidentes (por infartos, derrames cerebrales y otras patologías debidas a causas naturales) son los que más muertes laborales causaron en 2024: 266, el 42% del total. Los sindicatos creen que puede haber alguno o algunos en los que el calor fuese determinante. La mayoría de los decesos por altas temperaturas se dan en personas mayores y con condiciones previas.

“Tenemos que buscar nuevas referencias para tener un diagnóstico más preciso del problema. Si no conocemos su alcance, no podemos enfrentarnos a él como deberíamos”, añade este experto en salud laboral. “Sabemos que lo sufren los jornaleros, los empleados en limpieza, los jardineros... Es un gran espectro que no solo aplica al aire libre, también a espacios cerrados mal refrigerados”.

No solo es un problema español

Un vistazo a las estadísticas de accidentes de trabajo de Eurostat muestra que el problema se da más allá de los Pirineos. De los 27 países de la Unión Europea, la oficina estadística recoge cifras de 2023 (las últimas disponibles) sobre muertes relacionadas con temperaturas extremas, luz y radiación de 21 Estados. La mayoría no notifica ni un deceso por estos motivos, en algunos casos pese a lo alto que llega el mercurio: es el caso de Grecia, con ninguna muerte notificada por calor desde 2008. Francia, el segundo país más poblado de la Unión Europea, solo notifica un deceso laboral desde entonces.

Solo seis países informan de alguna muerte de este tipo en 2023, lo que eleva el total a 80 fallecimientos en toda Europa. Y se da la circunstancia de que el 73% de las muertes (53) se produjeron en un solo país, Italia. En España se notificaron cuatro decesos aquel año, y ninguno más en el resto de países del sur de Europa. Marouane Laabbas el Guennouni, investigador del European Trade Union Institute de Bélgica, cree que cifras tan dispares no tienen sentido. “Al no existir datos no podemos conocer realmente la magnitud del problema”, dice este especialista en la materia. “Es necesario definir lo que se entiende por exposición al calor, a la vez que aclarar qué se considera una lesión o muerte causada por tal exposición en el trabajo”, reclama en la misma línea que los especialistas de CC OO y UGT.

Hay estudios que manifiestan un empeoramiento de las muertes en el trabajo por altas temperaturas. Laabbas el Guennouni menciona un informe de la Organización Internacional del Trabajo que estima un aumento del 42% de las muertes laborales asociadas en el periodo 2000-2020. Y la Agencia Europea de Medio Ambiente indicó recientemente que las olas de calor en Europa han provocado “un aumento de los casos de insolación y muertes entre los trabajadores al aire libre, especialmente en los sectores de la agricultura, la construcción, el mantenimiento de calles y la recogida de residuos”.

El experto del European Trade Union Institute también subraya que el problema tiene una mayor afectación en las personas con menos recursos: “El calor que sufre una trabajadora que no puede sufragarse un hogar aclimatado, que trabaja en un sector en el que la exposición es continuada y que presenta condiciones personales que aumentan la vulnerabilidad a la exposición (como la menopausia en algunos casos) no es igual que el de otra persona sin tales condiciones”, ejemplifica. Por ello, reclama que las soluciones contemplen “una dimensión social, sectorial, de género y de clase”, entre otras.

Soluciones a futuro

En busca de respuestas, más allá de afinar las estadísticas, Sanz cree que España debe mejorar “la calidad de la prevención de riesgos laborales, que ha bajado mucho en los últimos años”. Cree que esa “caída” se relaciona con que “no es una prioridad de los empresarios” y demasiadas empresas “derivan” la tarea en terceras compañías. “España tiene una de las mejores normas preventivas de Europa, pero no se cumple”, reivindica el especialista de CC OO.

El experto en salud laboral celebra el cambio normativo que el Ministerio de Trabajo implementó en 2023 y que concretaba los riesgos asociados al calor. Los sindicatos mayoritarios y las patronales negocian con el departamento de Díaz para ir más allá, con una modificación de la ley de prevención de riesgos laborales. Fuentes del ministerio vienen manifestando optimismo ante la posibilidad de un acuerdo de todos los agentes sociales, hito que Trabajo no consigue desde más de un año. Sus últimas propuestas solo cuentan con el respaldo de las centrales.

El ministerio de Yolanda Díaz viene subrayando que ha reforzado la vigilancia de los accidentes laborales por calor: indica que la Inspección de Trabajo desarrolló 704 investigaciones de este tipo en 2021, frente a las 11.500 de 2024. A la vez, los requerimientos han crecido de 401 a 4.175 y las sanciones se han multiplicado de 175.000 euros a 1,4 millones. “Hoy vigilamos más y protegemos mejor”, dijo Díaz en la presentación de la campaña estival de Inspección. Las empresas que incumplan se enfrentan a multas de más de 980.000 euros.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (2i), durante la presentación de la campaña de actuaciones de la Inspección de Trabajo frente a las altas temperaturas.

La labor inspectora está bajo la lupa del Defensor del Pueblo, que el 14 de julio anunció una actuación de oficio para solicitar información al respecto al ministerio. “La institución Defensor del Pueblo ha tomado esta decisión tras tener conocimiento, por los medios de comunicación, de varias muertes de trabajadores en los últimos días en distintos puntos de la geografía nacional, a causa, presuntamente, de la exposición a temperaturas extremas durante su jornada laboral”, indicó la institución que dirige Ángel Gabilondo.

La especialista de UGT cree que la reforma de 2023 “fue un paso importante” para evitar las muertes laborales por altas temperaturas. “Pero está claro que no es suficiente”, matiza inmediatamente. Cree que no es suficiente el derecho de los trabajadores a parar sus tareas ante determinados niveles de temperatura. Actualmente se puede hacer por debajo de 17ºC o por encima de 27ºC en oficinas o similares. En interiores con trabajos ligeros, por debajo de 14ºC y por encima de 25ºC. Y en función de las alertas de la Aemet en exteriores.

“Esta información tiene que llegar a las personas trabajadoras, que los delegados de prevención tengan claros los protocolos. Aunque la norma sea buena, si no se hace realidad en las empresas no nos sirve”, pide Ruiz. A la vez, defiende que la reforma de la Ley de prevención debe especificar “de forma más clara” la obligatoriedad de las empresas de formar a las plantillas.

EL PAÍS se ha puesto contacto con las patronales más representativas, CEOE y Cepyme, para recoger su punto de vista, pero han declinado participar.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.
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