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El Banco de Inglaterra baja tipos para resucitar la economía en medio de una fuerte división interna

Reduce al 4% el precio del dinero y se ve obligado a una histórica doble votación para lograr consenso entre sus miembros

Exterior del Banco de Inglaterra, en Londres, este jueves
Rafa de Miguel

Los mercados británicos ya habían descontado con creces la decisión, pero eso no significa que esté exenta de polémica. El Banco de Inglaterra (BoE, en sus siglas en inglés) ha decido recortar en un cuarto de punto los tipos de interés, hasta dejarlos en el 4%, el nivel más bajo en más de dos años. Se trata de la quinta rebaja desde el final de la pandemia. Más allá de la rebaja en sí, la votación del Comité de Política Monetaria del BoE ha reflejado una profunda división. Cinco de sus nueve miembros han respaldado el recorte. Los otros cuatro han votado a favor de mantener el tipo al nivel en que estaba, porque “el proceso de reducción de la inflación se ha ralentizado” y “las expectativas de inflación en empresas y hogares sigue manteniéndose elevada”. De hecho, por primera vez en su historia, ha sido necesaria una segunda votación para fijar la decisión.

En un primer momento, cuatro de los miembros han respaldado una rebaja del 0,25% y otros cuatro se han opuesto, pero la decisión de Alan Taylor de favorecer un recorte aún superior, de medio punto, ha provocado una situación de empate que ha sido necesario desenredar. Las diferencias de criterio en el seno del banco central son bastante habituales y ya son 30 las reuniones sobre política monetaria que acumulan algún voto discordante.

El principal objetivo del Banco de Inglaterra es mantener la inflación por debajo del 2%, muy por debajo aún del nivel actual de precios en el Reino Unido, del 3,6%, con la previsión de que pueda llegar al 4% en lo que queda de año. Se trata de cifras mucho más elevadas de las que manejan economías como la de Estados Unidos o las de la eurozona, pero la autoridad monetaria británica debía confrontar un binomio complicado: inflación elevada y crecimiento económico estancado.

“La inflación subirá ligeramente, hasta llegar al pico del 4% en septiembre. Se espera, sin embargo, que comience después a bajar para acercarse el nivel del 2%, aunque el comité permanecerá atento ante el riego de un incremento temporal que pueda añadir presión a los salarios o al proceso de fijación de precios”, destaca el Banco de Inglaterra en su comunicado oficial.

“Desde que el Partido Laborista accedió al Gobierno el verano pasado, los tipos de interés han sido ya recortados en cinco ocasiones”, ha dicho la ministra británica de Economía al conocer la decisión del banco central. Rachel Reeves, que llegó a estallar en lágrimas en el Parlamento hace escasas semanas, ante la presión de decenas de diputados de su propio partido irritados con los recortes sociales que se están impulsando, es incapaz de arrancar una economía que permanece en estado comatoso.

“La estabilidad que hemos traído a las finanzas públicas a través de nuestro Plan para el Cambio ha ayudado a hacer posible [el recorte de tipos] y nos ha ayudado a ser la economía que más ha crecido en el G-7 en el primer trimestre del año”, ha celebrado Reeves. La semana que viene se esperan nuevas cifras de crecimiento trimestral, y el consenso general vaticina un raquítico ascenso del 0,1%, después de una prometedora pero breve subida del 1% de enero a marzo de 2025.

La subida de impuestos aprobada por el Gobierno laborista, destinada sobre todo a los empresarios al gravar mayoritariamente sus cotizaciones a la seguridad social, ha desincentivado, coinciden los analistas, futuras contrataciones, subidas salariales o inversiones en capital.

El clima de incertidumbre, agravado por la guerra comercial desatada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha incrementado la prudencia de muchos consumidores británicos, que mantienen un nivel de ahorro todavía superior a la época anterior a la pandemia.

“El crecimiento económico está apagado, el mercado laboral sigue debilitándose y el consumo está tardando más de lo previsto en arrancar. Todo esto puede ayudar a que la inflación se acerque al objetivo del 2%”, ha explicado el gobernador del BoE, Andrew Bailey, en la rueda de prensa posterior a la decisión. “¿Qué hacemos entonces? ¿Damos más relevancia al reciente ascenso de la inflación y al riesgo de persistencia que supone? ¿O apostamos por que la actual debilidad de la economía ayude a rebajar la inflación?“, se preguntaba retóricamente Bailey para explicar la equilibrada decisión del Comité de Política Monetaria.

Sigue el temor a la inflación

La decisión tan ajustada, 5 a 4, sugiere sin embargo que la inflación sigue preocupando en el seno del Banco de Inglaterra y que cualquier senda de futuros recortes será siempre gradual y moderada. “A pesar de una clara evidencia de que el mercado laboral está débil, y de que se han reducido las presiones de alzas salariales, el mensaje [del BoE] sigue centrado en los mayores riesgos de subida de la inflación en el corto y medio plazo, y que los incrementos del precio de los alimentos eleve aún más la expectativa de inflación en los hogares británicos”, ha apuntado Brian Coulton, el economista jefe de Fitch Ratings.

El hecho de que el BoE haya reflejado una división de opiniones tan clara en su seno se ha dejado notar en las probabilidades que el mercado da para movimientos futuros de los tipos. La estimación de un nuevo recorte de un cuarto de punto este año ha bajado al 70%, desde el 90% previo.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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