Bruselas plantea crear un mecanismo con deuda conjunta de hasta 395.000 millones para grandes crisis
La herramienta prestaría dinero a los Estados miembros si aparecieran problemas graves

Bruselas da una prioridad máxima a que el próximo presupuesto de la UE sea flexible, que pueda responder rápido a crisis imprevistas. Aprendida la lección de la pandemia y de la invasión de Ucrania por Rusia, la Comisión ha planteado en su proyecto de cuentas para el periodo 2028-2034 un mecanismo que se activaría en caso de crisis y contaría con una potencia de disparo de 395.000 millones de euros, según los datos que aparecen en los textos remitidos al Consejo y al Parlamento Europeo. Ese dinero no saldría de las partidas presuestadas, sino que sería deuda conjunta emitida en los mercados que después se prestaría a los Estados, un esquema similar al que se empleó para los fondos NextGen creados en la pandemia.
“Las crisis ya no son la excepción, son la norma. Hemos aprendido la lección“, señaló la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este miércoles cuando presentó el proyecto de marco financiero plurianual próximo. En su discurso recordó los problemas que tuvo que afrontar en el mandato anterior “y cada vez fue extraordinariamente reaccionar con rapidez y la potencia de fuego requerida”, recordando que el 90% del dinero de los presupuestos actuales está comprometido. Después habló de un mecanismo de crisis específico de 400.000 millones, pero no dio más detalles.
La concreción aparece en los textos legales divulgados posteriormente. Ahí se aclara, por ejemplo, cómo funcionaría ese mecanismo si finalmente se plasma en los presupuestos plurianuales que se aprueben. “La activación de este mecanismo extraordinario y focalizado en la respuesta a las crisis se decidirá por el Consejo, teniendo en cuenta las especificidades y las necesidades de la crisis sobrevenida”, señala. Esto quiere decir que serán finalmente los Estados miembros y no la Comisión quien decidirá si se recurre a esta herramienta.
Una vez activada correspondería al Ejecutivo comunitario acudir a los mercados para pedir el dinero prestado y, después, entregárselo a los Estados miembros afectados en forma de créditos, no en subvenciones.
Este diseño está claramente inspirado en la reacción de la UE a la pandemia. En 2020, cuando estalló la covid-19, la UE creó un fondo con el que financió los ERTE de Estados miembros, siendo Italia y España los que más créditos recibieron. Ese mecanismo se llamó SURE y ascendió a 100.000 millones. Poco después se creó el Fondo de Recuperación que asciende, una vez se han concretado las peticiones de los países a unos 650.000 millones. En ambos casos, los recursos han salido de emisiones de deuda conjunta en los mercados de capital que hay que empezar a pagar en el próximo periodo presupuestario.
Los dos fondos se inventaron después de que surgiera la necesidad. Ahora la Comisión pone sobre la mesa un mecanismo previo y el diseño de cómo debe activarse. Esto es novedoso, por su funcionamiento y por la envergadura.
No es este el único fondo que Von der Leyen pone sobre la mesa para financiarse con deuda. Hay otro llamado Catalyst Europe, que también dará préstamos a los Estados. La cantidad total será de 150.000 millones y los créditos que la Comisión recabe en el mercado estarán respaldados por el presupuesto mismo. Según ha explicado la propia Von der Leyen, si los Gobiernos quieren tener acceso a esos créditos en condiciones favorables, deben destinarlo a “prioridades específicas europeas”. “Pueden invertirlo, por ejemplo, en la industria de defensa, infraestructuras estratégicas o tecnologías estratégicas”, explicó la alemana, que añadió que “es la primera vez que se propone una fuente de financiación adicional de este tipo”.
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