Teresa García-Milà, presidenta del Cercle d’Economia: “La reducción de jornada puede crear distorsiones en las pymes”
La catedrática de Economía cree que la opa del BBVA al Banco Sabadell conllevaría “perder a un jugador muy clave”


El consenso con el que Teresa García-Milà (Barcelona, 70 años) ha llegado a la presidencia del Cercle d’Economia —ha sido la única candidatura para suceder a Jaume Guardiola— implica que la clase empresarial y la sociedad civil y académica interesada en la economía en Cataluña está unida. También en los temas clave, que García-Milà tiene claros: apuesta por la normalización política, necesidad de una reforma del sistema de financiación, foco en las infraestructuras y la vivienda, y rechazo a la opa del BBVA al Banco Sabadell. El reto de esta catedrática de Economía en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) es que las reivindicaciones de este think tank lleguen a los oídos adecuados.
Pregunta. La semana que viene la comisión bilateral Estado-Generalitat tratará sobre el modelo de financiación. ¿Cómo se debe reformar?
Respuesta. La propuesta del Cercle es que sea un modelo federal. Que haya responsabilidad tanto en ingresos como en gastos. El modelo que hay ahora no funciona. La propuesta es un modelo en el que se compartan las bases fiscales de los diferentes niveles de gobierno, y que sobre estas bases cada uno haga su diseño fiscal —no solo de IRPF, sino también de sociedades, por ejemplo— y su recaudación. Sobre esta estructura puedes construir el modelo de solidaridad. Es similar al canadiense. No todas las comunidades están preparadas para recaudar, puede haber flexibilidad en este punto. Pero lo importante es que la estructura, las responsabilidades y la solidaridad estén bien definidas y sean transparentes.
P. ¿Confía en que Gobierno y Generalitat, ahora del mismo color, hagan que se empiece ya a recaudar IRPF?
R. Sería el primer paso, yo tengo confianza en que pueda tirar adelante. Además se ha planteado de manera realista: seguramente en Cataluña todavía no podemos recaudar todos los impuestos, pero sí que confío en que se acuerden primero las bases del modelo. Si hay confianza y lealtad institucional no habrá problema.

P. Un nuevo modelo de financiación sería el paso definitivo para la normalización política tras el procés?
R. Confío en que sea un paso importante. Porque esto responde a muchas demandas importantes que se hacen desde Cataluña. El modelo actual tiene muchas ineficiencias también para otras comunidades, como la valenciana. Además tiene un problema: el gasto que tienen las comunidades ligado a salud, educación y servicios sociales ha ido creciendo, y se necesitan más recursos, con lo que se necesita un replanteamiento de la distribución vertical entre Estado y comunidades.
P. La normalización política ha llegado con gobiernos socialistas. ¿El empresariado está más cómodo ahora? ¿Qué pasaría si gobernase Feijóo?
R. El Cercle está cómodo con el Gobierno que haya, porque respetamos la democracia. Que coincidan en los dos gobiernos partidos del mismo signo puede facilitar que sea más rápido llegar a acuerdos. Y que haya alternancia también es bueno porque se reestructuran cosas y llega gente nueva. Nosotros tenemos trato fluido con todos.
P. ¿Con Junts también? ¿En este mandato se plantean ir a ver al expresident Carles Puigdemont?
R. Los temas importantes los tratamos con todos los partidos, especialmente con los catalanes. Claro que sí.
P. ¿Qué piensa sobre la reducción de la jornada laboral, un tema en el que Junts es clave?
R. En este tema el Cercle no se ha posicionado, pero yo sí tengo una opinión crítica. Pienso que forzar esta reducción a las pequeñas y medianas empresas es problemático. Las grandes empresas ya tiene una jornada cercana a las 37,5 horas, se ha ido pactando con los sindicatos. Pero en las pymes se pueden crear distorsiones importantes. Tenemos que mirar más a largo plazo con medidas para mejorar la productividad y las condiciones de trabajo, y no tanto estas medidas puntuales y quizá más mediáticas.
P. ¿Qué se ha perdido y qué se ha ganado con el procés?
R. Cataluña ha ganado poner sobre la mesa una problemática que en realidad afecta a muchas comunidades, a todas en cierta medida. Ha habido posiciones que han ido más allá de lo deseable, pero las acciones más extremas también te ayudan a entender la situación. Precisamente, quizá ahora gracias a esto estamos negociando un modelo [de financiación] que será muy favorable si llega.
P. ¿Cataluña perdió influencia y centros de decisión?
R. Algunos, pero no es definitivo. Algunas empresas era inevitable que se fueran, como los bancos, porque en ese momento no había confianza, estabilidad y predictibilidad. Otras decidieron irse cuando quizá no hacía falta. Pero ya vemos retornos.
P. El Banco Sabadell es uno de los que han vuelto. ¿Qué impacto tendría la opa del BBVA?
R. Por las condiciones que ha puesto el Gobierno, al menos durante tres años las dos entidades mantendrían su autonomía. Así que a corto plazo el impacto es relativamente menor. A medio plazo sí que perderíamos un centro de decisión importante, y los clientes perderían un jugador muy clave. La CNMC se ha fijado mucho en las pequeñas empresas, pero el impacto sería importante en las medianas, que trabajan con tres o cuatro bancos y necesitan que compitan entre ellos.
P. ¿Qué cree que decidirán los accionistas?
R. Cada accionista tiene sus intereses, y todos valorarán mucho la oferta, que en estos momentos tiene una prima negativa del 10%, una diferencia muy importante cuando tienes muchas acciones como es el caso de los grandes fondos de inversión. Estos harán números. Los pequeños accionistas tendrán también un componente emocional.
P. Además de entidades financieras, Cataluña necesita industria. ¿El modelo económico debería ir más a este aspecto y no tanto al turismo?
R. Tenemos capacidad para crecer en industria. El problema es que tenemos una productividad baja, aunque crezcamos en PIB, y esto es por la composición sectorial. Tenemos mucho turismo y una parte de servicios poco cualificados pero que son muy necesarios, como puede ser la atención a la gente mayor. Pero también tenemos potencial en tecnología, en biomedicina, en investigación, en automoción. Tenemos que ir hacia allí, pero sin que desaparezca el turismo, que aporta mucha riqueza.
P. Otro tema que despierta mucha preocupación es el modelo energético. ¿Qué opina del cierre de las nucleares en Tarragona?
R. Tenemos que hacer un esfuerzo para crear energía renovable como han hecho otras comunidades. Hay que ver este tema con apertura de miras, aceptar que tiene que haber parques eólicos y fotovoltaicos. Pero esto lo podemos hacer más tranquilamente si se pueden mantener las nucleares más tiempo, siempre que se garantice la seguridad. Me parece que alargar el periodo de las nucleares es razonable: es una energía limpia y muy fiable.
P. La vivienda y el déficit en infraestructuras también preocupan al Cercle. ¿Cuáles deben ser las prioridades?
R. En vivienda hay una falta de oferta, pero somos críticos con las políticas de regulación y topes. Lo que hacen es retirar oferta del mercado. Lo tensionan más y hacen el problema más grande. Luego hace falta más vivienda social —esto tiene que hacerlo el sector público, que ahora está haciendo un esfuerzo— y vivienda asequible, donde tiene que haber colaboración público-privada. En infraestructuras el problema de Rodalies está ligado, porque si hay un servicio bueno, puntual y fiable, reducirá la tensión en la vivienda, porque mejoraría mucho la vida de la gente que vive fuera de Barcelona.
P. ¿Y la ampliación del aeropuerto de El Prat?
R. La propuesta que hay sobre la mesa es buena porque nos da capacidad para tener vuelos transoceánicos. Ahora, a la vez que tengamos la infraestructura, tenemos que asegurarnos de tener las rutas que sean más rentables y que den más valor añadido. Estos vuelos facilitarán que las empresas internacionales piensen en Barcelona para instalarse e invertir.
P. ¿Una de sus prioridades para este mandato es darse más a conocer en Madrid?
R. El Cercle es un punto de reunión y discusión sobre temas de interés económico y social, con encuentros que nos permiten tener un posicionamiento y guiar la política económica. Por eso es muy importante que nos escuchen los gobiernos de todos los niveles. En Cataluña tenemos mucha incidencia pero quizá somos menos conocidos en otras comunidades autónomas, y Madrid es muy importante, pero también el País Vasco o Andalucía.
P. Es la primera mujer presidenta del Cercle. ¿Por qué se ha tardado tanto?
R. En el Cercle hay todavía poca presencia de mujeres, aunque cada vez más. Es un reflejo de lo que pasa en las empresas, el sector profesional, las universidades... Pero las dos últimas juntas y la mía son paritarias, así que supongo que tener una presidenta ha sido una evolución natural.
P. ¿En su candidatura ha influido negativamente la investigación sobre compatibilidad de sueldos como catedrática de la UPF, que ya está archivada?
R. No influyó en nada, he sido muy transparente en este tema, con el expresidente y con la junta. Es un tema que está archivado.
P. ¿Qué hubiese solo una candidatura es bueno para la institución?
R. Es lo que ha pasado siempre menos en una ocasión, que hubo elecciones. El mandato dura tres años. Tengo la suerte de contar con todo el apoyo del presidente, de la junta, de los expresidentes y de muchos socios.
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