La espera interminable de los becarios: “Que nuestra labor no esté regulada nos perjudica”
Dos años después de que el Ministerio de Trabajo y los sindicatos presentaran el estatuto del becario, el texto no ha superado siquiera los trámites del Consejo de Ministros

“Se ha acabado el tiempo de pensar en los jóvenes en prácticas como asalariados fantasma”, dijo Yolanda Díaz en junio de 2023, durante el acto en el que presentó el estatuto del becario. Estaba acompañada de los líderes de CC OO y UGT, con los que firmó la norma que pretendía compensar los gastos de los estudiantes y limitar las prácticas extracurriculares, las que más precariedad concentran. Pero dos años después de aquello, el texto sigue sin salir adelante. Es el único suscrito por Trabajo y los sindicatos que ni siquiera ha superado los trámites del Consejo de Ministros para ir al Parlamento. La parte socialista del Gobierno rechazó desde el principio un acuerdo del que dijo que estaba “verde” y que le faltaba “trabajo técnico”.
Eso ha dejado el estatuto del becario en un limbo, mientras muchos jóvenes en prácticas siguen denunciando irregularidades y situaciones abusivas. Para comprobarlo basta con preguntar a los estudiantes universitarios, como hizo EL PAÍS este martes. Lo que sigue es el relato de una mañana en el campus de la Universidad Complutense de Madrid: siete testimonios de becarios a la espera de una regulación de su actividad.
@elpais Mientras el estatuto del becario lleva dos años en un limbo, muchos jóvenes en prácticas siguen denunciando irregularidades y situaciones abusivas. Para comprobarlo basta con preguntar a los estudiantes universitarios. Esto es lo que nos contaron algunos de ellos en el campus de la Universidad Complutense de Madrid. Y tú, ¿has tenido prácticas que consideras precarias o abusivas? Te leemos en los comentarios. #becas #becarios #practicas #universidad #formacion #estudiantes #trabajo #empleo #educacion #noticias #news
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Susana Nieto, 22 años
“Una vez, al salir de la oficina, llamé a mi madre llorando para decirle que ya no quería dedicarme a la traducción”. Así de mal se sintió Susana Nieto, estudiante de filología inglesa y alemana, durante un periodo de prácticas en una empresa. “No me pagaban, evidentemente”, explica, a pesar de que asumía las funciones de un “júnior”. Es decir, de los empleados de menor rango, pero que sí tienen una retribución. “Me tenían extremadamente explotada. Todo lo que nadie quería hacer lo tenía que hacer yo”, relata.
Nieto se llevaba “muchas broncas”. “Me habría comido bien esas broncas si me hubieran pagado, pero así no; no era agradable”,agrega. Su horario se estiraba tanto que algunas noches se complicaba la vuelta a casa casa: “Ya no había transporte público, así que tenía que coger un úber”. Pese a lo negativo de aquella experiencia, tiene claro que lo que le dijo a su madre fue solo un momento de bajón: “Fue muy interesante. Ha sido un reto compaginar ese trabajo con los estudios. Quiero dedicarme a ello”, concluye.
Estefanía Mena, 21 años
Estefanía Mena es una estudiante de enfermería que ha hecho su prácticas curriculares de segundo curso en un hospital público. “Han ido muy bien”, celebra, justo antes de señalar que ha advertido “algunos puntos de precariedad”. Apunta a la “gran carga de trabajo de las enfermeras”, por la que cree que no pueden dedicar el tiempo suficiente a atender a los alumnos. “Son muy pocas enfermeras y somos muchos estudiantes. No tienen tiempo, hubo momentos en que nos quedábamos solos enfrentando situaciones en que algún paciente necesitaba algo”, lamenta.
Cree que la solución pasa por aumentar el personal de los centros sanitarios y también los convenios de prácticas, que ve amenazados en su universidad: “La cotización a la Seguridad Social [en las prácticas no remuneradas aplica desde el 1 de enero de 2024] la paga la universidad [asumen un 5%, el 95% está bonificado por el ministerio] y no tienen dinero para ello. La mía se está planteando terminar con algunas prácticas por ese motivo”, relata. Ha escuchado hablar del estatuto del becario en el consejo de estudiantes de la universidad: “Debería avanzar, es necesario para los estudiantes. Que no esté regulado nos perjudica”, reivindica.
Tomás López, 27 años
Estudiante de filología hispánica y con un máster de español como lengua extranjera, Tomas López también ha sufrido “precariedad económica” durante sus prácticas. Las de su máster se componían de tres fases, entre las que se cuenta una en el extranjero. “Las hice en Utretch [Países Bajos] y fue extremadamente complicado e intenso”, cuenta, “la experiencia fue rica y valiosa para ejercitar mi profesión, pero no está pagado. He asumido un coste tremendo”. A la vez, López lamenta que las prácticas a menudo se hagan “sin ningún contrato, sin que se establezcan unas condiciones de antemano”.
@elpais ¿Qué es el estatuto del becario? Ni los becarios lo conocen, aunque es normal: se anunció hace dos años, y lleva en un limbo desde entonces. Te contamos cuál era la idea de la norma y por qué se encuentra parada desde 2023. #becas #becarios #practicas #universidad #formacion #estudiantes #trabajo #empleo #educacion #noticias #news #politica #politicaentiktok
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Joaquín Barajas, 21 años
“Noté que estaba haciendo un trabajo que no se me compensaba como debería”, indica Joaquín Barajas, estudiante de derecho y relaciones internacionales, al hablar de sus prácticas en un despacho de abogados. “Me encargaba de gestión administrativa, hablaba con clientes para concertar citas e incluso redacté alguna demanda. Aprendí bastante en el proceso, pero se echa en falta la remuneración”. Ni siquiera le compensaban los gastos de transporte, una medida que espera que se materialice en el estatuto del becario. “Te tratan como si estuvieras a su entera disposición, no tienen en cuenta tus horarios, como si no tuvieras una carrera y unos exámenes. Todo te lo decían a última hora”, se queja.
Paola Porro, 25 años
Paola Porro, también estudiante de derecho, se considera muy afortunada: “Llevo cinco meses haciendo prácticas en una empresa, en recursos humanos. Están bien retribuidas, 600 euros al mes por cinco horas al día”. Cree que deberían estar “mejor pagadas”, pero celebra sus condiciones “por comparación”. “Tengo amigas que lo han pasado mal, que no les pagaban nada por estar ocho horas al día o más, por trabajar los fines de semana, sin contrato de prácticas... Muy mal”. No ha oído hablar del estatuto del becario, pero considera positivo que haya una “regularización de las prácticas”.
Lucía Suárez, 21 años
Las prácticas de Lucía Suárez en un periódico le han dejado un sensación agridulce. “Bueno, no estuvo mal”, arranca, antes de denunciar lo “mal remuneradas” que estaban: 50 euros al mes, una cifra que le parece “fatal”. Esta estudiante de periodismo lamenta que le cambiasen los horarios sin consultarle. “Entré para hacer currículum. Cuando ves el trabajo que haces y que no cobras, no te motiva nada”, añade, antes de decir que le parecería “muy bien” que al menos se obligase a las empresas a compensar los gastos de los estudiantes.
Alejandro Revert, 22 años
Alejandro Revert, estudiante de comunicación audiovisual, entiende que a los becarios se les pague menos que al resto de empleados, pero a la vez considera que la diferencia es demasiado grande. “Yo cobraba 300 euros, pero estaba trabajando como uno más. No considero que esté del todo bien”, indica. La empresa le ha contratado y está contento, pero lamenta haber estado “muchos meses” cobrando mucho menos. Aun así, se considera afortunado por el hecho de haber podido hacer sus prácticas: “Tengo amigos en Formación Profesional que no pueden porque no hay donde hacerlas. Tienen derecho a quejarse”, lamenta.
Los sindicatos reclaman al Gobierno que lo apruebe "ya"
“En que un estudiante no debe trabajar gratis todo el mundo está de acuerdo, pero no se actúa para remediarlo”, reflexiona Adrià Junyent, secretario confederal de Juventud de CC OO y uno de los negociadores del estatuto del becario. Lamenta que “algo tan importante” quede supeditado a “tensiones dentro del Gobierno y de las mayorías parlamentarias”. "Que ni siquiera se haya llevado a Consejo de Ministros manda un mensaje muy claro y peligroso: que los intereses de las empresas que hacen de las prácticas un modelo de explotación y fraude prevalecen frente a la protección y garantías de nuestra juventud", opina Belén Guirao, secretraria general de RUGE, el grupo juvenil de UGT.
“Exigimos al Gobierno que lo apruebe en el Consejo de Ministros y a los grupos políticos que no se dejen engañar por la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, que junto a CEOE manifestó su rechazo a la norma), que se pone en contra de todo de forma preventiva”, añade Junyent. Varios socios nacionalistas del Gobierno, a izquierda y a derecha, manifiestan dudas respecto a la norma que pactaron el ministerio y los sindicatos. "La patronal no puede seguir con la pataleta de que no les tuvimos en cuenta", comenta Guirao, que también apunta al PSOE: "Un sector del Gobierno no puede seguir guardando silencio y mirando para otro lado". Junyent dice que no tienen comunicación al respecto con la parte socialista del Gobierno y que el Ministerio de Trabajo les insiste en que “va a salir adelante”. “Que lo hagan ya”, insiste. "Seguir atrasando su tramitación y aprobación definitiva supone dar la espalda a más de un millón de personas becarias", agrega Guirao.
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