Ir al contenido
_
_
_
_

Miguel López, líder sindical agrario: “El sector es utilizado como moneda de cambio por la clase política”

Dirigente de COAG desde hace casi 40 años, se ha ganado el respeto de los suyos con sus proclamas subido a un tractor para defender los intereses de los agricultores

Miguel López, ex secretario general de COAG Andalucía, en La Barca de la Florida (Cádiz). FOTO: PACO PUENTES (EL PAÍS)
Ginés Donaire

Miguel López Sierra (Jerez de la Frontera, 64 años) echó los dientes en el campo y antes de ser mayor de edad ya se oían sus arengas como activista agrario. Durante casi 40 años ha sido el líder de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Andalucía —desde 1988 hasta mediados de mayo, cuando dejó el cargo—; y también lo fue entre 1996 y 2012 de toda España, donde la organización suma más de 150.000 afiliados. Miguelón se ha ganado el respeto de los suyos con sus proclamas subido a un tractor para defender, con vehemencia y sin pelos en la lengua, los intereses de los que, como él, se llenan de barro las botas. Hijo y nieto de agricultores, deja la primera línea del sindicalismo agrario pero seguirá cultivando algodón, hortalizas o maíz en su refugio gaditano de La Barca de la Florida.

Pregunta. ¿El campo necesita ruido para ser oído?

Respuesta. Claro, es con ruido y tampoco se nos oye. Si no tuviésemos el nivel de organización que tenemos y de reivindicación continua no nos escucharía nadie. Creo en la política y en la democracia, pero también es cierto que nuestro sector está siendo utilizado en muchos casos como moneda de cambio por la clase política. Y no me importa que digan que he sido una mosca cojonera, la reivindicación permanente es nuestra seña de identidad.

P. Cuando llegó la pandemia los agricultores tuvieron el reconocimiento de la sociedad. ¿Sigue ocurriendo?

R. La sociedad reconoce la labor de agricultores y ganaderos, pero los consumidores pagan el dominio de la gran distribución y el comercio. Nosotros, los pequeños productores estamos ahí pero jugamos un papel mediocre en toda la cadena agroalimentaria, estamos abandonados.

“El campo necesita rentas dignas, precios justos y trabajadores bien remunerados; lo demás son parches”

P. Los pequeños agricultores le adoran por la defensa que hace del sector, pero la industria y los grandes terratenientes no tanto.

R. Creo que los grandes propietarios de tierra comparten ahora nuestro discurso. El temor principal viene ahora de fuera, de los fondos de inversión. Lo que están haciendo los mercados financieros es tratar de acaparar la alimentación, y ahí sobramos todos.

P. ¿Y por qué no es posible esa soberanía alimentaria?

R. Porque no se protege el tejido productivo. La Unión Europea debería cuidar la alimentación con un modelo social y territorial que es el que fija población. Esa soberanía alimentaria fue la filosofía con la que nació la Política Agraria Común (PAC) después de la II Guerra Mundial.

P. Ha dicho que EE UU es una bomba de relojería para la agricultura comunitaria, ¿por qué?

R. Lo estamos viendo con los aranceles a la aceituna de mesa, al aceite de oliva o al vino. Europa debería mirar hacia dentro y no tener esa dependencia exterior. Tenemos consumidores con poder adquisitivo que lo que demandan es calidad y seguridad alimentaria.

P. ¿Tiene el medio rural la consideración que se merece por los poderes públicos?

R. Se ha hecho un esfuerzo muy importante en la mejora de las infraestructuras, pero hace falta una buena planificación productiva para no tener pueblos vacíos. El sector agrario necesita rentas dignas, precios justos y que los trabajadores estén allí por convencimiento propio y bien remunerados. Eso se hace con inversión pública, lo demás son parches.

La inmigración no es la tabla de salvación, es mejor darle una vuelta al tema del empleo agrario para hacer el campo más atractivo"

P. ¿La falta de relevo generacional es el principal desafío del campo?

R. Absolutamente. Hace falta una mayor dimensión de las explotaciones para hacerlas más rentables, mayor estabilidad en los mercados y precios razonables. Ahora los jóvenes se ven obligados a hacer grandes inversiones y al final optan por abandonar.

P. ¿Puede ser la inmigración una tabla de salvación?

R. No creo. Es cierto que ahora hay una gran demanda de mano de obra porque nadie quiere quedarse en el campo, pero es mucho mejor darle una vuelta al tema del empleo agrario para hacer el campo más atractivo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ginés Donaire
Corresponsal de El PAIS en Jaén desde septiembre de 1999. También soy colaborador de la Agencia Efe y, desde 2021, responsable del medio digital 'Alma de Pueblos' sobre el Reto Demográfico y el medio rural. Especializado en la información agraria. Asociado del Colegio de Periodistas de Andalucía. Graduado en Derecho por la UNED.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_